Casi la mitad de concejales de Vox ha abandonado el partido desde 2019

Vox estaría dedicando muchas más energías en ensalzar a Santiago Abascal, su figura, su liderazgo y la «guerra cultural» de la extrema derecha, sin prestar atención al trabajo de base, sumido en crisis internas, luchas de poder, acusaciones y una extrema inoperancia, a juzgar por las críticas de antiguos miembros del partido

Por Adrián Juste / Al Descubierto

Más de 200 concejales de Vox de los 530 que obtuvo en las elecciones municipales de mayo de 2019 han abandonado el partido de extrema derecha desde entonces, ya sea por expulsión ordenada desde órganos directivos, ya sea por abandono o cese voluntario. Un goteo que ha sido constante a través de diferentes polémicas, encontronazos, presiones, denuncias… a lo largo y ancho de la geografía española y que se ha llevado incluso a varias escisiones, tal y como ha informado en exclusiva el medio El Español.

Una de las últimas dimisiones, polémica por sus declaraciones, ha sido la de Nuria Almagro, concejala del partido liderado por Santiago Abascal en el municipio de Águilas, Murcia. En un comunicado, declaró que la formación se comporta internamente de “manera totalitaria y antidemocrática” diciendo que un partido así no puede ofrecer a la sociedad “apertura y diálogo”. También señaló que Vox es un partido que se dedica a “generar miedo y odio hacia el prójimo por razón de su origen, ideología o creencias” y que “denigra a las mujeres”. Un alegato bastante compartido sobre la formación que es una de las principales en usar el discurso de odio para captar votos.

Otra de las dimisiones, menos polémica y que ha pasado más desapercibida, es la de Gema Carrillo, el pasado 22 de junio, concejal y portavoz de Benalmádena, en la provincia de Málaga, alegando cuestiones personales.

El medio El Español señala que fuentes la propia formación es consciente de los errores cometidos en cuanto a la política municipal y que han llevado a descuidar el trabajo en esta área, generando descontento.

Acusaciones de autoritarismo y falta de democracia interna

Tanto las fuentes señaladas por El Español como por antiguos concejales y miembros del partido coinciden, tras varias crisis internas, en que el partido impone una dirección única, autoritaria y poco democrática en todo el territorio, con un descuido bastante grande de las necesidades regionales y municipales.

En este sentido, se ha señalado que existe una estructura orgánica muy jerarquizada, con muy poco margen de maniobra, donde no existen primarias y donde todo viene dado por la dirección central, con poco espacio para la alternativa y para la crítica. Se ha llegado a denunciar incluso presiones internas, abuso de poder y acusaciones de mala praxis interna en el seno de la formación.

Una cuestión denunciada por algunas de las fuentes citadas por este medio de comunicación resaltan que, por ejemplo, cada concejal debe comunicar su agenda a la dirección del partido al menos con 15 días de antelación para ser aprobada desde Madrid. Un filtro ante casi cualquier tema que provoca, al juicio de estas fuentes, una inoperancia impracticable al tiempo que se exige que presenten y defiendan mociones y propuestas municipales muy alejadas de la realidad de las localidades, algo que sí es habitual en casi todos los partidos de alcance estatal, pero que es más exagerado en el caso de Vox.

Así, Vox estaría dedicando muchas más energías en ensalzar a Santiago Abascal, su figura, su liderazgo y la «guerra cultural» de la extrema derecha, sin prestar atención al trabajo de base, sumido en crisis internas, luchas de poder, acusaciones y una extrema inoperancia, a juzgar por las críticas de antiguos miembros del partido. A su vez, esto podría explicar también la debacle de las elecciones andaluzas, donde Macarena Olona sacó un resultado muy alejado de las expectativas de la formación.

Enchufismo y cargos de confianza

Otra de las acusaciones más comunes de antiguos miembros de Vox es que el partido funciona a través de la imposición de cargos de confianza y de puestos desde la dirección central. De hecho, el partido ha ido eliminando el sistema de primarias tanto para listas como para órganos de dirección regionales, de forma que vienen seleccionados desde Madrid.

En este sentido, según las fuentes señaladas por El Españolla elaboración de las ocho listas provinciales generaron descontento en el seno del partido hasta el punto que tuvieron varios problemas para poder encontrar voluntarios para estar presentes en las mesas electorales. Además de pedir por correo a la afiliación que trajera a amistades y familiares, el partido fletó autobuses de otras comunidades autónomas. Algo muy similar a lo que tuvo que hacer en la concentración del 1 de mayo para poder llenar la concentración.

Ciertos incumplimientos del partido en lo que respecta, por ejemplo, a la reducción del número de asesores y cargos de confianza, también han generado animadversión. De hecho, allá donde ha llegado Vox, no solo no se ha reducido el gasto político en este sentido, sino que ha aumentado. En Castilla y León, por ejemplo, aumentó un 33% el gasto en asesores y altos cargos.

En resumen, una estrategia de organización, de comunicación y de acción política que ha generado descontento y desilusión en unas bases hasta el punto de generar polémicas y crisis internas que, en apenas tres años, han desangrado al partido y que podrían explicar buena parte del descalabro electoral en Andalucía y de su cercano techo electoral.

Ayer mismo, intentaron atacar un Drag Show en Woodland, siendo repelidos por el personal del interior. El evento tuvo que posponerse por seguridad.

 

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