Josefo Alcazo, víctima de los bateadores de la extrema derecha

Josefo y su hermana, Carmen Alcazo

Todo parece indicar que la pandilla de José Luis Alcazo, o Josefo, como era conocido por sus amigos, fue atacada por sus indumentarias, pantalones de campana, sandalias, barbas y melenas.

Por Angelo Nero

El 15 de septiembre de 1979 el diario madrileño El País, destacaba en su portada los siguientes titulares: “Los estatutos vasco y catalán, a referendúm el 25 de octubre”, “Incertidumbre sobre el resultado de las elecciones suecas”, y “España, el primer país que suscribe un comunicado con la OLP, Arafat abandona hoy Madrid”, y ya en un cuerpo inferior, en la parte baja de la portada: “Convocado un paro de cuatro horas en Renfe”, “Ofrecimiento negociador del Polisario a Marruecos”, “Prohibido un acto relacionado con la central de Trillo”, y, finalmente, “Joven muerto a palos en el Retiro Madrileño”. La búsqueda del encaje territorial de las naciones vasca y catalana, la normalidad democrática en los países nórdicos, Palestina, el Sahara, los conflictos laborales y la movilización anti-nuclear. Y, además, la amenaza del fascismo que, después de cuarenta años de impunidad, de violaciones, palizas, asesinatos, de expolio económico y de control social, se resistía a perder las calles, ante la llegada de una democracia que, aunque imperfecta, parecía estar llegando. En las páginas interiores del diario que fue (casi) portavoz oficioso de la Transición, generador para toda una generación de izquierdistas de salón, se ampliaba esta última noticia:

Matan a un joven a golpes en el Refiro cuando paseaba con otros amigos

“Un joven de veinticinco años de edad, José Luis Alcazo, natural de Huesca, murió ayer como consecuencia de la agresión perpetrada por un grupo de jóvenes que, sin mediar palabra, le atacaron a él y a otros cinco amigos cuando se encontraban paseando por el paseo de Coches del Retiro. La víctima resultó alcanzada por un golpe en la región parietal, que le originó traumatismo y derrame cerebral. Otros dos de sus compañeros, Luis Francisco Cantio y Jesús Oyamburu, resultaron con un codo fracturado el primero, y ambos, con múltiples contusiones. Según la versión facilitada por amigos de la víctima, a las 9.30, aproximadamente, de la noche del jueves los tres jóvenes citados, en compañía de dos chicas y otro chico más, caminaban algo separados unos de otros por el paseo de Coches del Retiro. Por sorpresa, como si aquello fuera una emboscada, al llegar cerca de unas matas del paseo, al menos seis o siete jóvenes se abalanzaron sobre los dos primeros, esgrimiendo bates de béisbol, cadenas y porras, sin que previamente hubiera habido avisos, amenazas o algún cruce de palabras. Varios de los atacados pudieron huir, incluso Luis Francisco Cantio, ya con el codo roto; pero los demás no tuvieron demasiadas oportunidades de defenderse, y José Luis Alcazo cayó al suelo por los golpes recibidos.

Los agresores desaparecieron después rápidamente. La víctima murió mientras era trasladada a la Ciudad Sanitaria Provincial en una ambulancia. José Luis Cantio fue atendido también allí, mientras que Jesús Oyamburu recibía una cura de urgencia en el hospital del Niño Jesús.

Aunque por la rapidez del ataque no se cuenta con una descripción detallada de los agresores, las declaraciones indican que parecían tener una edad entre dieciocho y veinte años, y que iban vestidos de la forma que se suele calificar como correcta. Por el tipo de armas empleadas y otros detalles, los agredidos sacaron la conclusión de que podían estar vinculados a la extrema derecha.

Fuentes cercanas a la víctima manifestaron a EL PAÍS su indignación por las noticias facilitadas por Radio Nacional, que atribuye la muerte a una pelea entre bandas. Al contrario, aseguraron que ninguno de ellos pertenece a grupos políticos ni están relacionados con sectores de la delincuencia común, José Luis Alcazo era licenciado en Historia, al igual que otros dos de sus compañeros, y pensaba regresar a Huesca dentro de unos días.”

Todo parece indicar que la pandilla de José Luis Alcazo, o Josefo, como era conocido por sus amigos, fue atacada por sus indumentarias, pantalones de campana, sandalias, barbas y melenas, mientras que los agresores, tal y como indicaba el artículo de El País: “iban vestidos de la forma que se suele calificar como correcta”, por lo que no era de extrañar que otros medios, en un primer momento, apuntaran al asesinato a una pelea de bandas, algo habitual en muchos crímenes de la ultraderecha, que han querido camuflar con esa excusa -sin ir más lejos, con el asesinato de Guillem Agulló o el de Carlos Palomino- a pesar de que Josefo, de 25 años, ni tan siquiera tenía ninguna militancia política, era un simple estudiante de Historia en la Universidad Autónoma de Madrid, que estaba accidentalmente en la capital, ya que había vuelto con su familia para buscar las notas y hacer la mudanza del piso que habitaba durante el curso.

Entre su pandilla, aquel día, estaban Marisol de Mateo, Jesús Oyamburu, Luciano Sánchez Mariela Quiñones y Luis Canicio, que también sufrieron, en distinta medida, la agresión que causó la muerte de Josefo. Parece que todo fue muy rápido, y que estaba planificado, al anochecer, mientras paseaban por el Retiro, un grupo de jóvenes salieron de los setos armados con palos y bates, y comenzaron a atacar al grupo de amigos. Según recoge un artículo de El Diario.es, escrito por Lucía Seral, en el 40 aniversario de los hechos:

“Atacaron primero a Luis y a Jesús”, recuerda Mariela Quiñones. “Les dieron por la espalda, con lo cual no vieron a los agresores para defenderse. A Luis le abrieron la cabeza y quedó inconsciente en el suelo”. Fue entonces cuando José Luis se lanzó a defender a sus amigos. “Josefo se remangó, y cuando lo hizo se fueron a por él todos”, explica Quiñones. Intentó quitarle el bate a uno de ellos y luego echó a correr. Se topó con una valla metálica. Con ella tropezó y, ya en el suelo, la emprendieron con él. Hasta que, tras un golpe en el cráneo con un bate, dejó de moverse.”

Los Bateadores

Varios días después del ataque, el 27 de septiembre, el diario El País volvía a dar noticias sobre los sucesos en los que Josefo había perdido la vida:

Siete «ultras», detenidos por el asesinato de un joven

“Fuentes oficiosas reconocieron ayer la detención de siete jóvenes presuntamente implicados en la muerte de José Luis Alcazo, apaleado el jueves de la pasada semana en el Retiro por un grupo de jóvenes de extrema derecha. En medios policiales existe la creencia de que los detenidos han pertenecido a Fuerza Nueva, aunque otras fuentes los califican de «incontrolados», no adscritos a partido alguno. A todos ellos les ha sido aplicada la ley Antiterrorista, por lo que pueden estar sometidos a interrogatorio hasta diez días sin comunicación con el exterior. Según los primeros datos recogidos, el primer arrestado fue Francisco Gutiérrez, apodado el Guti, que fue interrogado el martes y, posteriormente, puesto en libertad. El arresto se produjo en un bar denominado El Pireo, situado cerca del paseo de María Cristina, próximo a las casas de militares existentes en esta zona. El Guti ya estuvo implicado en el asalto a la facultad de Derecho, ocurrido a comienzos de año. Las siguientes investigaciones permitieron a la policía descubrir los objetos utilizados como armas en la agresión: cadenas, porras y dos bates de béisbol en los que estaba escrita la inscripción «Viva el fascismo».

El miércoles por la mañana se detuvo a cinco componentes del grupo agresor, que parece que actuaba como una banda dedicada a implantar su particular concepto del orden en el Retiro y otras zonas de Madrid. Se ha confirmado que tanto los cinco detenidos el miércoles como otros dos jóvenes que habían sido arrestados en la madrugada de ayer son hijos de mandos militares.

Parece que el grupo se denominaba a sí mismo como los bateadores, dato apoyado por la aparición de una pintada cerca del Retiro, en la que figuran dos bates de béisbol cruzados y la citada leyenda, Los siete detenidos frecuentaban la zona y personas también habituales del Retiro han reconocido la posibilidad de que hubieran participado en el crimen, dada su ideología y forma de comportamiento habitual.

En la tarde de ayer, la Jefatura Superior de Policía no facilitó aún la identidad de los detenidos. Estos están siendo interrogados todavía y no se ha determinado quién es el autor material de la muerte de José Luis Alcazo ni los diversos grados de responsabilidad en los hechos de cada uno. Continúan, por otra parte, las investigaciones policiales, que podrían dar lugar a alguna nueva detención. Sólo se pudo confirmar que Francisco Gutiérrez no figuraba entre los detenidos.

La elección de la víctima debió hacerse en base a la indumentaria de los jóvenes agredidos, más informal y representativa del sector mayoritariamente joven denominado como «pasota». En el momento de la agresión, José Luis Alcazo y sus compañeros vestían vaqueros, pelo largo, barba en algunos casos, lo que debió ser motivo suficiente para considerarlos gente a expulsar del Retiro por los agresores. José Luis Alcazo no fue uno de los agredidos en primer lugar. Acompañaba a una de las chicas, y acudió en ayuda de sus amigos. Recibió el palo en la cabeza y varios más cuando se encontraba caído en el suelo.”

“Los Bateadores” como les gustaba llamarse la banda de ultraderecha que asesinó a Josefo, querían limpiar el centro de Madrid de “gamberros, drogadictos, navajeros y homosexuales”, se veían a si mismo como “justicieros”, y varios de ellos habían militado en Fuerza Joven, la rama juvenil de Fuerza Nueva, y los diez participantes en el ataque fueron identificados, tal como señalaba la información de El Diario.es: “José Miguel Fernández Marín, Emeterio Iglesias Sánchez, Miguel Cebrián Carbonell, Gabriel Rodríguez Medina, los hermanos Ángel Luis y José Antonio Nieto García, Fernando Pita da Veiga Corral (sobrino del ministro de la Marina que dimitió cuando Suárez legalizó el PCE) y Eduardo Limiñana San Juan, responsable intelectual y autor confeso del golpe letal. Los otros dos restantes eran menores: Pablo Calderón Fornos, de 14 años y el tercero de los hermanos Nieto García, José María, de 15. Eran hijos de militares de alto rango que vivían en las colonias del Ejército del entorno del Retiro. Se habían constituido como “Sección Especial” (S.E. grabaron en sus bates) y decidieron atacar a la pandilla de Josefo “por llevar pelo largo y barba”. En julio de 1980 todos estaban en libertad bajo fianza.

También en el artículo firmado por Lucía Seral se pone de manifiesto como los sectores más oscuros del estado se apresuraron a defender a los jóvenes ultraderechistas: “Entre los abogados defensores, un jovencísimo Marcos García Montes para los dos hermanos García Nieto. Y sobre todo, Gerardo Quintana y Ángel López-Montero, cofundador del partido de extrema derecha Solidaridad Española. Ambos eran conocidos por haber defendido a Antonio Tejero en el juicio por su intento de golpe de Estado. Gerardo Quintana alabó el valor de los agresores en su acción violenta, alegando que “estaban realizando una acción altruista que llevaba en sí un grave riesgo, incluso físico, para los procesados”.

El 27 de noviembre de 1983 ocho de ellos fueron condenados por la Audiencia Provincial de Madrid, Eduardo Limiñana San Juan y Ángel Luis Nieto García a once y catorce años de prisión, respectivamente, por homicidio y lesiones; a Miguel Cebrián, a seis meses también por homicidio; a José Antonio Nieto García a tres años por lesiones; y a Gabriel Rodríguez Medina a diez años por homicidio, y dos años por lesiones graves, aunque como estaba diagnosticado por una enfermedad mental fue reducido a una pena de seis meses. Fernando Pita da Veiga Corral, Emeterio Iglesias Sánchez, y José Miguel Fernández Marín fueron condenados a penas de seis meses de prisión por lesiones. Pablo Calderón y José María Nieto, al no cumplir la edad penal no fueron juzgados.

El líder del grupo, Eduardo Limiñana, no pasó más de dos años en prisión, tras lo cual se incorporó al servicio militar en Ceuta. Jose Antonio Nieto no cumplió tampoco ni la mitad de la pena. Pablo Calderón, que no fue juzgado entonces por el ataque del Retiro, fue condenado a 22 años en Tailandia por tráfico de heroína.

En 2001, tras una larga lucha de su familia, José Luis Alcazo fue considerado víctima del terrorismo. En Albero Bajo, el pequeño pueblo de Huesca donde nació, se abrió, en 1981, el Club Josefo, un local social que recuerda la memoria del joven asesinado por la extrema derecha.

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