Harry Dobson, brigadista galés

Por María Torres

Cerca de 2.500 voluntarios británicos se unieron a las filas de más de 35.000 hombres y mujeres de todos los rincones del mundo que llegaron a España para luchar contra el fascismo. Harry Dobson tuvo la mala fortuna de ser uno de los 526 brigadistas británicos que murieron.

Había nacido el 8 de septiembre de 1907 en la localidad galesa de Tonpandy, perteneciente al condado de Rhondda. Durante años trabajo en la mina de carbón de Blaenclydach en el  valle de Rhondda. Afiliado al Partido Comunista de Gran Bretaña, ejerció como sindicalista de la Federación de Mineros. Desde septiembre de 1931 a octubre de 1932 estudió en la Escuela Lenin de Moscú, compartiendo habitación con Bob Cooney, que más tarde sería comisario del Batallón Británico.

Por su activismo en contra de la Unión Británica de Fascistas de Tonypandy, acabó con sus huesos en la cárcel. Estando preso estalló la Guerra española y tomó la decisión de unirse al Batallón Británico. Para ello debía estar en libertad y poder llegar a España. En cuanto pudo, en mayo de 1937, se embarcó en Marsella con destino a Barcelona. Su barco fue torpedeado por un submarino italiano el 30 de mayo cuando se encontraba a dos millas de la costa de Barcelona, causando numerosas víctimas, pero Dobson consiguió llegar a tierra el 2 de junio de 1937 y unirse al Batallón Británico de la XV Brigada Internacional.

Sus primeros combates tuvieron lugar en Brunete, donde cayó herido. Una vez recuperado fue nombrado comisario político del Batallón. Luchó en Quinto, Belchite, Mediana y Huesca. En octubre de 1937 fue enviado a la Escuela de Formación de Oficiales de Tarazona y en enero de 1938 ascendido a sargento. Se reunió con su batallón y tomó parte en los combates de Gandesa y Ebro.

Atacando posiciones enemigas desde una colina de Gandesa denominada cima de la muerte, al tiempo que defendía a seis compañeros del fuego enemigo, se encontraba Harry Dobson el 27 de julio cuando fue alcanzado en el abdomen por la metralla de la 6ª bandera de la legión española. Junto a él fue herido otro brigadista, Morris Davies. Dobson insistió en que trasladaran a su compañero primero, pues solo había una camilla. El permaneció tendido en el campo de batalla gravemente herido durante un tiempo antes de poder ser rescatado y trasladado al hospital de la Cueva de Santa Lucía, una cavidad natural de grandes dimensiones habilitada en 1938 como hospital de campaña de las Brigadas Internacionales que combatían en la Batalla del Ebro. Este hospital cueva llegó a disponer de cien camas, tres quirófanos, seis equipos quirúrgicos móviles, ambulancia y vehículo de transporte.

A pesar de los intentos por salvarle la vida, -le extirparon el bazo y le transfundieron sangre- falleció agarrado a la mano de la enfermera Leah Manning un día después, el 28 de julio de 1938. Su cuerpo fue enterrado en una fosa común del cementerio municipal de La Bisbal de Falset. Años después, su amigo Alun Menai depositó sobre su tumba un puñado de carbón de las minas galesas del Valle de Rhondda.

Cuentan que era un hombre «tranquilo, sin pretensiones y un gran compañero»

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