El tercero de los capítulos de la serie ‘Punto final: Memoria de la Transición 1969-82’ cuenta uno de los episodios más traumáticos de la Transición: el asesinato de los abogados laboralistas del despacho de la calle de Atocha.
Por Angelo Nero | 3/11/2024
“Punto final: Memoria de la Transición 1969-82”, es el título de la ambiciosa serie documental que realizó el colectivo londinense de videoactivismo, creado por Shaun Dey, Reel News, en la que puso el foco en esa etapa de la historia reciente de España, que fortaleció los cimientos -que ya habían echando en los cuarenta años de dictadura- de lo que sería ese régimen del 78, en el que, pese a la impugnación de una parte de la izquierda, seguimos estando. Transición modélica para unos, para los defensores del papel de la monarquía y de políticos que se acostaron franquistas, como Adolfo Suarez, Martín Villa y Fraga Iribarne, y se levantaron demócratas. Entre 2012 y 2018, el equipo de Reel News recorrió la geografía del reino, para recoger los testimonios de luchadores antifranquistas, y de los familiares de las víctimas de la violencia policial y de las bandas paramilitares de extrema derecha que, en muchos casos, actuaban a las ordenes de las cloacas del estado.
El tercero de los capítulos de la serie, que cierra el viaje que el equipo londinense hizo a Madrid, comienza con uno de los episodios más traumáticos de la Transición, y uno, si no el que más, que causo mayor movilización de repulsa y la condena (casi) unánime de todas las fuerzas políticas de entonces: el asesinato de los abogados laboralistas del despacho de la calle de Atocha. Un atentado cometido por un comando de extrema derecha, en el que fueron asesinados a sangre fría los abogados Enrique Valdelvira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz y Francisco Javier Sauquillo, el estudiante de Derecho Serafín Holgado y al administrativo Ángel Rodríguez Leal. Cuatro personas más fueron heridas de gravedad, una de ellas, la abogada Lola González Ruiz, que había sido pareja de Enrique Ruano, asesinado por la policía en 1969, sufrió doblemente en aquel despacho de Atocha, aquella noche del 24 de enero de 1977, herida gravemente en la cabeza por las balas fascistas, pero sin perder la conciencia, para ver como se le escapaba la vida a su marido, Francisco Javier Sauquillo. Lola González Ruiz, que murió en 2015, recordó la terrible matanza de Atocha, delante de las cámaras de Reel News, en la compañía de su amiga Margot Ruano, hermana de su primera pareja, con el que militaba en el FLP, Enrique Ruano.
Los autores materiales de la Matanza de Atocha fueron detenidos pocos días después. Fernando Lerdo de Tejada, en espera de juicio, aprovechó un permiso penitenciario y se fugó. José Fernández Cerrá y a Carlos García Juliá, fueron condenados a 193 años de prisión cada uno, el primero fue puesto en libertad 15 cumpliendo solo 15 años de cárcel, y el segundo se fugó también a los 14 años, cuando se le concedió la libertad provisional.
Este capítulo de “Punto final: Memoria de la Transición”, continúa con los testimonios alrededor de otro asesinato protagonizado por la extrema derecha, el del joven comunista Andrés García Fernández, que el 29 de abril de 1979, saliendo del cine con unos amigos, fue atacado por un grupo de ultraderechistas, José Luis Martínez Merino le dio 12 puñaladas, 2 de ellas mortales, en el corazón, con un machete militar, mientras Federico Baudín Pichardo sujetaba a Andrés. Los dos, militantes del Frente de la Juventud, fueron condenados a ocho años de prisión por homicidio, con el atenuante de ser menores de edad.
En el documental se recogen los testimonios de Javier García y Manuel Hita, hermano y amigo del joven asesinado en 1979. “Eran bandas paramilitares, de hecho iban a las manis, cuando todavía no eran legales, iban ellos allí a pegar, delante de la policía, de los grises, en aquella época, en el 76-77, y les permitían que hicieran lo que les daba la gana,” señala Manuel, y Javier le apunta, “yo recuerdo todavía en elecciones, en pegadas de carteles, el tener que estar un grupo de nosotros vigilando, el que no vinieran las bandas fascistas, mientras que los otros compañeros se dedicaban a pegar carteles. Siempre existía una amenaza constante de estas bandas.”
La tercera parte de este capítulo está dedicado a la muerte de Yolanda González, una joven militante del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), que el el 1 de febrero de 1980, por orden del jefe de seguridad de la formación ultraderechista Fuerza Nueva, Ignacio Abad, fue secuestrada en su domicilio por Emilio Hellín y el policía nacional Juan Carlos Rodas que la llevaron a un descampado y la asesinaron. Tenía 19 años, y era sobrina del escritor Camilo José Cela. El documental recoge los testimonios de Mar Noguerol, compañera de piso de Yolanda; de su novio, Alex Arizcun; Enrique del Olmo, secretario general del PST; y Luis de Andrés.
“Ella estaba muy involucrada en la lucha estudiantil. Era una luchadora. Entonces era una época muy convulsa, en el estado español, a mí me recuerda mucho a la época actual, con la diferencia de que era un momento político en el que todavía estábamos saliendo del régimen fascista, y que había muchos elementos actuando por su cuenta, y muy directamente ligados al aparato del estado.” Recuerda ante las cámaras del equipo londinense Mar Noguerol.
La última parte del documental es una entrevista al hispanista británico Paul Preston, que ha centrado sus trabajos en la Segunda República y la Guerra Civil, aunque sus estudios también han llegado hasta la Transición. Preston ofreció algunas claves para entender este periodo: “Durante los años del franquismo hubo una especie de lavado de cerebro del país, sustentado en este régimen de terror, en este régimen de plomo, con un control férreo de los medios de comunicación y del sistema educativo, gestionado por la iglesia católica, todo ello creo lo que se conoce como el franquismo sociológico, gente que a lo largo de 35 o 40 años acabó convencida de que Franco tenía razón, de que el régimen era bueno para España, lo que evidentemente no era cierto. (…) Y al final, cuando Franco se pasaba sus últimos años viendo TV, que era su principal hobby, dedicó sus últimos años a hacer planes de futuro, que aseguraran la pervivencia del régimen tras su muerte, y para hacer esto posible el régimen reclutó al joven príncipe Juan Carlos…”
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