Por Eme de Mister
Ayer Pablo Iglesias, líder de Podemos, ofreció al PSOE formar un gobierno progresista y de izquierdas con las principales fuerzas del cambio, en el que él sería Vicepresidente y, presumiblemente, Alberto Garzón ministro de Economía. El resto de partidos, como era de esperar, han puesto el grito en el cielo ante semejante osadía, tachando la propuesta de meras “ansias de poder” y recordándonos, una vez más, que lo que está en juego es España y no los españoles. ¡¿Cómo se atreve Podemos a proponer un gobierno de coalición?! tan sólo ha pasado un mes desde que las urnas nos dieron el mandato claro de diálogo, entendimiento y consenso, ¡¿a dónde vas, prepotente?!, parecían gritar al unísono mientras Eduardo Madina pedía respeto ante lo que considera un intento de humillación. Felipe González, haciendo gala una vez más de su intrínseca soberbia, nos alertaba de que pactar con el diablo es peligroso y nunca es gratis; y Albert Rivera, más cerca de una mueblería en traspaso que de su amado cambio (in)sensato, criticaba la iniciativa en modo cinismo por ser una rifa de sillones. Irónico teniendo en cuenta que Ciudadanos no ha parado de repetir que no aceptarían un gobierno ni un pacto que incluya a Podemos y a los que quieren romper España. Lo de ser la cuarta fuerza más votada pues ya tal…
Sinceramente es algo que el PSOE jamás reconocerá que le pilló por sorpresa, nadie se esperaba que Pablo Iglesias golpeara en el estómago del PSOE y del resto de partidos con tanta comodidad y seguridad hasta dejarlos sin aire. Es tal la sorpresa que se han llevado, no hay más que ver la expresión desencajada de Pedro Sánchez y las declaraciones apresuradas de PP y Ciudadanos en un predecible esfuerzo por satanizar lo que no deja de ser una propuesta de gobierno de cambio social, que pulsar el botón del pánico y activar a fondo el ala mediática es la única carta que les queda.
El miedo como ideología (y argumentario) político
Hace gracia la ligereza con la que tiran de ideología catastrofista para redirigir el miedo y defender el ideario liberal. Lo que nos dicen, a modo de advertencia, es que los desahucios, el paro, la precariedad laboral, la corrupción imperante y galopante y que no deja de sorprendernos día a día, la movilidad exterior forzada, el endeudamiento casi al 100% del PIB, la pobreza y sus consecuencias, etc, etc, etc, son en realidad problemas anécdoticos y que debemos situarlos en un segundo plano, pues hay un problema mayor y de carácter absolutamente más urgente: España se rompe y lo demás no importa. Ese “demás” somos nosotros y nuestras necesidades.
El mensaje es claro: Tenéis que tener miedo. Cada vez que nos hablan de Venezuela nos exigen que tengamos miedo al cambio. Cada vez que nos hablan de Grecia nos exigen que tengamos miedo al cambio. Cada vez que nos hablan de elecciones nos exigen que tengamos miedo al cambio. No nos exigen pensar, nos lo prohíben, nos exigen sentir. Por eso no es de extrañar las semanas que llevamos de “exclusivas” con falsos informes, falsas premisas, datos inventados y/o tergiversados, viajes “secretos” a actos de conocimiento público y la edición del sonido de una grabación para que la voz suene temblorosa, al igual que no será de extrañar la campaña mediática que se le viene encima a Podemos y al resto de fuerzas del cambio por semejante despropósito de proponer un posible gobierno de cambio social en España que beneficie a la mayoría, porque el mensaje es claro y el contrapunto tácito aún más: a lo único que no debemos tener miedo es a tener mucho más miedo.
La hoja de ruta la tienen establecida desde hace dos años, golpes frontales constantes usando métodos sumamente cuestionables, tácticas de acoso y derribo en un ímprobo esfuerzo por fagocitar a todo lo que huela a morado o sea sospechoso de oler a morado. Todo eso continuará, subirán la potencia con la que taladran la mente de la población sembrando pequeñas bombas de mentiras para los más dóciles y cambiarán la microcirugía por una lobotomía para aquellos que a día de hoy se niegan a que les dicten que pensar, sentir y opinar. No os extrañe si esta noche Inda escupe bilis o si mañana Losantos termina asesinando a alguien con su escopeta.
El ilusorio desastre como única vía para evitar el desastre real
Si bien unas nuevas elecciones demostrarían en parte la posibilidad de tener una clase política poco dialogante, también es cierto que demostraría lo reservada que es esa misma clase política. No tendría que suponer un fracaso, sino más bien una solución ante la más que probable ingobernabilidad de quien constituya el próximo ejecutivo. A PP y Ciudadanos no les interesa un gobierno de cambio social, son partidos que no dudarán en hacer una oposición feroz aún contradiciendo los intereses de la mayoría social si se llegara a formar un gobierno de izquierdas. Esos mismos partidos son los que no paran de repetirnos que las opciones son estabilidad o caos, donde estabilidad son ellos y caos todos los demás. Y no dudan en utilizar cualquier medio para conseguir sus objetivos.
Pero no nos confundamos ni entremos en pánico, o no dejemos que nos confundan y asusten. Lo que Iglesias ha hecho ofreciendo al PSOE formar gobierno, es poner sobre la mesa (como bien plasmó Ekaizer en un tuit) que si el PSOE dice finalmente que no, sea el mismo PSOE el responsable de que siga el PP gobernando o de que haya nuevas elecciones. Es un movimiento bastante bien jugado, es básicamente un jaque mate en toda regla y que responde al inmovilismo y sectarismo que hasta ayer mostraban las otras tres formaciones. Él sabe que el PSOE no dirá que sí de forma apresurada e incondicional, sabe que Pedro Sánchez está haciendo tiempo hasta el próximo 30 de este mes y que seguramente acabe diciendo que NO. NO a formar gobierno con ellos y NO al PP en el gobierno. Muchas cosas tendrían que cambiar para que acepte o para que se abstenga facilitando un gobierno del PP. Y que Mariano Rajoy haya declinado la propuesta del Rey de someterse a la investidura se antoja complicado para ser suficiente, lo que deja como único escenario posible unas nuevas elecciones, que es de lo que todos hablaban (y asumían como inevitable) mientras jugaban al pactómetro haciendo tiempo para ver quién pinchaba primero.
En definitiva, que Podemos tiene al PSOE entre la espada y la alcachofa (esa que dicen que es una rosa). Nada más. No estamos frente al anteproyecto de ruptura y repartición de España cual comida frente a adolescentes después de los yerbajos, lo único que ha pasado es que Podemos ha conseguido situar al PSOE en la tesitura que lleva meses buscando: O mueres colateralmente o te suicidas. Todo lo que quieran contarte aludiendo a otras latitudes o a un pasado tergiversado a su conveniencia no es más que propaganda.
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