Derecho a huelga

Las estrategias para sabotear una huelga suelen confluir hacia un mismo objetivo, condicionar la opinión pública.

Por Jordi Nova.

Hace unos días la prensa llenaba páginas y más páginas sobre la huelga de RENFE, los compañeros ferroviarios se ponían en huelga y muchos ciudadanos se veían afectados como consecuencia de esta. Largas esperas por cancelación de trenes, gente que no llegaba a trabajar, vamos lo de siempre cuando la huelga se realiza en un servicio de transporte público.

Las estrategias para sabotear una huelga suelen confluir hacia un mismo objetivo, condicionar la opinión pública, deslegitimar a los trabajadores y enfrentar a la clase trabajadora entre si. Una vez comenzaron los paros, comenzaba también una campaña mediática aderezada con unos servicios mínimos abusivos. 

Por parte de la empresa, se publicaron anuncios en prensa y redes sociales, de inicios de expedientes disciplinarios por incumplir los servicios mínimos, burofax mediante. Cabe recordar que, por ahora, sigue siendo una empresa pública. Se criminalizó a los ferroviarios y se obvió las reivindicaciones de estos, a día de hoy gran parte de los usuarios ignoran las demandas de los trabajadores.

Por su parte los medios generalistas, se dedicaron a lo que mejor saben hacer, la contra información, ya se sabe que quien paga manda y mandó a la perfección, como siempre. Publicaron salarios de maquinistas, porque ya se sabe que para ser clase obrera y reivindicar derechos tienes que vivir debajo de un puente, grabaron y fotografiaron estaciones repletas de gente enfadadísima y recogieron testimonios de quejas y reproches a esa gentuza que anteponía su interés personal al del resto de la ciudadanía.

Ahora viene lo bueno, ¿Qué es lo que demandaban los ferroviarios? Simplemente un servicio ferroviario digno, recuperar lo que había antes de la pandemia, porque efectivamente, igual que en las crisis económicas, la pandemia ha sido la excusa para seguir desmantelando los servicios públicos. Actualmente, el servicio en larga distancia es del 70%, del 65% en media distancia, y de entre el 90% y el 95% en Cercanías, se está incumpliendo la tasa de reposición de maquinistas y además, tenemos la entrada de operadores privados. 

Así que mientras muchos se miraban el ombligo bajo una inexistente conciencia de clase, los que  aquí mandan, al contrario que Reino Unido y su apuesta por renacionalizar el ferrocarril, le dan entrada a otros operadores, que en algunos casos están formados por empresas públicas de otros países, como por ejemplo Trenitalia. ¡Vaya paradoja! 

En definitiva, la próxima vez que critiques a un colectivo por ejercer su derecho a huelga, piensa que bajo el mandato de la Unión Europea, con la excusa de la pandemia y con la justificación de la competitividad y el abaratamiento de las tarifas, siguen con su plan maestro de desmantelamiento de los servicios públicos. Si no lo haces por los demás hazlo por ti y recuérdalo cuando te llegue el recibo de la luz. 

Así que no, tu derecho de usar el tren no está por encima del derecho a huelga, más si cabe cuando el principal beneficiado eres tu.

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