Huelga de hambre en las prisiones turcas contra el régimen fascista del AKP.

Por Berfîn Çiya

Tras los consistentes muros de las prisiones de Turquía una huelga de hambre está siendo llevada a cabo por presas políticas. Esta huelga comenzó el pasado 27 de Noviembre y continúa hasta día de hoy, sumando ya más de 2 meses de resistencia. A través de esta iniciativa, que fue tomada por parte de presas del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurditán) y del PAJAK (Partido de las Mujeres Libres de Kurdistán), se reivindica el fin del aislamiento del líder político kurdo Abdullah Öcalan así como el fin de la violencia en las prisiones.

La figura de Abdullah Öcalan.

Abdullah Öcalan es un político kurdo nacido en 1949 en el Kurdistán del norte, ocupado por Turquía. Es uno de los fundadores del PKK, fundado en 1978, así como su Presidente. Es también líder del movimiento kurdo y su teórico principal, siendo el padre del Confederalismo Democrático, el cual es puesto en práctica en el norte y este de Siria a través de la Revolución de Rojava.

Öcalan, con su lucha política contra el chovinismo y por la democratización de la sociedad, pasó a ser considerado principal enemigo del Estado turco. Por ello, tras años de presiones se puso en marcha un complot internacional por parte del Turquía y otros países. El 15 de Febrero de 1999 el líder kurdo fue detenido en Kenia por los agentes del MIT (Organización Nacional de Inteligencia, servicios secretos tucos), en colaboración con la CIA y el Mossad, siendo posteriormente trasladado a Turquía. En ese mismo año fue condenado a pena de muerte por los tribunales turcos pero en el 2002 fue conmutada por cadena perpetua, siendo esto explicado por la ambición de Turquía de adherirse a la moderna Europa, en la cual la pena de muerte fue abolida en favor de los derechos humanos.

Desde entonces, es decir, desde hace casi ya 22 años, Abdullah Öcalan se encuentra encerrado en la isla-prisión de İmralı, la cual fue pensada especialmente para el político revolucionario kurdo, siendo así que este fue su único prisionero entre los años 1999-2009. Dentro de esta prisión tanto  Öcalan como los otros prisioneros son sometidos a un completo aislamiento, donde el contacto con familiares o abogados es sistemáticamente denegado.

Ante el contexto del aislamiento del líder kurdo y las condiciones a las que está sometido en la isla-prisión, así como debido a las violaciones de derechos de las presas políticas, estas tomaron la decisión de comenzar una huelga de hambre para romper con el aislamiento y las torturas dentro de las prisiones turcas, teniendo especial énfasis en la prisión de İmralı y en la situación de Öcalan. Esta huelga es de carácter rotativo, es decir, cada 5 días hay un grupo que toma el relevo para realizar el ayuno. A finales del 2020, según las declaraciones de los abogados, más de 2.500 habían sido ya partícipes de la huelga de hambre.

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Las condiciones en las prisiones turcas y represión a las presas.

Acompañando el inicio de la huelga las presas compartieron un comunicado a través del cual recordaron su motivación de luchar “hasta que el aislamiento de Abdullah Öcalan llegue a su fin y nuestro pueblo obtenga su libertad”. También recordaron las irregularidades que el líder kurdo sufre en la prisión de  İmralı, donde la administración entorpece continuamente su acceso a derechos básicos como es el caso de las reuniones abogado-cliente, así como hicieron un llamamiento al CPT (Comité para la Prevención de la Tortura) para que cumpla con sus responsabilidades. Finalizaron el comunicado haciendo un llamamiento a la solidaridad con su acción.

A lo largo del pasado año  las presas han explicado la represión que sufren en las prisiones, donde las condiciones nunca han sido fáciles, pero ahora, ante la pandemia, son aún más inhumanas. Sus derechos se han reducido aún más si es posible. Tal y como ellas mismas relataron: “todas las áreas comunes están cerradas, se prohíben los deportes, las clases, las visitas familiares y las actividades sociales”. La Turquía fascista del AKP (Partido de la Justicia y del Desarrollo, partido de extrema derecha en Turquía) está utilizando esta oportunidad para reprimir al máximo a las presas, manteniéndolas bajo el estado de alarma, a pesar que en el exterior de las prisiones este fuese ya levantado.

Desde el inicio de la pandemia no se permite la distribución de periódicos en las prisiones, así como las radios han sido retiradas. También han sido llevadas a cabo múltiples redadas donde los guardias han incautado pertenencias de las presas, tales como libros o escritos propios. Todo esto pasa sin ningún tipo de justificación legal, así como ante la ausencia de órdenes judiciales. Lo que deja entrever como las leyes dentro del Estado turco conceden un poder ilimitado a las autoridades, lo que ha implicado que las violaciones de los derechos de las personas dentro de las prisiones incrementasen.

A través de una llamada telefónica el preso Hüsnü Aşkan contó a su familia que hay reclusos que han dado positivo en  Covid-19, pero que pese a ello no han recibido ninguna atención médica. Sucede lo mismo con los presos que presentan otras dolencias, a los que no se les facilita tratamiento o asistencia.

En un informe presentado por la Federación Médica de Asociaciones Legales y Solidarias de Familias de Prisioneros (MED TUHAD-FED) fueron recogidas algunas de las medidas empleadas para endurecer el confinamiento, sometiendo así a las presas políticas a un castigo severo. Estas medidas pasan por la negación de atención a las presas, lo cual ha acarreado ya muertes; mala a aplicación o carencia de medidas preventivas de contagio, donde muchas veces los guardias hacen el recuento nocturnos sin mascarilla y guantes; en severas ocasiones se realizan registros al desnudo, como es el caso de  Penitenciaría Cerrada de Mujeres en Amed; otra de las violaciones es la falta de actividades sociales, lo cual atenta contra las normas básicas de la humanidad; por otra parte revistas y periódicos no son entregados sin orden judicial, así como la prensa en lengua kurda no es entregada puesto que muchas veces las prisiones no disponen de intérprete.

Desde el inicio de la huelga de hambre las presas participantes han visto la represión duplicada, a modo de amedrentamiento. A mediados del mes de Diciembre uno de los presos, durante una llamada a sus familiares, realizó una valoración de la huelga de hambre. La llamada fue grabada y difundida por sus familiares a través de un medio de comunicación kurdo, después de esto el preso fue sometido a un proceso de investigación. La posibilidad de establecer comunicaciones telefónicas fueron cortadas tras el intercambio de información con el exterior, donde también se relataban las violaciones de derechos a las que estaban siendo sometidas las prisioneras.

Así mismo, un grupo de presas escribió una carta en la que relataron las agresiones sufridas dentro de la prisión, hablando de la prohibición de establecer contacto alguno con el exterior y recibir noticias. Explicaron que hay muchas dificultades de enviar o recibir cartas, además del echo del aumento del precio de la tarifa de la prisión para enviarlas. Terminaron su mensaje con un llamamiento a la solidaridad: “Esperamos que seáis nuestra voz. Enviamos nuestros saludos y cariño»

Como otra forma de protesta, a principio de este año unas 78 presas, que también forman parte de la huelga de hambre, realizaron la solicitud de ser trasladadas a la isla-prisión de İmralı. Hasta el momento tal solicitud no ha tenido respuesta.

Muere un preso kurdo en huelga de hambre para pedir el fin del aislamiento de Ocalan

Comunicación con la prisión de İmralı y violación de los derechos humanos.

En un informe elaborado por el  Bufete de Abogados de Asrin, representantes legales de Abdullah Öcalan, fueron recogidos los contactos que la familia pudo establecer con el líder del pueblo kurdo en el año 2020. Siendo que el 3 de marzo tuvieron oportunidad de visitar la isla-prisión y el 27 de abril de acceder a una llamada telefónica. Cabe recordar que el 27 de febrero del 2020 el Ministro de Interior anunció que se estaba produciendo un gran incendio en İmralı, sin proporcionar información alguna de Öcalan o de los otros tres presos que se encuentran allí recluidos.

Desde finales del pasado Septiembre todas las solicitudes han sido rechazadas alegando una sanción disciplinaria, la cual está en parte fundamentada en la “hoja de ruta” que el lider kurdo presentó al Tribunal Europeo de Derechos Humanos en el año 2009.

En un informe presentado el año pasado, que es fruto de una visita realizada por el CPT a las prisiones turcas en el 2019, está recogido que:

“Todos los reclusos estuvieron en régimen de aislamiento la mayor parte del tiempo (es decir, 159 horas de las 168 horas semanales, incluidas las 24 horas diarias de los fines de semana). A juicio del Comité, ese estado de cosas no es aceptable. El CPT exhorta a las autoridades turcas a que adopten sin más demora medidas para que todos los reclusos que se encuentran en İmralı puedan salir a hacer ejercicio  juntos al aire libre, así como durante todas las demás actividades fuera de la celda.

El CPT insta a las autoridades turcas a que adopten las medidas necesarias para que todos los reclusos de la prisión İmralı puedan efectivamente, si así lo desean, recibir visitas de sus familiares y abogados. A tal fin, debería ponerse fin a la práctica de imponer una prohibición de las visitas familiares por motivos «disciplinarios»”.

Oleadas de solidaridad.

Durante todo este tiempo la solidaridad ha sacudido diferentes puntos del planeta, empezando por Oriente Medio, donde grupos de personas han mostrado su apoyo, llegando a establecer sus propias vigilias con grupos de ayuno. Ha sido el caso de ciudades como Kobanê, Hasekê, Qamișlo, Raqqa, Alepo. También en la región de Şengal se llevó a cabo una marcha en solidaridad con las presas y contra el aislamiento de Öcalan. En el campamento de refugiados de Maxmur, en el Kurdistán iraquí, también se está llevando a cabo una huelga de hambre rotatoria.

En el territorio gobernado por el Estado turco también se han presentado muestras de solidaridad: por parte del partido HDP (Partido Democrático de los Pueblos), por parte del Movimiento de Mujeres Libres (TJA), que realizaron una  declaración donde denunciaron las condiciones a las que son sometidas las personas presas y exigieron a las autoridades judiciales que satisfagan las demandas democráticas de los presos, y por parte de la población en las calles, siendo ejemplo las pintadas realizadas en Amed, donde apareció escrito “Bijî berxwedana” (¡Viva la resistencia!).

Así mismo el 7 de Enero prisioneros del MLKP (Partido Comunista Marxista-Leninista, perteneciente a la izquierda turca) mostraron su solidaridad llevando a cabo una huelga de hambre de 5 días. A través de un comunicado que anunciaba su acción las presas declararon: “creemos que triunfaremos sobre la opresión y las políticas de aislamiento del fascismo colonialista a través de una resistencia conjunta, y hacemos un llamado a nuestros pueblos para que presten apoyo a la resistencia en huelga de hambre en curso”.

En otros puntos, como es el ejemplo de Lavrio en Grecia, también se han llevado a cabo huelgas de hambre solidarias, acción liderada por Movimiento Juvenil Revolucionario TCŞ- Tevgera Ciwanen Şoreşger), el Movimiento de Mujeres Kurdas en Europa (Tevgera Jinen Kurdistan Europa) y Navende Çanda Kurdistan (Centro Cultural Kurdo). Se organizan en grupos de 8 personas. En su comunicado aseguraron que el aislamiento es un crimen contra la humanidad.

El Consejo co-presidencial del KCDK-E (Consejo de la Sociedad Democrática Kurda en Europa) hizo un llamamiento a los activistas para apoyar la huelga de hambre. Comenzaron el 11 de Enero con una sentada solidaria en Berlín, desde entonces no se han dejado de suceder las muestras de solidaridad.

Resistencia histórica.

Esta no es la primera vez que se realiza una acción de este tipo contra el aislamiento del líder kurdo. Hace menos de dos años desde la histórica huelga de hambre llevada a cabo por las presas, y otras activistas, que exigían la libertad de Öcalan.

La huelga que fue iniciada desde prisión por la política kurda Leyla Güven a finales del año 2018, tuvo la participación tanto de presas como de personas alrededor del mundo, llegando a sumar más de 3.000 participantes. Durante esta huelga varias personas perdieron la vida debido al deterioro de su salud, en combinación con las condiciones dentro de los centros penitenciarios turcos.

Tras 200 días de resistencia la huelga llegó a su fin con la victoria de las participantes. Gracias a las presiones ejercidas por la resistencia de las huelguistas y el apoyo recibido mundialmente, donde miles de personas alzaron la voz contra el aislamiento. La solidaridad de los pueblos con las huelguistas llegó a dejar la imagen de la activista Nora Cortiñas, Madre de la Plaza de Mayo, visitando a Leyla Güven en Amed. Después de casi 3 años sin tener la posibilidad de establecer contacto, el aislamiento se levantó y fue posible contactar con el líder kurdo temporalmente, ocurriendo esto hasta en 5 ocasiones.

Aquel año, las últimas palabras del líder kurdo fueron: “Si el Estado está listo, puede enviar a dos personas a la isla y podemos empezar las negociaciones (de paz). Estamos preparados para eso. Por otra parte, cualquiera puede hacer lo que quiera. No tengo miedo del Estado. Ellos me pueden ejecutar aquí, pero nunca tomarán posesión de mi voluntad”.

Vulneración de los derechos básicos y responsabilidad internacional.

Si una huelga de hambre está siendo llevada a cabo de nuevo desde dentro de las prisiones turcas es debido a que las autoridades no cumplieron con las demandas expuestas por las presas en la anterior huelga, donde el pueblo kurdo nuevamente ofreció tejer un camino democrático y pacífico, el cual fue rechazado por la Turquía de Erdoğan. El hecho de que las presas tengan que recurrir a este tipo de acciones para denunciar las violaciones de derechos humanos que sufren por parte de las instituciones y para visibilizar la arbitrariedad legal de la aplicación de normativas penitenciarias es una clara muestra de la terrible situación antidemocrática que atraviesa un país.

Por otro lado la pasividad con la que organizaciones internacionales como el CPT afrontan esta situación es lamentable. A pesar de ser conocedores de los casos de vulneración de derechos que se llevan a cabo en Turquía, los cuales han tenido lugar durante un largo intervalo de tiempo, se limitan a hacer meras exhortaciones en vez de actuar y aplicar protocolos internacionales para sancionar al régimen de Erdoğan.

Ante la falta de recursos institucionales para solventar esta situación, como es habitual, la solidaridad internacional es un factor clave en la lucha que las presas están llevando a cabo. Quedó demostrado en la última huelga, que recorrió todos los puntos del planeta, donde el régimen fascista del AKP tuvo que ceder.

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