Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró de manera oficial la pandemia de coronavirus el pasado 11 de marzo de 2020, el impacto social y el coste humano han sido demoledores.
Por Oriol Sabata
Según datos recopilados hasta la fecha del 15 de mayo de 2020, se han contabilizado 4,6 millones de personas infectadas y 311.000 fallecidos en países de los cinco continentes [1]. Entre los países más golpeados por la enfermedad se encuentran Estados Unidos, Reino Unido, Italia, España, Rusia, Francia o Brasil.
Durante las primeras semanas de la pandemia, y ante el avance descontrolado de los contagios masivos entre la población, los gobiernos decidieron tomar severas medidas decretando el cierre de comercios e industria no esencial y mandando a confinar de manera obligatoria a la ciudadanía con el objetivo de frenar el contacto social y evitar así el colapso hospitalario.
En España, el Gobierno de Pedro Sánchez decretó el Estado de Alarma el 14 de marzo, que dio luz verde a la cuarentena en todo el territorio con tal de frenar la expansión del virus.
Cuarentena eficaz: el ejemplo chino
El primer país en tomar dicha decisión fue la República Popular China, donde se registró el primer brote importante de covid19 a nivel mundial. El Gobierno de Xi Jinping ordenó el 23 de enero de 2020 el aislamiento de la provincia de Wuhan con fuertes medidas de cuarentena y restricciones casi totales de desplazamientos.
El descenso de contagios y fallecimientos confirmaron que los dos meses y medio de cuarentena estricta en China fue una medida acertada para contener y controlar el virus. El pasado 8 de abril, tras varios días sin nuevos contagios autóctonos ni muertes, se levantó el aislamiento en Wuhan [2].
Desplome económico
Según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), la pandemia está causando un desplome sin precedentes de la economía mundial, que se calcula que en el cierre del año 2020 la caída del PIB global sea del 3 por ciento, mucho mayor que la crisis de 2009, en la que cayó un 1,7 por ciento según información del Banco Mundial [3].
En España, según un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), el PIB se hundió un 5,2 por ciento entre los meses de enero y marzo, lo que supone una caída sin precedentes en la historia reciente teniendo en cuenta que durante el primer trimestre de la crisis de 2009 la contracción fue de un 2,6 por ciento [4].
Crisis social
La pandemia no ha hecho más que agravar una ya delicada y precaria situación socio-económica de una clase trabajadora que antes del impacto del coronavirus se había visto afectada por la imposición de reformas laborales y medidas que han deteriorado aún más sus condiciones de vida. Por otro lado, las recetas de corte liberal dictadas por la Unión Europea y asumidas por el bipartidismo español han desindustrializado el país durante los últimos 40 años y lo han entregado al sector servicios, precisamente uno de los más golpeados actualmente por la emergencia sanitaria [5].
De hecho, según fuentes del Gobierno de España, casi 3,9 millones de trabajadores se han visto afectados por un Expediente de Regulación de Empleo (ERTE), lo que supone el 16 por ciento de la población activa. Un porcentaje importante de personas que ha visto mermados sus ingresos ya que el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) tan solo abona el 70 por ciento de la nómina [6]. A esto hay que añadir un colectivo todavía más vulnerable de unos 2 millones de personas que se estima que trabajan en negro en España y que por lo tanto ahora mismo no tienen acceso a ningún tipo de ayuda pública [7].
Colas de la pobreza
Esta grave situación está llevando precisamente a que en distintos barrios obreros se estén produciendo largas colas en bancos de alimentos para solicitar comida y productos de primera necesidad. El Banco de Alimentos de Madrid atendía en marzo a 150.000 personas y ahora ya son 190.000, lo que supone una subida del 30 por ciento [8]. En Barcelona, el Banc de Aliments advierte que la demanda de comida se ha incrementado en un 40 por ciento [9]. El patrón de los nuevos demandantes suele ser siempre el mismo: trabajaban en negro, han perdido el empleo o han visto recortados sus ingresos de manera importante y apenas tienen para asumir gastos.
Lo que viene
Las previsiones económicas de los propios organismos neoliberales como el Banco Mundial o el FMI no son nada alentadoras. Este último considera que nos encontramos ante la peor crisis desde el crack de 1929. Augura un desplome del PIB español del 8 por ciento en 2020 y una tasa de desempleo que puede alcanzar el 20 por ciento [10].
Frente a este oscuro horizonte la única salida para la clase trabajadora pasa por organizarse desde la base: en asambleas de barrio, en sindicatos en los centros de trabajo y en movimientos sociales que permitan articular las futuras movilizaciones que vendrán para hacer frente a una nueva re-composición de fuerzas del capitalismo por mantener su hegemonía.
Notas:
[2] https://www.eitb.eus/es/noticias/internacional/detalle/7119950/coronavirus-
covid19-china-wuhan-levanta-su-cuarentena-8-abril-2020/
[5] https://blog.funcas.es/la-desindustrializacion-de-espana-en-el-contexto-europeo/
[8] https://elpais.com/espana/madrid/2020-04-23/la-pobreza-inicia-su-escalada-
cada-dia-viene-gente-nueva-las-colas-son-larguisimas-para-pedir-comida.html
[9] https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20200514/miles-pobres-subitos-por-
el-coronavirus-desborban-los-bancos-de-alimentos-7959733
[10] https://www.rtve.es/noticias/20200414/economia-espanola-caera-8-este-ano-
segun-fmi-empeora-previsiones/2011974.shtml
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