Ilustración de Iñaki y Frenchy
No, el Feminismo no es un cajón desastre donde cabe todo. No, el Feminismo no es solo sinónimo de Igualdad entre mujeres y hombres. No, el Feminismo no quiere sólo la libertad para las mujeres y que tengan los mismos derechos que los hombres. No, no existen los “Feminismos”, ni existe semejante cosa como el “Feminismo Liberal”. No, el Feminismo no es algo que puedas coger, despedazar, quedarte sólo con lo que te gusta, y/o transformarlo en lo que a ti te va bien para “venderlo” o poder digerirlo a tu gusto. El Feminismo no es algo “cómodo”, fácil de entender, no es comercial, no es un slogan en una camiseta “guay”, ni es lo que cada persona quiere que sea, o buenamente interpreta.
El Feminismo, es incómodo, no es comercial, no es “vendible”, no es modificable ni elástico, no está hecho para que tu vida sea fácil y que puedas seguir haciendo de tu capa un sallo mientras se te llena la boca diciendo “Soy feminista”, en aras de tu libertad individual.
El Feminismo aparte de tener que estudiarlo, entenderlo, e interiorizarlo para poder opinar con propiedad; has de llevarlo a la práctica, y eso amigas y amigos míos, no es fácil.
Primero porque cuando empiezas a estudiarlo, a leer a las grandes teóricas y referentes, y te sumerges en los textos que durante 300 años han sido editados, dentro de ti se empiezan a mover cosas. A veces te enfadas con lo que estás leyendo, otras no entiendes nada, otras te ves reflejada de tal manera que te sientes “desnuda”; incluso llega un punto en que te das cuenta que has vivido toda tu vida, hasta ese momento, en una especie de “matrix” donde creías que ya vivías en una sociedad libre e igualitaria totalmente, pero va a ser que no.
Es como una catarsis, un renacer a una nueva manera de ver, entender y vivir tu vida y la realidad que te rodea. Es lo que las feministas llamamos “ponerse las gafas moradas”. Una vez te las pones, empiezas a ver de verdad como es el mundo para las mujeres. Todo ello hace que tus esquemas mentales, ideas, ideales, creencias y pensamientos que dabas por ciertos, caigan porque comienzas a cuestionarte todo, desde tus recuerdos, tus vivencias, tus relaciones personales con los hombres y otras mujeres, así como tu manera de ver el mundo y de relacionarte con él en los diferentes planos: social, laboral, familiar, íntimo, e incluso la forma en la que te relacionas contigo misma cambia.
Es en este momento cuando tu vida se complica porque entras en discusión con amigas, amigos, familia, y personas de tu entorno que te empiezan a ver como una amargada, una mujer enfadada con el mundo, que ve machismo y machistas por doquier, y para quien todo es patriarcal; hasta te dicen que estás “obsesionada”, y que tu vocabulario ha cambiado porque te has vuelto machacona con el lenguaje inclusivo y esas “tonterías” feministas. Tus amigos varones te dicen cosas como: “No serás una de esas feminazis, ¿verdad?”.
Es un proceso que no todo el mundo, ni todas las mujeres están preparadas o pueden fácilmente hacer
Si eres feminista tu círculo social se verá reducido, tus relaciones familiares cambiarán, las relaciones con los hombres también serán diferentes porque ahora ya sabes ver los indicios que harán saltar tus alarmas; películas, música, los libros que antes adorabas ahora ya los ves con una mirada mucho más crítica y hasta algunas cosas darás de lado porque ya no van contigo y porque sabes que consumirlas es alimentar al “monstruo del Patriarcado”.
Por eso decir “soy feminista” no es un slogan. Ser feminista es algo mucho más profundo, es un proceso que no todo el mundo, ni todas las mujeres están preparadas o pueden fácilmente hacer. Suponer que por ser mujer ya eres feminista es erróneo. Yo conozco hombres más concienciados con el Feminismo que amigas mías.
El Feminismo es una corriente filosófica, una sociología y una política diferente a cualquier otra. El pensamiento feminista propone una organización social totalmente nueva, es una política que nada tiene que ver con las políticas que rigen el mundo; tiene una ética propia, unas creencias y una forma de entender la vida y las relaciones humanas, así como la manera de relacionarnos en nuestro entorno, que no se parece a nada al orden mundial que ha gobernado el mundo desde hace miles de años.
El Feminismo sería como darle totalmente la vuelta al mundo que tenemos hoy, mejorándolo sustancialmente, donde todo iría más allá de la Igualdad, ya que se pondría en valor una palabra a menudo olvidada: la Equidad. No hay Igualdad sin Equidad.
El Feminismo es anticapitalista, republicano, abolicionista del género, es antirracista, es laico, ecologista, animalista y está en contra de cualquier tipo de mercantilización de las personas, y con ello lucha contra la prostitución, los vientres de alquiler y la pornografía. Las feministas no queremos “la Igualdad” si esa “Igualdad” está basada en conseguir los privilegios que el Patriarcado da a los hombres. Nosotras queremos que no existan los privilegios de unas personas sobre otras por razón de sexo, raza, orientación sexual o creencias.
Yo siempre pongo este ejemplo: Dos más dos son cuatro, no son seis.
A mí que no me gustan las Matemáticas, y soy nula para los números; quiero que dos más dos sean seis, pero, aunque mi opinión sea respetable, no es cierta, ni es válida. Porque las Matemáticas son lo que son, sus leyes, teoremas, etc. están ahí y no se pueden cambiar a mi antojo porque es una ciencia empírica y jamás en la vida, dos más dos serán seis.
Con el Feminismo sucede lo mismo. Pues sin ser una ciencia como tal, sí que es una corriente de pensamiento ampliamente dotada de conocimiento y de estudios empíricos sobre el género y las vivencias de las mujeres, que durante 300 años han documentado y escrito sobre él las grandes mujeres referentes feministas. Quien piense o crea que la Teoría Feminista es algo que puedes leerte en una tarde aburrida de domingo o asistir a un cursillo de 20 horas y ya lo sabes todo peca de ignorante. El Feminismo no es una opinión, no es tú opinión, ni la mía. El Feminismo es lo que es, punto.
Tenemos a partidos políticos cogiendo el Feminismo, metiéndolo en la batidora y creando un cocktail que sea bebible para sus votantes; porque viviendo en la Era del “todo se compra, todo se vende”; he de comprar algo que no es comercial para mis electores, eso sí, del sexo femenino, y transformarlo en algo que pueda venderles sin meterme en muchos jardines. Me estoy refiriendo al infame “Feminismo Liberal”. Esas dos palabras juntas son tan incompatibles como tratar de que dos imanes de polos opuestos se imanten.
Nadie te pide, ni te exige que sí o sí seas feminista, lo eres o no lo eres, pero no trates de destriparlo para lucrarte de él para acceder a un gobierno que luego una vez en él vas hacer políticas totalmente contrarias al Feminismo; cosa que es un sin sentido y dice poco o mucho, según se mire, de tu catadura moral. Me subo a la ola del Feminismo porque está “de moda”, pero en el fondo no lo trago. A todas luces eso es hipocresía.
El Feminismo sería como darle totalmente la vuelta al mundo que tenemos hoy, mejorándolo sustancialmente, donde todo iría más allá de la Igualdad
Lo mismo sucede con otros fenómenos sociales surgidos en esta Era de la Posmodernidad y Posverdad que hace que tengamos a pseudo feministas transgénero empeñadas en que la mujer deje de ser mujer o no-sé-qué vuelta de tuerca torticera para que ahora resulte que la mujer no es el sujeto político del Feminismo.
Pues mira no, el sujeto político del Feminismo es la mujer. Nadie te dice que no defiendas los derechos de las personas transgénero, de hecho, claro que hay que hacerlo, pero desde otro movimiento que sea creado al margen del Feminismo; y no querer hacernos comulgar con ruedas de molinos para modificar el Feminismo con 300 años de historia y así convertirlo en una especie de amalgama donde cabe todo.
Por no hablar de las feministas regulacionistas de la prostitución, o que están a favor de los vientres de alquiler. Está muy bien que tú quieras defender eso, pero no te hagas llamar feminista, por favor. Serás otra cosa, pero no feminista. Por eso decir que las feministas tenemos que ponernos de acuerdo en estos temas es una falacia.
Las feministas llevamos 300 años estando de acuerdo; el Feminismo es abolicionista (prostitución, vientres de alquiler, y pornografía), el sujeto político del Feminismo es la mujer y queremos abolir el género. Eso es el Feminismo. Todo lo demás son milongas posmo que nada tienen que ver con el Feminismo por más que quieran desacreditarnos con palabras como transfobia, putofobia, y demás matracas.
El otro día escuché una frase que me dejó sorda y sin sentido: “Anticapitalismo a favor de la prostitución”. Analizad bien esa frase porque da para 4 artículos más, este es el nivel al que hemos llegado.
Utilizas una comparación que, a mi juicio y al de Maxwell no es correcto, y dice: ‘Me estoy refiriendo al infame “Feminismo Liberal”. Esas dos palabras juntas son tan incompatibles como tratar de que dos imanes de polos opuestos se imanten’. Dos imanes de polos opuestos se imantan, por el campo magnético que se genera entre ellos.
Volviendo al tema. Al feminismo aquí definido se le adjudican una gran variedad de adjetivos: ‘anticapitalista, republicano, abolicionista del género, es antirracista, es laico, ecologista, animalista’. Conforme más adjetivos (etiquetas) se ponen al movimiento, más específico es el perfil de las personas que lo puedan seguir. Dicho en otras palabras: menos gente se sentirá parte de él.
Como bien has dicho: ‘el sujeto político del Feminismo es la mujer. Nadie te dice que no defiendas los derechos de las personas transgénero, de hecho, claro que hay que hacerlo, pero desde otro movimiento’. Sin embargo, siendo el sujeto político la mujer, ¿por qué el feminismo es anticapitalista? El capitalismo es una doctrina económica, no política. Me parece ilógico alejar la lucha de los transgéneros del feminismo, y abrazar ideas anticapitalistas de gratis (cuyos objetivos están mucho más lejos de los objetivos femininistas). Además, me pregunto: ¿Qué sistema ha dado más oportunidades a la mujer que el actual?
Desde un punto más filosófico, podríamos recordar a Ortega y Gasset y su perspectivismo. Por esto, me parece un error afirmar que «El Feminismo no es una opinión, no es tú opinión, ni la mía. El Feminismo es lo que es, punto». Cada uno tiene su propia verdad (verdad relativa), acorde a su educación, pensamiento, experiencia y demás. En una sociedad democrática, ninguna idea es única o incuestionable; al contrario, es cuestionarse lo establecido (incluso la definición actual del feminismo) la base del progreso.
Para finalizar, considero que, al igual que los partidos políticos, el feminismo está defendiendo su interés: adoctrinar a la sociedad para vivir de ella. No veo al movimiento feminista luchar por cambiar el futuro de las niñas en África o en Tailandia. No veo como mejoran las cifras de mujeres muertas a manos de sus parejas, a pesar del auge feminista y del dinero destinado al movimiento. No veo al feminismo como nexo de unión para combatir las desigualdades. En fin, lo único que veo es una sociedad cada vez más polarizada.
bravo por tú lucidez y claridad .. Suscribo todo lo que dices.
Comparto 100% tus reflexiones y tal cual las he experimentado y sufrido. Me encantó la frase. «El Feminismo no es una opinión, no es tú opinión, ni la mía. El Feminismo es lo que es, punto». Gracias!
muy completo tu artículo, Laura Isabel .Lo imprimiremos y difundiremos por aquí, en canarias.Gracias,un abrazo
Muchas gracias Felipe