La UE aprobó el 23 de septiembre de 2015 un plan de acciones prioritarias para responder a la crisis de refugiados. Este se basaba en medidas a medio y largo plazo, la principal era la reubicación de solicitantes en Italia y Grecia.
Fotografía de Mario Fornasari
Serbia, Eslovenia y Croacia solicitaron ayuda (mantas, chubasqueros, ambulancias o tiendas) por esa fecha, seis meses después la Unión Europea solo había enviado el 32% de las mantas solicitadas por los estados de tránsito. Grecia pidió 26 ambulancias y 100.000 kits de primera respuesta para garantizar la eficacia sanitaria, le concedieron 2.000 kits y ni una ambulancia. Sus centros de acogida se encuentran desbordados mientras voluntarios, ONG y el propio pueblo griego hacen lo imposible por ayudar.
Oxfam Intermón advirtió que el acuerdo de UE – Turquía significaría un mercadeo de personas a cambio de concesiones políticas, cumpliendo con la ley internacional pero violando su espíritu, y exigían que se garantizara la protección de los derechos humanos. Mientras el entonces presidente en funciones, Mariano Rajoy, aseguraba el 18 de marzo que se había logrado “un acuerdo razonable conforme a la legalidad” y que respondía “de forma eficaz al drama de los refugiados”. Acuerdo que, a su parecer, respetaba la resolución del Parlamento español de aceptar a un refugiado sirio por cada uno que fuera devuelto. Además, ya se daban en Grecia devoluciones en caliente de quienes venían desde Turquía. El 20 de marzo, durante las primeras catorce horas del primer día de la ejecución del pacto de la vergüenza, dos niñas y dos adultos murieron en el Egeo. Al mismo tiempo, los campos de Lesbos eran vaciados y en la frontera con Macedonia la policía golpeaba a los migrantes y les robaba sus enseres.
La decisión de la UE de cerrar la ruta de los Balcanes (Siria-Turquía-Grecia-Macedonia o Bulgaria-Serbia-Croacia-Eslovenia) sobre los derechos de las personas solo devolvía la responsabilidad a países como Turquía, que ya acogía a más de 2’5 millones de migrantes. La directora adjunta de Amnistía Internacional, Eva Suárez, dijo entonces que Turquía había demostrado que no era segura y que iba a ser muy difícil que los refugiados pudieran ejercer el derecho de asilo. El primer ministro turco aseguró que su objetivo era «desincentivar la inmigración ilegal y evitar la actividad de las mafias» Pero al cerrar una frontera, la gente seguiría buscando otras rutas y encontraría salidas más peligrosas: Libia, Egipto, Líbano, Chipre, Marruecos o Argelia. Las mafias se enriquecen con el tráfico y la trata, distintas ONG han pedido desde el principio del conflicto que se establezcan rutas seguras y legales, además de garantizar la protección y asistencia digna a los migrantes.
Es difícil blindar un continente
El comisario europeo de Migración, Asuntos de Interior y Ciudadanía, Avramopoulos, estuvo en Idomeni. Parecía que con su visita, y la de distintas celebridades y eurodiputados, iba a cambiar la situación pero solo logró estancarla aún más. Idomeni era una estación de trenes que se trasformó en un campamento pensado para 2.000 personas, este se amplió para 4.000 y en él sobrevivieron cerca de 10.500 de forma infrahumana y expuestos a todo tipo de enfermedades. Médicos Sin Fronteras tuvo que asistir a cientos de personas por palizas de la policía de Macedonia, que gaseó y cargó contra los refugiados en multitud de ocasiones, también les robaron sus objetos de valor y les golpearon al tratar de cruzar la frontera. Cuando la ruta de los Balcanes estaba abierta, sus equipos vieron muy poca violencia por parte de las autoridades pero esta iría aumentando según las personas estuvieron más desesperadas.
A principios de Semana Santa empezaron las movilizaciones forzosas hacia el puerto de Mitilene (Lesbos), los llevaban a Nea Kavala para deportarlos. Los trasladaron a los muelles de la parte continental: Skaramanga (astilleros junto al Pireo), Volos (centro de Grecia) y Kavala (cerca de Salónica). Desde allí fueron transferidos a centros de acogida preparados por las fuerzas armadas en Larisa (centro), Filipiada e Ioannina. Esta evacuación acelerada de las islas tenía como fin: “poder utilizar las instalaciones de acogida de las islas para las necesidades del procedimiento previsto en el acuerdo UE-Turquía”. Llegaban migrantes desde Moria, Kara Tepe y Mitilene en buses y con personal de ACNUR, sin el distintivo. A varios pakistaníes los sacaron de Moria arrastrándolos por los pies, ya no quedaba duda de que era un movimiento forzoso. Voluntarios ingleses tuiteaban: “Cientos de personas son llevadas desde Lesbos hasta Kavala, no les han explicado sus derechos legales, no hay ninguna oficina de asilo allí.”
«Es un éxodo de película» aseguraban varios voluntarios en el terreno
“Los llevan a centros de internamiento militares para que no vayan a Idomeni” aseguraba una trabajadora de SOSRefugiados. Esto no solo era éticamente vergonzoso sino ineficaz pues no se iban a dejar tratar como rebaño al que devuelven a un redil en guerra, crearían nuevas rutas. La migración dejó otros focos importantes: hubo 5.000 personas que nunca llegaron a la costa, el Mediterráneo se convirtió en un cementerio y se le empezó a llamar Mare Mortum. “Europa tiene un problema de identidad” aseguró el portavoz de la Subcomisión de Extranjería de la CGAE “Esta crisis ha demostrado que la UE no es tan unión como se creía. Alemania tuvo una postura loable diciendo que se debía cumplir el Convenio Internacional de Extranjería. La esencia de Europa es el Estado de derecho y acoger inmigrantes no es establecer una política de puertas abiertas sino un derecho que tienen los refugiados.” La mayoría de refugiados en Idomeni venían de Siria e Irak y se encontraban bloqueados del lado griego por la política migratoria de Macedonia.
Fotografía de Tim Lueddemann
Tres madres dieron a luz sobre Idomeni, el barrizal de la Unión Europea en Grecia
Sirios, afganos y pakistaníes eligieron esta ruta porque comunicaba países no incluidos en el Espacio de Schengen, aunque desde 2004 Macedonia pretende formar parte de la OTAN y la UE. La situación se tensó y el Gobierno macedonio llegó a tirar granadas y pelotas de goma que dejaron daños graves en una decena de niños. Los refugiados movieron un vagón de tren contra el bloqueo policial y la policía respondió con granadas y gas lacrimógeno, era la primera vez que lo hacían con tanta crudeza. Las toxinas afectaron a niños y familias que, lejos de la frontera, no participaban en la refriega. Los refugiados se defendieron con piedras y palos. También era la primera vez que las autoridades griegas atacaban, muchas tiendas empezaron a arder debido a la fusión de los gases con la tela. Ya se habían realizado 400 deportaciones.
24 de mayo – Desalojan Idomeni a golpe de excavadora
Según el medio griego Efsyntakton, el final del campamento comenzó con el desalojo de 850 refugiados, eran trasladados a Sindos (cerca de Tesalónica), Deberni (Peloponeso) y Kaloxori. Sobre las 12 de la noche la policía griega bloqueó el acceso a periodistas y voluntarios, los medios extranjeros no podían acceder desde la semana anterior y solo tenían acceso los medios públicos griegos y las ONG: MSF, Cruz Roja, Praxis, Arsis, Intervolve, SamaritansPurse, Oikopolis y Hot Food. A las 6 de la mañana 200 efectivos de la policía, vigilados por un helicóptero, obligaron a los refugiados a abandonar las tiendas donde habían vivido durante meses, la mayoría marchó pacíficamente porque tenían niños. A mediodía el Gobierno griego comunicó que 608 sirios y kurdos habían sido desalojados en 13 autobuses. Según La Vanguardia, quedaban cerca de 8.500 migrantes en el asentamiento. Cinco autobuses salieron del campamento cada hora con 45 personas cada uno, el destino era cualquiera de los casi 40 campos militares y/u oficiales construidos por nacionalidades en todo el país. Esta operación ya se había llevado a cabo en el Pireo, 5.000 personas tuvieron que desalojar los muelles pues ya había comenzado la temporada turística. Los campamentos adónde iban solo tenían 6.000 plazas libres, las cuentas no salían. En el de Oraiokastro (Tesalónica), por ejemplo, no mejoraría su situación.
España se comprometió ante la ONU que acogería a 17.680 refugiados sirios, en octubre solo había 481 migrantes en nuestro país. El Vaticano acogió a 22, durante varios meses fueron más personas de las que había acogido España,18. El pasado9 y 10 de diciembre la ciudad pontificia reunió a 80 alcaldes de las principales ciudades de Europa para hablar de la crisis de refugiados y, entre otros, asistieron los de Valencia, Madrid y Barcelona.
La BBC publicó en julio: “El drama de los 60.000 refugiados olvidados en Grecia” y es que, a fecha del 26 de diciembre, han llegado 62.784 refugiados al país. Con Idomeni, Gaza fue olvidada. Ahora con Alepo, Grecia quedó atrás. Incluso se han normalizado términos como espaldas mojadas (migrantes de México), patera (de África) o balseros (de Cuba). Siempre habrá un conflicto sobre el que colocar el foco.
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