El comienzo de la protección de los animales

El cambio de mentalidad sobre los animales debe mucho a Jeremy Bentham cuando expresó que los animales no debían sufrir.

Por Eduardo Montagut

Al calor del debate en España sobre la protección de los animales planteamos un ejercicio histórico sobre el origen de esta cuestión.

Las primeras disposiciones para proteger a los animales y combatir la crueldad contra ellos se produjeron en el ámbito anglosajón.

Al parecer, en 1635 en Irlanda se dispuso una cierta protección para el ganado ovino y los caballos en relación con los arados. Al otro lado del Océano Atlántico, en la colonia de Massachussets en 1641 se aprobó una ley que protegía a los animales domésticos, y en la década de los años cincuenta de ese mismo siglo se aprobaron leyes contra las peleas de gallos, perros y toros en Gran Bretaña.

La cuestión sobre la relación entre el ser humano y el animal hay que situarla en el planteamiento de que los animales estaban subordinados a los hombres para su disfrute económico, pero también para usarlos para peleas (perros y gallos) y otras actividades de ocio; algo extremadamente común en Gran Bretaña, especialmente en el ámbito rural.

El cambio de mentalidad sobre los animales debe mucho a Jeremy Bentham cuando expresó que los animales no debían sufrir. El puritanismo tuvo mucho que ver con este cambio. También es importante destacar el hecho de que muy pronto los británicos se caracterizaron por ser un pueblo amante de tener mascotas en el ámbito doméstico.

En 1781 se aprobó una disposición sobre el trato que debían recibir el ganado en el mercado londinense, para unos años después exigir que quienes realizasen las matanzas debían disponer de una oportuna licencia.

En este nuevo clima y como reacción al maltrato animal descrito a principios del siglo XIX empezaron a surgir organizaciones para defender a los animales. Así pues, en 1824 se fundó la Sociedad Protectora de Animales, que dedicó gran energía a combatir las fiestas populares donde se maltratase a los animales. Uno de sus fundadores fue Richard Martin, que luego conseguiría sacar adelante una ley en el Parlamento británico. Esta Sociedad consiguió un gran impulso cuando obtuvo el apoyo de la reina Victoria en 1840, pasando a ser una Real Sociedad, consiguiendo muchos fondos, empleados para crear una verdadera red de inspectores entre sus miembros al acecho de cualquier crueldad contra los animales que observasen para ser denunciadas ante la policía. Francia tendría, por su parte, su primera Sociedad Protectora veintiún años más tarde. En 1864 nacía la primera Sociedad de este tipo en Estados Unidos, y es importante destacar en esta cuestión del asociacionismo proteccionista la organización para el bienestar animal que creó Mary Tealby en 1860, además de fundar un hogar para perros callejeros, en Gran Bretaña.

En los primeros decenios del siglo XIX comenzaron a llegar al Parlamento quejas o denuncias sobre la crueldad que se practicaba contra los animales, pero no parece que hicieran mucha mella en los diputados. En todo caso, en 1822 se consiguió la aprobación de una disposición sobre el trato que se debía dispensar al ganado bovino, caballar y ovino, gracias a la iniciativa del mencionado Richard Martin. Fue la conocida como Humanity Dick.

En 1835 salió adelante una ley contra el maltrato animal, protegiendo a los animales domésticos y contra las peleas de gallos. Pero las leyes y la policía no bastaban contra costumbres tan arraigadas. Lo que sí se consiguió fue que esas prácticas, como las peleas de gallos, dejaran de ser públicas para pasar a la clandestinidad, pero siguieron existiendo. Solamente el paso del tiempo fue terminando con estas prácticas. Pero, también es importante destacar que en 1876 se aprobó una Ley contra la crueldad de los animales, la Cruelty to Animals Act, la disposición más importante en este sentido, que fue reemplazada y modernizada en 1911 por la Protection Animals Act, un verdadero modelo sobre el bienestar animal, y que sirvió de inspiración a legislaciones semejantes en el resto de Europa. Se castigaba la crueldad contra los animales. El proteccionismo fue, por lo tanto, avanzando en todo el mundo desde el ejemplo anglosajón, pero en el último tercio del siglo XIX se presentó un obstáculo muy difícil de superar porque tenía que ver con el avance de la ciencia, en un momento de fe inquebrantable en la misma. Nos referimos a la vivisección, muy frecuente en el continente, pero combatida en el Reino Unido.

Hemos consultado artículo de J.M. Golby sobre esta materia en el Diccionario Akal de Historia del siglo XIX, de John Belchem y Richard Price (eds.), publicado en España en 2007, o el artículo de Belén Perales, “El origen de las leyes de protección animal”, en Información (octubre de 2010). Es muy sugestivo el libro de Arturo Morgado García y José Joaquín Rodríguez Moreno (eds.), Los animales en la historia y la cultura, Universidad de Cádiz, 2011, pero, muy especialmente el trabajo de José Marchena Domínguez, “El proteccionismo hacia los animales: interpretación histórica y visión nacional”, págs. 191 y ss, y que nos ha inspirado muchas de las afirmaciones de este artículo. Además, podemos acudir a las páginas de la legislación europea correspondiente o del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria de España, si queremos saber más sobre la realidad actual en relación al bienestar animal.

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