Esa inconmovilidad del poder, ese blindaje estructural que lo mantiene ajeno a la presión de la opinión pública, al control judicial
Por Lucio Martínez Pereda
José Precedo: “Nadie puede hacer caer a Baltar porque el dirigente ourensano hace una década que no tiene jefes. Ni en el PP ni en la Diputación” @joseprecedo.
Esta frase es tal vez el mejor resumen para ilustrar la unión de neocaciquismo y clientelismo. Unión que en pleno siglo XXI sigue siendo la característica más definitoria del funcionamiento del poder político en la provincia de Ourense.
Esa inconmovilidad del poder, ese blindaje estructural que lo mantiene ajeno a la presión de la opinión pública, al control judicial, a la presión de la “accountability”, y a la acción equilibradora de otros poderes, y que aún sigue teniendo su origen en hábitos de gestión de etapas históricas predemocraticas, forma parte de una cultura política arraigada en algunas provincias del estado español.
En ese sentido no considero una boutade afirmar que Baltar tiene una edad política que en absoluto coincide con su edad biológica y personal: 150 años.
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