La sumisión de España al régimen marroquí: una traición al pueblo saharaui

España, en lugar de abogar por la justicia y la legalidad internacional, ha optado por alinearse con el ocupante, traicionando su obligación moral y jurídica.

Por Gabriela Rojas | 18/04/2025

En 2022, España dio un giro radical en su postura sobre el Sáhara Occidental, al respaldar de facto la ocupación marroquí de este territorio. Este cambio, liderado por el gobierno de Pedro Sánchez, no solo contradice la responsabilidad histórica de España como antigua potencia colonial, sino que también escupe sobre el derecho inalienable del pueblo saharaui a la autodeterminación, reconocido por la ONU. La decisión, tomada en el marco de una carta enviada por Sánchez al rey de Marruecos, Mohammed VI, representa una capitulación motivada por intereses económicos y geopolíticos en detrimento de los derechos humanos y la justicia internacional.

La responsabilidad histórica de España

España, como antigua potencia administradora del Sáhara Occidental hasta 1975, tiene una deuda histórica con el pueblo saharaui. La descolonización incompleta, sellada con los infames Acuerdos de Madrid, dejó al Sáhara Occidental en manos de Marruecos, en contra de las resoluciones de la ONU que exigían un referéndum de autodeterminación. Desde entonces, el pueblo saharaui ha enfrentado una ocupación brutal, marcada por violaciones sistemáticas de derechos humanos, desplazamientos forzados y la represión de cualquier voz disidente. España, en lugar de abogar por la justicia y la legalidad internacional, ha optado por alinearse con el ocupante, traicionando su obligación moral y jurídica.

El giro de 2022, cuando Sánchez expresó su apoyo al plan de autonomía marroquí como la «base más seria, realista y creíble» para resolver el conflicto, marca un punto de inflexión vergonzoso. Esta postura no solo ignora el derecho del pueblo saharaui a decidir su futuro, sino que legitima la ocupación marroquí, violando el principio de autodeterminación consagrado en la Carta de las Naciones Unidas. Es un acto de cinismo político que prioriza los intereses económicos sobre la ética y el derecho.

La sumisión de Sánchez al régimen marroquí

El gobierno de Pedro Sánchez ha justificado este cambio como una forma de «normalizar» las relaciones con Marruecos, especialmente tras la crisis diplomática de 2021, cuando miles de migrantes fueron utilizados por Rabat como arma de presión en Ceuta. Sin embargo, esta «normalización» no es más que una rendición ante el chantaje de un régimen autoritario. Marruecos, bajo la monarquía de Mohammed VI, es un Estado que reprime a su propia población, encarcela a disidentes y mantiene un sistema de apartheid en el Sáhara Occidental ocupado. Apoyar su plan de autonomía equivale a blanquear la ocupación.

La motivación detrás de esta traición parece clara: los intereses económicos. Marruecos es un socio comercial clave para España, con acuerdos en sectores como la pesca, la agricultura y la energía. La monarquía marroquí, consciente de su influencia, ha utilizado su posición estratégica para presionar a España, y Sánchez ha cedido, sacrificando los derechos del pueblo saharaui en el altar de los negocios. Este afán por complacer a Rabat no solo es inmoral, sino también miope, ya que perpetúa un conflicto que desestabiliza la región y alimenta el sufrimiento humano.

Una postura que debe ser denunciada

El giro de España en el Sáhara Occidental es un acto de cobardía política y una traición al pueblo saharaui, que lleva medio siglo luchando por su libertad. La decisión de Sánchez de alinearse con Marruecos no solo perpetúa una injusticia histórica, sino que también debilita la credibilidad de España en el escenario internacional. ¿Cómo puede España abogar por el respeto al derecho internacional en otros contextos mientras respalda una ocupación ilegal?

Esta postura debe ser denunciada con firmeza en los foros internacionales, desde la ONU hasta la Unión Europea. Es imperativo que la comunidad internacional presione a España para que revierta su posición y retome su responsabilidad como garante del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. Organizaciones de derechos humanos, movimientos sociales y la ciudadanía deben alzar la voz contra esta ignominia, exigiendo que España priorice la justicia sobre los intereses económicos.

El giro de España en el Sáhara Occidental es una afrenta a la dignidad del pueblo saharaui y una abdicación de la responsabilidad histórica de España. El gobierno de Pedro Sánchez ha optado por arrodillarse ante el régimen marroquí, sacrificando los derechos humanos y la legalidad internacional en pos de beneficios económicos. Esta postura no solo es inmoral, sino también insostenible, ya que perpetúa un conflicto que clama justicia. Es hora de que España asuma su deuda con el Sáhara Occidental y defienda, de una vez por todas, el derecho del pueblo saharaui a decidir su futuro. La historia no absolverá a quienes eligen el silencio y la complicidad frente a la opresión.

1 Comment

  1. Impresentable. Pero qué se puede esperar de un individuo así. Vendería también a sus progenitores. La traición al Pueblo Saharaui es tremenda. Ya en 1975 los dejamos solos y casi 50 años después tenemos a este personaje, Sanchinflas, como máximo dirigente que solo se preocupa de si mismo.
    Disculpas Pueblo Saharaui, hay muchísimos mariachis que apoyan las decisiones totalmente hacia si, de éste individuo lamentable, patético y totalmente carente de vergüenza y dignidad.
    Lo siento mucho.

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