El delirio ultra de Vox: entre Torrente y el ‘arte degenerado’

Que un político de Vox reivindique a Torrente solo confirma que su visión de España es una en la que la caspa, el odio y la brutalidad son valores a celebrar.

Por Isabel Ginés | 26/02/2025

El otro día, un diputado murciano de Vox dejó una de esas declaraciones que parecen sacadas de una parodia:

“Torrente simboliza lo que muchos españoles honrados y trabajadores piensan”.

Si la negligencia mental tuviera un nivel máximo, aquí lo habríamos alcanzado. No solo no tienen miedo de hacer el ridículo, sino que parecen disfrutarlo.

Pero esto no es todo. Su obsesión enfermiza con la palabra woke llega al punto de no saber ni pronunciarla bien. La dicen por decir. Algo que les da obsesión. Y lo más grave: cuando habla de “arte woke”, lo define como “cine degenerado”. ¿Sabe lo que está diciendo?

El término “arte degenerado” (Entartete Kunst) lo usaron los nazis para desprestigiar y prohibir el arte moderno, acusándolo de corromper la cultura tradicional alemana. En su lugar, promovieron el “arte heroico”, que exaltaba valores reaccionarios, militaristas y ultraconservadores. Que un político en 2025 use ese término para atacar el cine que no le gusta es como mínimo preocupante.

Torrente: ¿icono del trabajador honrado?

¿En qué momento Torrente se convirtió en símbolo del español medio? La saga, creada por Santiago Segura, sigue las aventuras de José Luis Torrente, un ex policía corrupto, machista, racista y profundamente miserable que sobrevive en un Madrid decadente, rodeado de criminales y personajes marginales. Su humor se basa en el mal gusto, los estereotipos más rancios y la parodia extrema de la caspa española.

Si repasamos algunos momentos polémicos de la saga, es evidente que Torrente no es precisamente un modelo a seguir:

Machismo extremo

Torrente no es solo un mujeriego, sino un acosador sexual sin disimulo. En una de sus primeras interacciones con la protagonista femenina consiste en espiarla mientras se cambia de ropa y hacer comentarios obscenos. Se burla del movimiento feminista y trata a todas las mujeres como objetos sexuales, protagonizando escenas en las que abusa de su autoridad para intentar acostarse con ellas. La saga entera está plagada de chistes sobre prostitución, cosificación y violencia contra las mujeres disfrazada de humor.

Racismo descarado

Desde el primer momento, Torrente es un racista sin complejos. Se burla de los inmigrantes llamándolos “sudacas”, “moros” y “chinos de mierda”, y hay una escena en la que intenta echar a un niño gitano de un bar a patadas. En Torrente 2, directamente dice que “España es para los españoles” mientras intenta evitar que un grupo de inmigrantes abra un negocio. Aunque se presenta como una caricatura, este tipo de discursos han sido absorbidos por cierta parte del público que los ha normalizado como algo gracioso o incluso legítimo.

Homofobia y transfobia

El personaje de Torrente no solo desprecia abiertamente a los homosexuales, sino que la saga entera se regodea en chistes de mal gusto sobre la comunidad LGTBIQ+. Hay un personaje transexual que es tratado con absoluto desprecio, ridiculizado por su identidad de género y convertido en el centro de bromas que hoy serían impensables en cualquier producción con un mínimo de sensibilidad. En todas las películas, los homosexuales aparecen como caricaturas exageradas y la homofobia se usa como chiste recurrente, con Torrente reaccionando con asco o violencia ante cualquier insinuación de afecto masculino.

Aporofobia: desprecio a los más vulnerables

Otro de los pilares del humor de Torrente es reírse de los pobres, de los discapacitados y de cualquiera que esté en una situación de vulnerabilidad. Hay una escena en la que, al encontrarse con una persona en silla de ruedas, en lugar de ayudarle, la empuja sin motivo alguno. Participa en peleas clandestinas contra personas sin hogar por dinero. La saga glorifica la brutalidad y el desprecio por los más débiles, reflejando una mentalidad clasista y cruel disfrazada de comedia.

Fascismo y exaltación del franquismo

Desde la primera película, Torrente deja claro que admira a Franco. Su casa está decorada con banderas franquistas, fotos del dictador y un discurso nostálgico de la España más reaccionaria. Canta el Cara al sol en la ducha, mientras el resto de personajes aplauden. Este tipo de detalles, lejos de ser solo una parodia, han sido acogidos por parte del público ultra como algo simpático, contribuyendo a normalizar la presencia de símbolos franquistas en la cultura popular.

El problema no es que un diputado de Vox admire a Torrente. Si es putero, un degenerado y mala persona allá él. El problema es que confunde la sátira con la realidad y usa términos con una carga histórica peligrosísima.

Su uso de arte degenerado no es casualidad. Es parte de un discurso que demoniza todo lo que no encaje en su visión ultraconservadora. Lo hicieron los nazis con la pintura y la literatura. Ahora lo intenta la extrema derecha con el cine y la cultura contemporánea.

Lo que realmente les molesta del arte woke no es que sea “malo”. Es que cuestiona sus privilegios, expone sus miserias y pone en jaque su visión caduca del mundo.

Así que si un diputado de Vox dice que el arte woke es “degenerado”, probablemente signifique que ese arte está haciendo algo bien. Yo con la indigencia mental no me meto cada,cual con sus carencias.

El verdadero problema no es que exista Torrente, sino que haya políticos que lo vean como un modelo del “español medio honrado y trabajador”. Comprar esa idea es peligroso porque significa normalizar todo lo que representa: machismo, racismo, homofobia, clasismo y nostalgia franquista, envueltos en una supuesta parodia que, con el tiempo, ha perdido su condición de crítica para convertirse en ídolo de ciertos sectores reaccionarios.

La saga de Torrente puede hacer reír a algunos, pero no deja de ser un reflejo de lo peor de nuestra sociedad. Y que un político de Vox lo reivindique solo confirma que su visión de España es una en la que la caspa, el odio y la brutalidad son valores a celebrar.

Si alguien quiere ver Torrente por nostalgia o por simple entretenimiento, adelante. Pero si alguien cree que Torrente es un referente del español medio, entonces el problema no es la película: el problema es esa persona.

1 Comment

  1. Personalmente aplaudo la valentía de ese político al decir en público lo que todos pensamos de Vox, que es un partido por y para los «Torrentes» que hay en España. Gracias a Dios no son mayoría…pero tampoco nadie podía pensar que en EEUU hubiera tantos «Tumperos» y mira como están…gobernados por un «ente» que quiere enseñar inglés a los pingüinos, apropiarse del canal de Panamá, del mineral de Ucrania, de la franja de Gaza, etc. El resto del mundo ya lo considera suyo y de momento ha cambiando el nombre a su «golfo de América».

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