Etiopía, pese a los llamamientos a la paz, la guerra continua

A mediados del mes pasado, el ejército de Etiopía volvía a bombardear la sufrida región de Tigray, iniciando una ofensiva a gran escala, golpeando no solo objetivos militares, sino también infraestructuras civiles y áreas residenciales

Por Angelo Nero

Pese a los llamamientos de la comunidad internacional, la diplomacia parece incapaz de abrir paso a la paz en Etiopía, y lejos de entrar en vías de resolución, los numerosos conflictos que sacuden a este país del Cuerno de África, el segundo más poblado del continente, parecen recrudecerse.

A mediados del mes pasado, el ejército de Etiopía volvía a bombardear la sufrida región de Tigray, iniciando una ofensiva a gran escala, golpeando no solo objetivos militares, sino también infraestructuras civiles y áreas residenciales. Hasta el Alto Representante para Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, se vio obligado a condenar los ataques cuando estos alcanzaron una guardería en la capital tigriña, Mekelle, que “ensombrecen terriblemente el compromiso asumido por el Gobierno de Etiopía de entablar negociaciones de paz y se suman a las numerosas violaciones del Derecho Humanitario en Tigray”.

Al bombardeo sobre la guardería de Mekelle, le ha seguido el de un hospital, también en la capital tigriña, que el portavoz del Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF), Getachew Reda ha señalado como intencionado: “Abiy Ahmed, haciendo lo que mejor sabe hacer: matar niños y civiles inocentes”, a la vez que a señalado el envío de decenas de tropas a Eritrea, para “conseguir todo el apoyo que pueda para llevar a cabo su diseñado genocidio contra la gente de Tigray”.

La internacionalización del conflicto es una de las mayores amenazas para una región altamente volátil, y a las denuncias por parte de los tigriños de la implicación de Eritrea, que ha llamado a la movilización de sus reservistas, en el conflicto que les enfrenta con el ejército federal, se suma la acusación por parte del gobierno etíope de que los rebeldes están apoyados por Sudán. A finales de agosto Adís Abeba confirmó que sus fuerzas armadas habían derribado un avión sudanés, que llevaba armas, presuntamente, al TPLF.

El grupo rebelde denunció, asimismo, que la aerolínea estatal etíope Ethiopian Airlines está utilizando sus aeronaves para el transporte de material militar para reforzar la ofensiva sobre Tigray.

A pesar de la buena disposición del TPLF para iniciar un proceso de paz, liderado por la Unión Africana, que comenzaría con la firma de un alto el fuego, los bombardeos de la fuerza aérea etíope continúan, así como la ofensiva terrestre combinada de los ejércitos etíope y eritreo, con las fuerzas de la milicia Amhara y Fano sobre el territorio de Tigré.

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