EEUU: Coctel de drogas para una muerte barata

Estados Unidos registró en el año 2020 la mayor cifra de muertos por sobredosis de drogas de su historia.

Por Francisco Arias Fernández

El país acumuló más de 93.000 fallecidos, un aumento de casi el 30% respecto a 2019 cuando se registraron cerca de 50.000, de acuerdo con datos preliminares de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de ese país y el más reciente Informe mundial de la ONU.

Además, la tendencia se agrava en el presente año con el incremento de la mezcla letal de cocaína con fentanilo, un opioide sintético que puede resultar 50 veces más destructivo que la heroína y hasta cien veces más que la morfina. Es un medicamento que se produce en laboratorios, con acciones de analgesia y anestesia, para pacientes con dolor severo o los ocasionados después de cirugías. Se produce en pastillas, inyectables o en parches.

Mafias internacionales y locales abastecen a los distribuidores que inundan las calles de la nación norteña, adulteran las drogas con ese fármaco para tener mayores ganancias y mixturan con este propósito todo tipo de sustancias, lo que es considerado un cambio peligroso en el mercado callejero de estupefacientes no solo en esa nación, que afecta a adictos crónicos y a personas que no sobreviven al primer consumo.

Durante la pandemia, 227 personas mueren diariamente por sobredosis, según las autoridades sanitarias estadounidenses, mientras el Buró Federal de Investigaciones (FBI) reconocía, a principios de este año, que los cárteles de la droga han vencido las restricciones de la crisis sanitaria para seguir distribuyendo estupefacientes y drogas para el dolor altamente adictivas en el mercado negro. De acuerdo con estadísticas de la ONU, en proporción a la población de EE.UU., los opioides causan diez veces más muertes que en la Unión Europea.

Un condado de Nueva York ha sido noticia en las últimas semanas, pues en tres días ocho personas, entre 25 y 40 años, perdieron la vida por sobredosis, lo que se considera parte de la tragedia, que no es exclusiva de ese estado. La epidemia de opioides que ha convertido a cientos de miles de estadounidenses en adictos a las citadas píldoras por prescripción médica, presuntamente para el dolor, afecta a todo EE.UU. Su consumo se ha multiplicado en tiempos de pandemia de la COVID-19, y se erige en un gran negocio para farmacéuticos y narcotraficantes, que se burlan de las leyes o pagan para continuar matando.

Investigaciones citadas por The New York Times revelan que, en muchos casos, se trata de cocaína y otras sustancias adulteradas por la mezcla letal para hacer millones y matar a decenas de miles, que ha generado demandas judiciales y acusaciones contra los promotores del negocio. Sin embargo, las acciones judiciales, pese al auge de nuevas normas, han resultado insuficientes o inoperantes.

Emporios farmacéuticos, distribuidores y proveedores de fentanilo tuvieron que desembolsar al estado de Nueva York mil millones de dólares, como parte de un acuerdo judicial para mitigar los daños derivados del papel del opioide en la epidemia que estremece a la sociedad norteamericana junto a la pandemia.

Fentanilo: El veneno más económico

En la actualidad los opioides sintéticos, incluido el fentanilo, son las drogas más comúnmente asociadas a las muertes por sobredosis en EE.UU. En 2017, ese fármaco fue parte del 59 % de las víctimas fatales relacionadas con los opioides.

Como medicamento es sumamente adictivo, puede crear dependencia en quienes lo necesitan por prescripción médica y conducirlos al consumo compulsivo de la droga, por lo que su uso lleva un control riguroso por las autoridades de salud y exige una alta responsabilidad del paciente.

La potencia de esa droga hace que con una pequeña cantidad cause un efecto rápido y de elevado impacto, lo que la convierte en una «opción económica» en el mundo del consumo de estupefacientes, y sumamente riesgosa para la salud, por la letalidad de su abuso y el peligro de estar mezclada con otras sustancias, sin que los consumidores lo conozcan para extenderlas y sacarles más ganancias.

Fuentes del Instituto Nacional sobre el abuso de drogas y del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU., señalan que cuando el cerebro se adapta a los opioides y su sensibilidad disminuye, provoca que difícilmente el individuo sienta placer con otra cosa que no sea el narcótico.

Agregan que entre sus principales efectos sobresalen aletargamiento, náuseas, confusión, estreñimiento, sedación, problemas para respirar, pérdida del conocimiento, dolores en los huesos, problemas para dormir, vómitos y diarreas, escalofríos, movimientos incontrolables de las piernas y muchos deseos de consumir. Las sobredosis con fentanilo ocurren cuando la respiración se hace muy lenta o se detiene por completo. Ello provoca una reducción de la cantidad de oxígeno que llega al cerebro (hipoxia) que puede llevar al estado de coma y causar daño permanente al sistema nervioso central o provocar la muerte.

Aunque los titulares de la prensa estadounidense pudieran parecer grandilocuentes y sensacionalistas respecto al impacto del fentanilo y otros opioides sintéticos, así como manipuladores políticos en tratar de responsabilizar a enemigos o adversarios de EE.UU. por la producción y tráfico de esa droga, lo cierto es que su extensión más allá de las fronteras norteamericanas, donde ya constituye una amenaza significativa a la seguridad y salud pública, dispara las alarmas de los organismos internacionales.

Mientras, el último Informe mundial de la ONU sobre drogas, publicado en junio pasado, alerta del alarmante crecimiento de las muertes por sobredosis de fentanilo en EE.UU, que ha crecido un 100% respecto a las cifras de hace una década.

La ONU indicó que las incautaciones de esa sustancia y sus derivados, al alza desde hace años, se dispararon globalmente un 60% en 2019, con grandes cantidades intervenidas en Norteamérica, donde significó el 63% de todos los opioides farmacéuticos decomisados ese año.

Alerta Naciones Unidas que la velocidad con que surgen y cambian las drogas sintéticas –más de mil nuevas sustancias en la última década– hace prácticamente imposible su control por el sistema de fiscalización internacional y complica la prevención y la atención de su consumo por parte de instituciones de salud.

Alerta la ONU que la potencia del fentanilo es tal, que una persona puede morir por inhalación accidental en un lugar cerrado donde la droga está dispersa en el aire, lo que llama a tomar medidas extremas con los sistemas de correo, pues grupos criminales están utilizando esa vía de comunicación para enviar sustancias sintéticas, con lo cual miles de personas inocentes pueden entrar en contacto con esos paquetes y son puestas en riesgo.

Granma

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