Los 6 de Zaragoza: un (intento de) castigo ejemplarizante

Ante la reciente condena a cuatro años y nueve meses de prisión a cuatro de los seis antifascistas de Zaragoza por el Tribunal Supremo, recuperamos la entrevista que realizamos en NR en enero de 2022 a uno de los jóvenes condenados.

Por Abel Aparicio 

El 17 de Enero de 2019 el auditorio de Zaragoza acogió un mitin de VOX de cara a las elecciones municipales y autonómicas que se celebraron en mayo de ese año. A las puertas del auditorio el movimiento antifascista de la capital aragonesa convocó una concentración en repulsa del mitin bajo el lema “Contra el fascismo de Vox”. Unos 200 jóvenes se acercaron al llamamiento que finalizó con duras cargas policiales y con la detención de seis personas en los bares cercanos a la universidad.

Ese fue el inicio de un proceso judicial que llega hasta nuestros días, después de que la condena dictada contra los seis detenidos por la Audiencia Provincial de Zaragoza fuese aumentada por el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA). En Nueva Revolución creemos que es necesario difundir que el juez del caso, Carlos Lasala Albasini, en los años 90 se hizo conocido por el maltrato contra los insumisos que se negaban a hacer el servicio militar; que su padre Carlos Lasala Perruca ejerció de juez durante el régimen franquista desde 1959, fue presidente de la Audiencia Provincial de Zaragoza durante el franquismo y lo siguió siendo en democracia; que su tío Ángel Lasala Perruca participó en la guerra civil en el bando fascista y llegó a ser Teniente Coronel, además un importante escritor carlista.

Para conocer esta larga travesía desde sus inicios hasta hoy hablamos con uno de los condenados, Francisco Javier A.V., conocido como Javitxu, que en el momento de la detención tenía 21 años.

En enero de 2019 acudes junto a otras personas a una manifestación en repulsa al fascismo de VOX. Acaba la misma y después de varias cargas policiales, eres detenido en un bar de tu ciudad. ¿Qué sentiste en ese momento?

Yo estaba en la barra tomando un café con leche. Me giré al sentir alboroto y vi como detenían a tres chavales más o menos de mi edad. No sé si fue por mirar de forma extraña o qué paso, pero el policía se acercó a mí y me preguntó: ¿tú estuviste al principio de la manifestación en Parque grande? Le dije que sí y en ese mismo momento me detuvo. Estaba extrañado por el hecho de la arbitrariedad de la detención. No sabía que la policía podría entrar en un bar y detener a cuatro chavales sin orden judicial ni nada similar. Como digo, nos cogieron a cuatro de forma casi aleatoria. Uno de los seis ni si quiera participó en la manifestación, simplemente pasaba por ahí, conocía a uno que sí, hablaron algo y ya está.

En total estuvimos detenidos veinticinco horas. Al principio nos llevaron a un calabozo, luego a otro sitio, cada vez en vehículos con mayor seguridad, hasta que al final íbamos en un vehículo escoltado por dos patrullas. En ese momento un compañero nos comentó: ya no vemos la luz del día, nos aplican la antiterrorista. Respondiendo a tu pregunta, sentí extrañeza e incertidumbre.

Durante el juicio no hubo ni una sola prueba que no fueran los propios testimonios de la policía que pudieran inculparos. Posteriormente aparecieron unas imágenes grabadas por una de las cámaras de la Universidad de Zaragoza en la que no se distingue con claridad a las personas que allí aparecen. ¿Creíais que esa prueba sería definitiva para inclinar la balanza a vuestro favor?

Nos enteramos de la existencia de esas grabaciones en pleno juicio. Mi defensa pidió la paralización del juicio para hacer un peritaje de las imágenes añadiendo que no se puede culpar a los acusados solo por las declaraciones de la policía.

El juicio se paraliza y proyectan las imágenes en  una pantalla. Al ser borrosas el juez dice que no se admite como prueba, pero lo que pedía la defensa era que se hiciera un peritaje serio. Pagamos de nuestros bolsillos a una persona que hiciese un buen peritaje. En el trabajo, que no fue nada barato, se dictamina que no somos nosotros los que estamos inmersos en esos altercados, pero no se tiene en cuenta. Insisto, lo pagamos de nuestros bolsillos, no fue nada barato y se ignoró. Este recurso lo elevamos al TSJA, pero este lo rechaza. El argumento fue que la prueba no era necesaria porque con las palabras de la policía era suficiente y que eran grabaciones confusas.

Posteriormente el TSJA endurece la condena. A los seis años de cárcel los magistrados añaden otro año por un delito de lesiones más 2.880 € y a los dos menores un año de libertad vigilada y una multa que pasó de 14.000 € 15.000 € ¿Crees que esto es un aviso a navegantes como el que se dio en Altsasu o como el que se le dio a Alfon en Vallecas?

Yo no lo tengo muy claro. A nivel local hicimos bastantes actos como por ejemplo conciertos, carteles, difusión en redes sociales etc. Quizá fue un aviso para decir, quedaros tranquilos, callados, que os irá mejor.

El caso pasará al Tribunal Supremo y de ahí puede llegar a Estrasburgo. ¿Eres optimista?

Sí, soy optimista. Soy inocente, tengo claro que soy inocente y tengo una prueba muy clara de que soy inocente. Espero que esto no llegue a Estrasburgo, ya que una persona inocente podría ser culpada de algo que no ha hecho. Algo muy peligroso para la democracia.

¿Qué secuelas, tanto individuales como colectivas, te está dejando este caso?

A nivel individual estoy teniendo tratamiento psicológico. Sufrí una depresión muy fuerte al ver la respuesta del TSJA. No salía de casa, no cogía el teléfono, no me quería relacionarme con nadie que no fuese mi familia. Incluso llegué a pensar que era culpable.

A nivel colectivo he sufrido mobbing, frases como tú eres un rojo de mierda y otra por el estilo que no quiero reproducir. Luego están los amigos que te creen y amigos que te dejan de lado. La sensación de que me puedo llegar a quedar solo, sin apoyos. Con tu pareja haces planes, como mudarte a otra ciudad, irte a vivir juntos a otra casa más grande y es cuando piensas, ¿para qué voy a hacer planes si no sé qué va a pasar?, Tu madre o tu abuela intentan disimilar, pero sabes lo que están pasando. Esto afecta a todos los niveles de la vida de una persona.

Dicen que de toda experiencia, por muy traumática que esta sea, se aprende algo. ¿Qué piensas sobre eso?

Sí. Recientemente empecé a estudiar derecho en la UNED para conocer las leyes que existen y que permiten el encarcelamiento. No sabía que la policía tenía el principio de veracidad. En EEUU, por ejemplo, está el principio de sospecha. Estoy constantemente aprendiendo. Soy una persona muy curiosa y me gusta saber por qué me pasa lo que me pasa. En Barcelona a trece chavales les pedían ciento diez años de cárcel por una huelga estudiantil en 2017. Ves muchos casos similares y te preocupas de la salud democrática de tu país.

Vuestro caso llegó al Parlamento Europeo. Tu padre, Francisco Aijón Ponzán, representante de la Plataforma de Padres y Madres por la Absolución de los Seis de Zaragoza estuvo allí invitado por el eurodiputado de Anticapitalistas, Miguel Urbán. ¿Qué os trasmitió?

Para empezar, la sensación general de varios eurodiputados de que España no es Polonia. Si nuestro caso se hubiese producido en Polonia la declaración institucional del Parlamento Europeo no se hubiese hecho esperar. A nivel europeo no es alto común. Es cierto que hay casos similares en otros países, pero la situación de España les preocupa bastante, ya que no solo pasa en el ámbito antifascista, si no que llega a muchos niveles de la sociedad civil.

La semana pasada en la sala Clara Campoamor del Congreso de los Diputados se organizó una jornada sobre vuestro caso (numerito de VOX mediante). ¿Cuáles fueron tus conclusiones?

Para empezar que no estamos solos. No solo nos está pasando a los “radicales antifascistas”, por ejemplo estuvo Vicky Rosell, conocida por sufrir una conspiración que terminó con la condena del juez Salvador Alba. También estuvieron víctimas de otros casos que están pasando por procesos muy parecidos; sectores de la sociedad civil como los periodistas Miquel Ramos o Ana Pardo de Vera y finalmente policías, guardias civiles y jueces que nos dieron su apoyo. Para nosotros supuso un rayo de Esperanza. A partir de esa jornada, el apoyo en RRSS  y las muestras de apoyo son bestiales.

Pero por otra parte está la preocupación. Hay una serie de personas dentro de las instituciones que creen que las estas son suyas. Cuando alguien dice algo que no está dentro de su margen, se cree con el derecho a boicotearlo.

La lección que pueden tomar de esto las personas jóvenes (o mayores) es que es mejor no manifestarse, no quejase, no denunciar las injusticias. ¿Qué les dirías?

Desde los quince años tengo conciencia política. Aquí hubo protestas por Gamonal y me identificaron, en manifestaciones estudiantiles y lo mismo. El mensaje es ese, no te manifiestes. Puedo entender que la difusión de mi caso pueda dar miedo, en primer lugar porque yo puedo ser el primero en tenerlo. Pero lejos de esto, tanto yo como mi familia nos ha activado políticamente más que nunca, como por ejemplo a mi abuela, que está más pendiente que nunca de todas las reivindicaciones sociales. Lo que nos está ocurriendo me hace pensar que si esta represión existe es que a mucha gente le da miedo que salgamos a la calle a hacer política.

Mira, algo que tengo muy claro es que no me arrepiento de nada. Si VOX vuelve a venir a dar un mitin a Zaragoza volvería a manifestarme de forma pacífica. No he dejado de ir a manifestaciones ni de hacer política, ya que si tu no la haces, otros la harán por ti y no a tu favor.

Tenemos que movilizarnos, la solidaridad es la mejor arma que tenemos. Estamos viendo lo que está pasando en Cádiz. La represión no va a parar. Mi caso puede sentar precedente y puede crear jurisprudencia. O nos juntamos o mañana te puede pasar a ti, a tu hijo, a tu prima, a tu vecina. Puede ocurrir en manifestaciones por la sanidad pública, por la educación pública, por los derechos laborales, por lo que sea. Reitero mucho esto, si mi caso acaba con una derrota judicial, sienta un precedente, si acaba con una victoria judicial, sienta otro precedente.

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