Rubén de Marina: “Cuando entré en el Toni’s pensé, este es un bar de película de cine negro”

Foto: Paula Cermeño

Un lugar mítico de la noche de Vigo, que bien podría estar en cualquier ciudad del planeta

Por María Seráns

Charlamos con Carlos López Silveira (Charlie) y Rubén de Marina, protagonista junto a su hermano Eladio (Lalo) y director, respectivamente, del documental “Toni’s Club, Una Vida Nocturna”, que cuenta la historia de este mítico local en paralelo a la de la ciudad de Vigo a lo largo de más de medio siglo, y viene de estrenarse con gran éxito de público en los “Multicines Norte”.

Este documental supone la primera incursión en el largometraje del actor, dramaturgo y escritor Rubén de Marina, que ya había dirigido algún corto en el pasado.

Rubén, háblanos de las motivaciones detrás del proyecto, el momento en que pensaste “tengo que hacer esto” y el por qué.

Cuando iba al Tonis y veía a estas dos personas –Charlie y Lalo– que al mismo tiempo son personajes, me daba cuenta de que después de haber estado tantos años detrás de una barra, en diferentes locales, contaban las cosas con un cariño y una nostalgia poco habituales. Ellos no creen que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, sino que valoran cada momento vivido y cómo estos momentos, el cine, la literatura, la música, las conversaciones con la gente… han “moldeado” sus personalidades. Son personas capaces de poner en valor una conversación que tuvieron con alguien que pasó por el local hace años, incluso recordando las frases, lo cual no es habitual; sobre todo hoy en día, la gente ya no aprecia esas pequeñas cosas, por eso cuando les conocí pensé “me apetece contar la vida de estos dos hermanos, juntos, a través de una ciudad que es Vigo, pero podría ser cualquier otra”.

Aunque ya tenías una trayectoria como escritor, decidiste no contar esta historia en un libro, sino que iniciaste un proyecto audiovisual…

Es curioso porque tengo tres libros editados y, en el último “Amor y Ruinas”, Ed. Círculo Rojo, 2022 creé el personaje principal basándome en Charlie, le convertí en el dueño de un bar al que llaman Gérard Philipe, por el actor francés que triunfó en la década de los 40-50 del siglo pasado, y que a Charlie le gusta mucho. Luego, como al dueño de este bar, al igual que a Charlie, le gusta mucho el cine, a cada cliente “especial” que aparece le pone un nombre de cine, a uno Doctor Zhivago, a otro Rick, por Casablanca… podemos decir que eché mano de que tanto Charlie como Lalo, su hermano, han sido siempre personas inspiradoras para mi.

Siempre cuento, porque me parece muy atractivo, cómo fue para mi entrar allí, cómo me acogieron. Yo fui solo, hará como veinticuatro o veinticinco años, me pusieron una copa, empezamos a hablar de un montón de cosas y pensé “este es un bar de película de cine negro”. Además, esa luz roja que iluminaba el local es una fuente inagotable de historias, porque en un sitio así puede entrar cualquiera, en este sentido se parece a las urgencias de los hospitales –y creo que precisamente por eso las series que se hacen sobre hospitales siempre triunfan porque puede entrar cualquier tipo social, desde un vagabundo al más adinerado del lugar.

…Y entonces llegó este documental

La idea del documental la tenía en la cabeza desde hace 6 años o así y, poco a poco, les fui “tirando la caña” a ellos dos, a los que visitaba una vez por semana mínimo, tanto dentro del Tonis” como fuera, sobre todo en el caso de Lalo, que ya no iba tanto por el local; al final, afortunadamente para mi, accedieron.

Fui generando la idea internamente, pero también sabía que necesitaba apoyo logístico y bueno, no fue fácil, porque cuando planteas un proyecto de este tipo una historia sobre un local peculiar, con personajes peculiares-, casi siempre hay como un freno de mano, un “sí, pero…” y, en el caso de interesar, se considera como algo sin importancia, en clave de humor… un simple divertimento. Aunque mi idea no era hacer algo así pensé, bien, aprovechemos el hecho de que el proyecto interesa y comencemos, ya veré la manera de hacer algo más serio y por supuesto con cariño, cuidando la imagen tanto del local como de los protagonistas; al final, por suerte, cuando ya estaba todo filmado, apareció Martín Rodríguez Ayudante de Dirección y Edición que tiene mucha sensibilidad y entendió perfectamente mi idea, para darle la forma deseada.

Charlie, ¿Qué pensaste cuando Rubén te habló de su idea? ¿Era la primera vez que te proponían algo así?

No era la primera vez, hubo propuestas anteriores, pero nunca hice caso, yo soy un hombre muy mio, y lo que me proponían no me gustaba; con excepción de las apariciones en prensa, ya que tengo algunos amigos periodistas y el Tonis, por unas razones u otras, solía aparecer.

En cambio con Rubén no podía negarme a nada porque, aparte de ser amigo mío, ya en este caso como director, me parece “acojonante”. Es un gusto trabajar con él, te trata con tanto cariño, que ya “vas solo”.

Y una vez visto el resultado final, ¿te llevaste alguna sorpresa? ¿te gustó?

Sí, claro, la primera verme en una pantalla. Algo a lo que le doy mucha importancia es a la imagen que se da de mi, y Rubén lo hace tan bien, muestra tan cariñosamente todos los aspectos de mi vida, que me emocioné. Después el hecho de que el día del estreno estuviese toda aquella gente viendo el documentalque prácticamente todos habían sido clientes habituales del Tonis- sólo faltaba ponernos unas copas y la música de Raffaella Carrá para trasladar el local a la sala de cine.

Pero la mayor de todas fue ver las imágenes que Rubén había grabado cuando me acompañó a visitar a una mujer muy importante en mi vida, Dionisia, con la que compartí muchos años. La pobre tuvo un problema muy grave con su hijo, drogadicto, por el que se vino muy abajo, hasta acabar ingresada en un centro, donde yo siempre que puedo voy a visitarla. Nunca creí que estas imágenes fuesen a salir en el documental, por lo que me emocioné mucho, como siempre Rubén lo hizo muy bien, con mucha sensibilidad, es una pena que ella, por su estado, no pueda disfrutarlo, sería muy bonito si fuese posible.

El resultado final me gustó mucho, tanto por lo ya mencionado como por el hecho de que se vean los inicios del local, las décadas de los 60-70, cuando primeras figuras del teatro, al salir de actuar del García Barbón, venían allí a tomar sus copas, desde Arturo Fernández hasta creo recordar que una vez fue Celia Gámez, en el momento en que mi hermano Lalo estaba al frente del local; hay que recordar que por entonces, aquí en Vigo, una ciudad industrial, obrera, no había ningún otro local de ese estilo.

Me gusta especialmente cómo se hace un repaso por las distintas épocas por las que pasó el local, y cómo se reflejan los cambios sociales a través de ellas; por ejemplo, cuando yo me puse al frente del Tonis, tras la jubilación de mi hermano, la clientela venía

a tomarse una copa tranquila y charlar yo era casi un psicólogo escuché historias de todo tipo, contadas por personas de todas las clases sociales…en cambio en los últimos años, aunque seguía habiendo clientes, como Rubén, que buscaban los momentos más tranquilos, que les permitiesen charlar conmigo, en general la gente venía buscando fiesta.

Rubén, me consta que una de las cosas que más está gustando del documental, que provocaron que el “boca a boca” llevase a más espectadores de lo esperado a la sala de cine, es un enfoque más social de lo que la gente entre los que me incluyo, pues me sorprendió especialmente la mención al caso REACE espera de un proyecto de este tipo –sobre un local nocturno, sinónimo de fiesta con un punto “Kitsch” ¿siempre tuviste claro, en este sentido, lo que querías hacer?

Cuando hablaba con Martín, le decía que pensase que es habitual caer en los clichés sobre las cosas, que cuando dijéramos que teníamos un documental sobre el Tonis” todo el mundo iba a pensar “claro, esto será un reportaje de 45 minutos ellos hablando ahí de Raffaella Carrá y la fiesta y tal”… que podría ser, y los que lo vivimos lo disfrutaríamos; pero yo decía “es que eso ya está ahí” –en nuestra memoria, las fotos, las historias…- quería que esto le gustara a las personas que nunca fueron, que se preguntaran, joder,¿cómo no conocí este lugar y a estas dos personas? y eso creo que es lo que más hemos logrado, que el blico que nunca fue al Tonis” tuviese ganas de ver el documental, lo disfrutase y pusiese en valor tanto el local como a sus propietarios. Hablando de clichés, tengo una buena amiga italiana, Sara, que me decía “son dos personajes del sur de Italia, o italoamericanos, del Nueva York de los 70” ella hacía esta conexión porque tiene familia italoamericana, aunque al mismo tiempo me decía “pero sólo estéticamente, porque en este caso se trata de gente que está conectada con la cultura, que es capaz de contarte las cosas con educación, sus “looks” y sus vidas pueden ser parecidas, pero las inquietudes y la forma de contarlo no”.

Esto se aprecia especialmente, como apuntas, cuando cuentan cosas como los “tejemanejes” del caso “REACE”, dado que el plan del robo que dio origen a la trama se fraguó allí, en el propio local; a mi personalmente me encanta cómo Lalo cuenta que los implicados le pidieron que la canción “Monsieur Dupont” sonase durante toda la noche, es muy cinematográfico.

Y aunque a priori puede parecer que toda la ciudad, incluso quien sólo estuvo de paso, visitó el Tonis” te estoy hablando por ejemplo desde amigos con los que hice teatro en Madrid hasta gente que he conocido de Buenos Aires, Italia… tengo amigas aquí en Vigo que nunca habían ido, por ejemplo María, programadora de los Multicines Norte, que nos conoce a Martín y a mi, ella nos dijo que quería ver lo que habíamos hecho, y cuando lo hizo decidió que tenía que proyectarlo. Nos dijo “esto emociona mucho, a mi, que nunca he ido, me emocionó mucho”, entonces pensé, vale, parece que dimos en la tecla que queríamos.

Siempre tuve claro que este documental iba a atraer a cuatro tipos de espectadores: los que conocieron bien a Lalo y/o a Charlie, los clientes que -como yo- desarrollaron una relación cordial con ellos, los que eran cordiales por la noche pero no tanto de día, como contaba Chaplin en “Luces de la Ciudad” apunta Charlie siempre hay clientes que, cuando llega el día, no quieren que se les relacione contigo, con tu local, con la “nocturnidad”… y por último, los que disfrutaron del local pero no tuvieron ninguna relación con los dos hermanosentre los que se encuentra la que escribeque, creo que cuando vean el documental se van a arrepentir, porque no disfrutaron de la esencia del Tonis.

Además de los dos hermanos Silveira, protagonistas del documental, aparecen otros dos, digamos “personajes secundarios”, que Charlie escogiste ¿Por qué ellos?

Uno de ellos es un hombre que pasó mucho tiempo navegando, “Lautrec”, que ya de niños éramos muy amigos, y compartimos muchas vivencias en lo que era el “barrio chino”, porque yo tuve allí dos bares, y este amigo mío vivía allí, y venía de vez en cuando. El otro es Manolo, Manolo es mucho más joven que yo, pero desde la primera vez que pisó el local se convirtió en un incondicional, desde el minuto uno, no paró de venir y, como él también tiene un bar, yo empecé a hacerle visitas y… en fin, que nos tenemos un cariño, desarrollamos una confianza muy grande.

¿Qué le pareció al director?

Charlie decidió, cuando le dije que me gustaría que apareciesen un par de personas más, que fuesen ellos dos, y me pareció perfecto; aparte Manolo para refleja un poco… si Charlie hubiera tenido un hijo hostelero, sería como Manolo. Su local, el “Maispalá” otro mítico de la ciudad olívica , aunque diferente al “Tonis”, también es mega auténtico, a mi me parece una joya, y Manolo también tiene esta cosa de… trabaja a su ritmo, como Charlie, dejando claro “si vienes aquí con prisas, olvídate, si no te apetece esperar 15 minutos por la copa, pues te vas”… es el primer “furancho” de la ciudad.

Hablemos ahora de la elección de la música, muy importante en el documental, empezando por el hecho de que tanto Lalo como Charlie son grandes melómanos.

Decidisteis que, además de las intervenciones de los dos hermanos, tanto hablando de música como interpretando algunos temas –algo que hacían habitualmente en el local hubiese una especie de “intermedios” con Frans Banfield músico argentino afincado en Vigo desde hace años tocando la guitarra eléctrica.

El tema de la música lo dejamos un poco para para el final, queríamos que estuviera presente de alguna manera que dentro del Tonis, de un local así, siempre hay alguien que está tocando o suena música. Pensamos en Frans porque de alguna manera también refleja que a los músicos vigueses, los integrantes de bandas más o menos conocidas de la ciudad, les gustaba ir al Tonis después de ensayar, a seguir tocando y tomarse algo y en meterlo pues como él sale, tocando así como acordes de blues y tal, también como en homenaje a los cortes en que los dos hermanos aparecen cantando, a lo que ellos muchas veces hicieron allí dentro.

Para las canciones que abren y cierran el documental, escogiste a la artista Phoebe Violet, que, en su último álbum “Entre Cielo y Tierra”, del que se extraen las canciones escogidas, fusiona la música latinoamericana del siglo xx, en este caso el tango la canción con la que abre el documental es una versión del clásico de Gardel “Nostalgia” con otros estilos ¿tuviste esa “conexión Argentina” siempre presente?

Dándole una vuelta con Martín le dije, mira, tengo una “amiga desconocida” -que ahora se convirtió en simplemente amiga que es costarricense, aunque vive en Viena. Esta chica tiene una banda con varios músicos de la filarmónica de Viena, en la que ella toca el violín y canta; ella tiene varios discos y justo ahora está sacando uno nuevo, con una versión de “Nostalgia” que me encanta para el documental. Finalmente decidimos poner esta canción al principio y Martín y yo ya nos vimos como diciendo “si nos dice que es lo más”…y nos dijo que sí! Empezamos a contactar por internet y curiosamente me dijo

sabes que cuando grabé esta canción toda mi banda comentó ¿y esto para que lo quieres? Si no lo vamos a meter en ningún disco”…pero ella tenía obsesión con hacer ese tango y le encantó la idea de que lo incluyéramos en nuestro proyecto.

Entonces pensé, vamos a hacer círculos, es decir, círculos que abrimos y cerramos; por lo que decidimos abrir el documental cantando Phoebe, que también cierra con “Confusión”, y también hacemos el círculo con Frans, porque hace el primer corte y el último.

No es habitual que una artista internacional se preste a colaborar en un proyecto como este, con personas en principio desconocidas para ella.

Incluso se cogió un vuelo desde Viena para venir a verlo, lo pienso y me parece increíble, reaccionó tan bien! Dejarse llevar y decir “voy a confiar en este tío, a ver qué sale”, de repente me llama y dice “al estreno no voy a poder ir, pero voy a coger un vuelo y me voy a Madrid, luego de Madrid a Vigo, estoy un día ahí y, aunque al día siguiente me tengo que volver, quiero ver esto… y conocerte… y conocer a tu gente”. Realmente fue maravilloso porque vino, conoció a Charlie con el que se quedó encantada se emocionó, lloró, cantó por la noche en el “Maispalá”… Algo parecido nos pasó con Mabel del Pozo, que es amiga mía y actriz; ella nos puso la voz en off y, desde mi punto de vista, lo hace tan bien que te mete dentro de la historia. Todo fueron actos de generosidad, cuando haces algo así tiene que haber gente que crea en lo que estás haciendo y entienda por qué lo haces, cómo lo haces, qué quieres mostrar… yo todo esto se lo expliqué tanto a Phoebe, Mabel y Martín, como también a las dos chicas que me ayudaron en la producción, Susana Giráldez y Natalia Barciela, de Zircozine S.L.

A veces lo pasas mal con algún proyecto en el que, obviamente, no pasa esto, pero después, a veces, cuando sigues intentándolo, la vida te devuelve cosas con estos actos de generosidad de los que hablamos. Para fue un regalo, en serio ¿como agradecérselo? si no tiene precio. Esto es una locura, te das cuenta de que a veces por aquí le pides a alguien un tema y es como que tienes que ponerte de rodillas, yo qué sé… ya sabes cómo van estas cosas, por eso esto fue tan bonito. Yo digo que parte de las razones por las que el documental ha gustado, están en esos puntos de generosidad, que se transmiten, como ella allí presente viendo el pase, por supuesto la saqué al público y dije “esta mujer viene de Viena para ver esto”.

Luego me di cuenta de que hay gente aquí que la ha ido descubriendo gracias al documental, porque, a pesar de tener una gran calidad, no es muy conocida, lo que hace, incluso a nivel videoclip y tal, es muy arriesgado. Intenté mover su material el año pasado por los festivales y la verdad que yo no tuve suerte, pero estoy obsesionado porque en directo es impresionante; he visto que toca allí en Viena y bueno, en Alemania, en todos lados, en palacetes impresionantes… la he visto en cada sitio que digo, vamos, esto es un nivelazo, ya se sabe que en Viena el nivel de exigencia con la música es muy alto.

Volviendo a los “momentos musicales” de Lalo y Charlie ¿os costó mucho arrancaros a tocar y cantar para la cámara?

No, nada en absoluto, nosotros en el Tonis, con mi hermano, todas las noches hacíamos “el show”, él se ponía con la guitarra y los dos cantábamos. En la etapa de Lalo, cuando él estaba solo, ponía copas, cantaba… fue uno de los primeros locales de Vigo en los que se pudo ver cómo el propietario sacaba una guitarra y se ponía a cantar; cuando iba yo, pues le echaba una mano y ya no necesitábamos que viniese nadie a cantar.

En aquella época teníamos la mejor música que había, la música italiana, que era “el no va más”, la música francesa… Más adelante, los músicos de los grupos locales –y otra gente a la que le gustaba la música- que frecuentaban el Tonis, empezaron a quedar allí

después de ensayar y a pedirnos permiso para tocar y ¡claro que se lo dábamos! ¿cómo no?… surgía todo de un modo muy natural.

Rubén, mencionabas antes los festivales, ¿tenéis previsto que el documental se proyecte en alguno próximamente? ¿hay posibilidades de que aparezca en alguna plataforma?

Tengo pendientes un par de conversaciones con productoras para plantearlo, para que lo vean y, si de ahí pudiese surgir la posibilidad de enviarlo a alguna plataforma, perfecto, pero de momento no hay nada. lo mandamos a un montón de festivales, con Martín que me está echando una mano, pero será complicado al no tener distribuidora y productora, porque es un tema totalmente nuestro, casero. Estamos ahí con el “Edit” de Barcelona, a ver qué nos contestan, dicen que les gustó mucho el tráiler y sería un regalo, bueno, absoluto. También estamos pendientes de si podemos hacer un pase para otoño en Madrid, donde me están echando una mano para conseguir la sala puesto que hay un par de salas que pueden ser ideales para ello y bueno, tenemos muchas ganas. Madrid para sería guay, porque allí que tenemos la demanda de gente que quiere verlo, gente que venía aquí y conocen el local; además, me apetece mucho hacer un viaje con Charlie y Lalo a una ciudad en la que pongamos el documental, o a un festival, me parece que será como la guinda a todo el proyecto.

¿Algo más que os gustaría añadir?

Rubén Finalmente hay una característica en los pases que me gustaría resaltar, Martín que lo vio como unas cinco veces en el cine, constató que la gente ríe toda en las mismas partes y se emociona –se hace un silencio en la sala– también en los mismos momentos, algo que no es habitual, pues siempre hay alguien que, por ejemplo, ríe a destiempo. Yo creo que esto significa que al final logramos transmitir a todo el mundo lo que pretendíamos, la hermandad, la amistad, la gente que se queda por el camino…

Yo, que, como todos los que estamos aquí, he visto muchas pelis y series, siempre les digo a Charlie y a Lalo, en plan coña, que si apareciesen en alguna, serían de esos personajes que aguantan hasta el final y tienen frase propia, porque son una fuente inagotable de historias. Los veo como esos secundarios maravillosos del cine de los 6070, estarían presentes todo el rato para los protagonistas y, al final, diría el director, bueno ¿qué hacemos con ellos?… tendrían que protagonizar un “spin-off”.

Charlie Por mi parte, muy agradecido a la gente que vino porque estaba “todo el Tonis”- el público aplaudió e incluso hubo gente que repitió; en cambio aún hoy hay gente que me para por la calle para decirme “¿cómo no me avisaste?”, porque les gustaría haber ido a alguno de los pases y no pudieron.

Yo le digo a Rubén que podríamos hacer una segunda parte y hasta una tercera, porque sesenta años al frente de un local, pasando por todos los horarios de apertura posibles desde las mañanas para los desayunos, a las partida de póquer clandestinas a horas intempestivas primero mi hermano y luego yo, que decidí que sólo abriría de noche, dan para mucho y, sobre todo en la primera época, tras una posguerra, pasando luego por una dictadura, la transición… ahí hay muchas historias que contar.

Se el primero en comentar

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.