En Argentina se generó en aquella época un intenso debate sobre la cuestión social entre las clases poderosas, a través de algunas políticas de ámbito social, seguramente más por un deseo de frenar al movimiento obrero que por una voluntad sincera de justicia
Por Eduardo Montagut
La represión del movimiento obrero en Argentina se incrementó considerablemente bajo la presidencia de José Figueroa Alcorta. La policía bonaerense se empleó con dureza en la manifestación del primero de mayo de 1909, con once muertos y un centenar de heridos. Pero también se reprimió a los obreros en el sepelio del día posterior. Fue el momento de la conocida como Semana Roja (recordemos que, en ese mismo año, pero en verano, se produjo la Semana Trágica en Barcelona). En esa represión la figura clave fue el jefe de Policía de Buenos Aires, Ramón L. Falcón, un personaje que se distinguió por su dureza extrema contra el movimiento obrero, y que terminaría siendo asesinado ese mismo año, el 19 de noviembre, a manos de un jovencísimo anarquista ucraniano.
En Argentina se generó en aquella época un intenso debate sobre la cuestión social entre las clases poderosas, a través de algunas políticas de ámbito social, seguramente más por un deseo de frenar al movimiento obrero que por una voluntad sincera de justicia. En este sentido, la propia Iglesia apostaba por el desarrollo del sindicalismo católico. Pero la represión no se aflojó.
Poco antes de las celebraciones para el centenario del país, en 1910, las centrales obreras proclamaron la huelga general. Como respuesta, el Gobierno decretó el estado de sitio, con centenares de detenciones, cierre de periódicos obreros, y se promulgó la Ley de Defensa Social de 27 de mayo de ese año, que prohibía la entrada en Argentina de los extranjeros que hubiera sido condenados por delitos comunes, los anarquistas y personas que defendiesen el ataque con fuerza o violencia contra funcionarios públicos, gobiernos en general o contra instituciones de la sociedad. Pero, además, la Ley establecía la prohibición de toda asociación o reunión de personas que tuviera por objeto la propagación de las doctrinas anarquistas o la preparación e instigación a cometer hechos reprimidos por las leyes argentinas, procediéndose a su disolución. La Ley sirvió como instrumento represivo muy eficaz contra los anarquistas o contra quienes fueran considerados como tales. En todo caso, en algunos de los festejos del centenario algunos grupos anarquistas atentaron contra las fuerzas de seguridad, con el consiguiente decreto de estado de sitio, por lo que el centenario del nacimiento de Argentina tuvo lugar sin el disfrute de todas las libertades individuales, y con un aumento tanto de la represión de las fuerzas de seguridad como de grupos activistas de la derecha.
En este artículo recordamos que el X Congreso de la UGT, celebrado en Madrid, en mayo de 1910, es decir un año justo después de la Semana Roja, y coincidiendo con la visita a España del expresidente Figueroa Alcorta, se aprobó una proposición por la que se afirmaba que se veía con profundo disgusto dicha visita, considerando al expresidente como un “émulo del zar de Rusia”. Además, se protestaba contra la Ley de Defensa Social, considerando que era una disposición bárbara, elaborada por “la clase explotadora” de la República Argentina. Por fin, se enviaba un fraternal saludo a todos los proletarios que en dicho país luchaban por el respeto de las libertades políticas y por la supresión del régimen capitalista.
La resolución de la UGT ha sido consultada en el número 1315 de El Socialista, de 26 de mayo de 1910.
Sobre la conflictividad social argentina: Schiller, Herman (2005). Momentos de luchas populares. Buenos Aires: Ediciones Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.
Villanueva, Ernesto; Massetti, Astor; Piva, Adrián; Borón, Atilio (2007). Movimientos sociales y acción colectiva en la Argentina de hoy. Buenos Aires: Prometeo Libros Editorial.
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