¿Quién golpeó primero? Lo que la ciencia dice sobre la riada de la Rambla de Poyo del 29 de octubre

Mientras el president Carlos Mazón improvisaba declaraciones y buscaba culpables en la geografía, un grupo de expertos trabajaba con rigor para responder una pregunta clave: ¿quién golpeó primero?

Por Isabel Ginés | 8/05/2025

Mientras Mazón busca culpables fáciles, los datos revelan una tragedia compleja con múltiples responsables hidrológicos.

El 29 de octubre de 2024, una riada devastadora arrasó el área metropolitana de Valencia. En menos de una hora, el agua inundó polígonos industriales, barrios residenciales, centros comerciales y vías de comunicación clave. Las explicaciones políticas llegaron rápido: todo fue culpa de la Rambla de Poyo. Pero mientras el president Carlos Mazón improvisaba declaraciones y buscaba culpables en la geografía, un grupo de expertos trabajaba con rigor para responder una pregunta clave: ¿quién golpeó primero?

La Rambla de Poyo arrastra una reputación de peligrosidad bien ganada. Es el colector final de una cuenca compleja que incluye afluentes como los barrancos de Horteta y Gallego. Y fue precisamente en su tramo final, a las puertas de Torrent, donde se rompió el aforo de control a las 18:55, tras registrar un caudal de 2.283 m³/s. Algunas estimaciones hablan incluso de picos de hasta 2.500 m³/s. Caso cerrado, dijeron algunos. Pero no.

Ni Horteta ni Gallego tienen aforos propios, lo que complica seguirles la pista. Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Valencia, AVAMET y AEMET han utilizado registros de lluvia, modelos hidrológicos y análisis de tiempos de concentración para reconstruir los hechos. Y la historia cambia.

La tormenta no tuvo un solo origen

Los datos revelan tres claves fundamentales: 1. El tramo bajo de Poyo, aguas abajo del aforo roto, aportó más agua que la parte alta. Entre las 16 y las 19 h, durante la segunda embestida de la tormenta, las lluvias en esta zona triplicaron las de la parte aforada. 2. El Horteta y el Gallego golpearon antes. Las precipitaciones más intensas comenzaron en sus cabeceras al menos una hora antes que en la de Poyo. Esto sugiere que estos barrancos menores fueron los primeros en saturar el sistema. 3. La crecida de Poyo fue el remate, no el origen. La parte alta de la rambla, que sí está monitorizada, tuvo dos picos temporales: a las 18 h y a las 20 h. El segundo coincidió con lluvias muy intensas en las cuencas de Chiva y Grande, lo que agravó la riada final.

Los expertos apuntan a dos hipótesis compatibles: o bien se sumaron los caudales de Horteta, Gallego y bajo Poyo en un momento crítico, o bien Horteta fue el primero en romper el equilibrio, seguido por Gallego y finalmente Poyo. En cualquier caso, lo que parece descartado es que la parte alta de la Rambla de Poyo, aquella tan estigmatizada, fuera la única responsable.

Los autores del estudio recomiendan ampliar urgentemente la red de aforos en las cuencas del Horteta y Gallego, revisar los protocolos de aviso temprano y adaptar las infraestructuras del llano al comportamiento real de la cuenca, no a los mitos. Además, subrayan la necesidad de contrastar los modelos hidrológicos con datos reales, pese a los fallos sufridos en muchas estaciones automáticas durante el episodio.

La advertencia es clara: si seguimos confiando más en los titulares que en los datos, la próxima riada no nos cogerá por sorpresa, pero sí igual de indefensos.

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