Del bloqueo humanitario a la disolución: el recorrido desgarrador de Nagorno Karabaj en 2023

Refugiados de la región de Nagorno-Karabaj viajan en un camión a su llegada al pueblo fronterizo de Kornidzor, Armenia, el 27 de septiembre de 2023. © Reuters- Irakli Gedenidze

El telón desciende sobre otro año. En medio de las festividades, Nagorno Karabaj enfrenta su disolución como república. 

Por Betty Arslanian | 2/01/2024

La disolución de la autoproclamada República de Artsaj – en la región separatista de Nagorno Karabaj– es el final de un proceso que comenzó con la guerra de 2020 y fue recientemente sellado por Azerbaiyán.

En 2023, el presidente Ilham Aliyev registró un triunfo más: Nagorno Karabaj sin armenios.

El año comenzó con un bloqueo que sometió a toda la población de Nagorno Karabaj a una crisis humanitaria que se extendió por 10 meses. Entretanto, los diálogos de paz entre Armenia y Azerbaiyán continuaban.

Azerbaiyán bloqueó el corredor de Lachin, la carretera que conectaba a Armenia con dicho territorio. El asedio, que inició con una protesta de supuestos ecoactivistas reclamando el manejo de minas bajo control armenio, culminó con la instalación de un puesto de control azerbaiyano que cortó de raíz el vínculo terrestre con Armenia.

Fin de la autoproclamada república

Durante este año, la parte armenia alertó a la comunidad internacional sobre los intentos de Azerbaiyán de llevar a cabo una limpieza étnica en el territorio de Nagorno Karabaj. Cuando la crisis humanitaria se intensificó debido a la ausencia de alimentos, combustible y medicamentos, el abogado argentino Luis Moreno Ocampo, exfiscal de la Corte Penal Internacional, publicó un informe en el que calificó de «genocidio» el bloqueo del corredor de Lachin por parte de Azerbaiyán.

En septiembre, al momento de mayor tensión de la emergencia humanitaria, irrumpieron las Fuerzas Armadas de azerbaiyanas sobre Nagorno Karabaj. La ofensiva y el incremento apresurado de bajas civiles en el transcurso de un día obligó a las autoridades del enclave a solicitar un alto el fuego. Pero, el acuerdo condujo al desarme del Ejército de Defensa karabají, dejando a la población en condiciones de desamparo aún mayor.

Vista de un puesto de control azerbaiyano instalado a la entrada del corredor de Lachin, el único enlace terrestre de la región separatista de Nagorno-Karabaj con Armenia, el 2 de mayo de 2023.
Vista de un puesto de control azerbaiyano instalado a la entrada del corredor de Lachin, el único enlace terrestre de la región separatista de Nagorno-Karabaj con Armenia, el 2 de mayo de 2023. © Tofik Babayev / AFP

En cuestión de horas, comenzó el desplazamiento masivo de los armenios. A la lista de víctimas fatales por la escalada de violencia se añadieron alrededor de dos centenares de habitantes que murieron por la explosión de un depósito de combustible en las cercanías de la capital, Stepanakert.

En este contexto, los residentes se apresuraron para recoger algunas pertenencias y huirLa carretera de Berdzor-Lachin se atascó con una larga hilera de vehículos que tardaron hasta 40 horas en atravesar el cruce hacia Armenia.

En menos de una semana, Nagorno Karabaj se convirtió en un territorio fantasma. Más de 100.000 refugiados fueron evacuados hacia Armenia y, desde entonces, se enfrentan al desafío de adaptarse a una nueva realidad.

Alianzas y tensiones

En 2023, la región del Cáucaso Sur se convirtió en una pasarela de actores internacionales que intentaron intervenir en el proceso de mediación del conflicto.

Estados Unidos y la Unión Europea continuaron involucrándose, creando instancias de diálogo entre los mandatarios de Armenia y Azerbaiyán. Pero, ese acercamiento con Occidente encendió las alarmas de Rusia, actor que históricamente ha sido clave en la búsqueda de acuerdos entre las partes.

Mientras la aspiración de los representantes occidentales era ensanchar su presencia en la región y reducir la influencia rusa en el Cáucaso Sur, los vínculos de Armenia con Rusia se tensionaron con acusaciones mutuas.

Armenia cuestionó la inacción rusa, denunció su incumplimiento con el abastecimiento de armamento y se distanció de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, una alianza militar postsoviética controlada por Rusia, ausentándose en los encuentros de líderes de los Estados miembros.

A pesar de los enfoques conciliadores de su política exterior y sus solicitudes de intervención internacional urgente para abordar la crisis humanitaria y la denunciada limpieza étnica en Nagorno Karabaj, Armenia considera que la comunidad mundial se limitó a observar el desenlace de la desdicha de la población.

La reacción tardía de los Estados y organismos internacionales se vio reflejada en envíos de ayuda humanitaria o el monitoreo en Nagorno Karabaj organizado por la ONU para supervisar el alto el fuego cuando ya no había quedado ni un habitante armenio en el sitio.

Año Nuevo, dudas nuevas

En el último tiempo, no se han planificado encuentros oficiales entre las autoridades de Armenia y Azerbaiyán con mediación internacional. Recientemente, la parte azerbaiyana propuso a Armenia negociaciones directas, para que el proceso de negociación “no se convierta en rehén de terceros países”.

La parte armenia respondió proponiendo un encuentro de comisiones de demarcación fronteriza de cada país. Las partes acordaron dar continuidad a este formato.

Posteriormente, se anunció un acuerdo que estableció el intercambio de prisioneros y el apoyo de Armenia a la candidatura de Azerbaiyán como anfitriona de la 29 sesión de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, retirando su propia candidatura.

El regreso de 32 prisioneros armenios cautivos en Bakú desde 2020 ha generado cierta esperanza en un proceso de paz real. Sin embargo, hechos posteriores ahondaron la desconfianza de la sociedad armenia en torno a los intentos de solucionar el conflicto diplomáticamente.

Imagen de archivo de la reunión entre los Presidentes de Rusia, Vladimir Putin, Azerbaiyán, Ilham Aliyev, y el Primer Ministro armenio Nikol Pashinián, para hablar del conflicto de Nagorno Karabaj. Sarkisian se ha quejado de haber quedado fuera de esas conversaciones, 26 de noviembre de 2021
Imagen de archivo de la reunión entre los Presidentes de Rusia, Vladimir Putin, Azerbaiyán, Ilham Aliyev, y el Primer Ministro armenio Nikol Pashinián, para hablar del conflicto de Nagorno Karabaj. Sarkisian se ha quejado de haber quedado fuera de esas conversaciones, 26 de noviembre de 2021 © AP/Mikhail Klimentyev

En el presente, Azerbaiyán continúa sus reclamos territoriales en Armenia, exigiendo el control de ocho aldeas -algunas de ellas, enclaves- situadas en territorio armenio. Por otro lado, en una de sus últimas sesiones, el Parlamento de Azerbaiyán aprobó una declaración que plantea el “regreso de los azerbaiyanos” a su “patria histórica”, considerando el actual territorio de Armenia. Ese documento que supone a Armenia como “Azerbaiyán Occidental” abre las posibilidades de nuevos planes de invasión del territorio armenio.

En este escenario, los refugiados karabajíes intentan reanudar su vida cotidiana sobre terreno seguro. Quienes vivían allí hasta hace tres meses, no creen en un regreso pacífico bajo la soberanía azerbaiyana. Para la población desplazada, Nagorno Karabaj se transforma en la memoria de una lucha constante por la supervivencia.


 Este artículo fue publicado originalmente en el medio France24

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