Reino Unido está tratando de evadir una investigación sobre los crímenes de guerra cometidos en Afganistán.
El parlamentario del Partido Nacional Escocés, Stewart McDonald, exigió al gobierno de Reino Unido que presente una legislación para rendir cuentas en las fuerzas armadas en respuesta a las acusaciones de asesinatos de civiles por parte de las fuerzas especiales británicas (SAS) en Afganistán.
Boris Johnson eludió los pedidos de una investigación al decir que el Parlamento no discute cuestiones relacionadas con las fuerzas especiales.
La contienda por el liderazgo conservador reduce aún más la posibilidad de una investigación independiente, como exigen desde el Partido Nacional Escocés y desde el laborismo, incluido el ex oficial del ejército Dan Jarvis.
El conservador Tom Tugendhat no ve la necesidad de una investigación y considera que se puede confiar en el Ministerio de Defensa para «resolver» este asunto.
El escándalo saltó a la opinión pública tras la emisión de un documental de la BBC que mostró pruebas de oficiales de las fuerzas especiales cometiendo crímenes de guerra en Afganistán.
En la pieza audiovisual se muestran 54 presuntos asesinatos cometidos por una unidad del SAS durante el periodo de un año de ocupación en el país asiático. El documental sugiere que la escala de asesinatos de civiles por parte de las tropas puede haber sido mucho mayor.
En este sentido, el gobierno se esfuerza en brindar impunidad a las fuerzas armadas. El año pasado elaboró una legislación que dificulta el enjuiciamiento de soldados por delitos cometidos en el extranjero.
El documental de la BBC muestra la barbarie que comporta el despliegue de tropas británicas en países foráneos. Un legado de terror y derramamiento de sangre durante dos décadas de ocupación.
NR | Morning Star
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