Silvia Traversa: «Creo que no hay fuerza humana que derrumbe a las Madres de la plaza de Mayo»

Segunda parte de la entrevista a la abogada, defensora de los Derechos Humanos, y militante del Frente de Todos, Silvia Traversa.

Por Sol Gómez Arteaga

Desde tu convencimiento de que es fundamental convertir el dolor en pasión y trabajar desde lo ideológico. Descríbenos el enorme papel desempeñado por Las Abuelas de la Plaza de Mayo en los años de la dictadura y en el momento actual.

Imaginen un pequeño grupo de mujeres, madres de jóvenes a los que se los había tragado la tierra. Jóvenes comprometidos con el dolor de otros, que fueron espiados, perseguidos y “chupados” (secuestrados). Los primeros, sin tener idea del riesgo que corrían; los otros, sabiendo que podían ser los próximos. Ya no había marcha atrás; no importaba si dejaban de prestar un servicio social o de ser docentes, o de ser delegados sindicales, estaban marcados.

Las primeras madres salían a hacer lo que haría cualquier madre. Iban a las comisarías, a los hospitales. Y nadie les daba información alguna. Hasta que empezaron a decir: “Dígannos dónde los tienen”.

Las primeras madres se reunían en la parroquia Santa Cruz, ubicada en la esquina de las calles Estados Unidos y General Urquiza, de la Ciudad de Buenos Aires.

Se alentaban, compartían datos, se consolaban. Y allí se sumaban otros familiares en las mismas condiciones de desesperación…

Allí se produjo la gran traición del “ángel rubio”, Alfredo Astiz, “el ángel de la muerte”, un militar que se presentó diciendo que buscaba a su hermano y sedujo con su rostro joven a las madres, quienes lo veían con ternura, y así lo trataban. Fue el entregador de las Madres. Las primeras madres “Decidieron publicar una solicitada en el periódico La Nación denunciando la desaparición de unas ochocientas personas, según sus datos. También figuraba el nombre de su hermano. El día previo a la publicación, 8 de diciembre, “el rubito” llegó a la iglesia y abrazó a las madres y activistas. Una a una. Cómo irían a saber que así señalaba a los paramilitares apostados en las inmediaciones quiénes deberían ser detenidos. Azucena Villaflor de Vicenti, Esther Ballestrino de Careaga, María Ponce de Bianco (las tres fundadoras de Madres de Plaza de Mayo), las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet, y los activistas Ángela Auad, Remo Berardo, Horacio Elbert, José Julio Fondevilla, Eduardo Gabriel Horane, Raquel Bulit y Patricia Oviedo.

Las llevaron a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), las torturaron y finalmente las arrojaron al mar en un vuelo de la muerte. Algunos cuerpos se encontraron en 2005 enterrados como NN (nomen nescio, nombre desconocido) en el cementerio de General Lavalle, localidad cercana a las playas en que habían sido depositados por las corrientes marinas en 1977.”

https://www.elsaltodiario.com/argentina/megacausa-esma-alfredo-astiz-angel-de-la-muerte

Astiz fue el responsable -entre otros-, del asesinato de la joven sueca Dagmar Hagelin, a quien se cree, habría confundido con otra joven.

El 30 de abril de 1977 fue la primera vez que la Madres dieron vuelta a la Plaza de Mayo. Esta plaza está frente a la Casa Rosada, sede del gobierno, donde estaban los tres comandantes de la Junta Militar de entonces, hacia un lateral se encuentra la Catedral Metropolitana. Poblada la ciudad de militares, esas mujeres con sus vestidos simples tomaron como símbolo lo que se vería como pañuelo blanco, basándose en lo que eran pañales de hijos. Era un nuevo parto. Un dolor lacerante pero que, lejos de atemorizarlas y dejarlas entre sus labores cotidianas, las fortaleció en la búsqueda. Y cada jueves, con el clima que hubiese, ellas daban unas vueltas a la plaza.

Les tiraban encima los caballos, las llamaron “las locas de la plaza”, los medios hegemónicos las criticaban diciendo que, si hubieran cuidado mejor a sus hijos, sabrían dónde estaban. Buscaron desprestigiarlas y humillarlas hasta la locura. Muchas veces, solas. Y ellas, firmes. Una y otra y otra semana, hasta hoy. Hubo algunos padres, también. Pero nada como esas mujeres. Dejaron el delantal de cocina, el mantel de hule, o un pasar cómodo, para sostener una lucha de décadas.

Creo que no hay fuerza humana que las derrumbe.

Tan sistemático y planificado fue ese “Proceso” del gobierno de facto que entre las peores aberraciones cometidas fue el robo de bebés y cambio de sus identidades. Hubo casos de jóvenes secuestradas con un embarazo incipiente. Los canallas las mantuvieron atadas, aisladas, hasta el momento del parto. Ni bien nacieron los bebés, fueron separados y entregados a familias, e inscriptos como propios. Sus mamás, asesinadas.

Pero si alguien pensara que eso es lo mejor de ellas, lo que las posiciona como únicas, se equivoca. En estas décadas se propusieron no dejarse arrastrar al infierno del odio. Y sí que lo lograron. Porque buscan Justicia, pero nunca se confabularon para vengar a sus hijos, jamás. Y porque en tanto, incluso en sillas de ruedas, se hicieron presentes cuando lo injusto golpeó a otros, enfermeras, docentes… Como dice la canción de León Gieco: “que lo injusto no nos sea indiferente”. Porque, como afirman, aprendieron de sus hijos a dejar el pellejo por el vulnerable y por la Patria.

Como dije, las primeras madres, traicionadas por Astiz, fueron vejadas y arrojadas desde aviones en el Mar Argentino. Recomiendo leer el Informe “Nunca Más”, informe de la CONADEP, que describe y documenta parte del horror de aquellos años. La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) fue creada el 15 de diciembre de 1983 por Raúl Alfonsín, el primer presidente electo -finalizada la dictadura-, para investigar la desaparición de personas durante la dictadura cívico militar (1976-1983).

En el gobierno democrático del presidente Néstor Kirchner (2003-2007), se organizó el grupo de Antropología Forense. Era sabido que en el cementerio de la localidad “General Lavalle” se habían depositado, durante la dictadura militar, los cuerpos encontrados en las playas. Aparecían como NN, pero las circunstancias y relatos daban cuenta de los hallazgos macabros de entonces. Se emprendieron estudios genéticos y se identificaron cuerpos. Fue un momento impensado para la sociedad. Sumamente movilizador. Claro que en tanto, la extrema derecha cómplice de aquellos años, trabajó para deslucir, para opacar, para burlarse -que es lo que mejor sabe hacer-; pero qué más da. Si “la Verdad os hará libres”, ¿no es así?

Tuve el honor de estar presente, cuando “sembraron” los cuerpos de Esther Ballestrino de Carega y Mary Ponce de Bianco, de la monja francesa Léonie Duquet y de Ángela Auad, que era activista de Derechos Humanos. No decimos “enterrar”, porque sus cuerpos florecen en más compromiso social y político. También nos enseñan que la única lucha que se pierde es la que se abandona.

Cada año se las homenajea en ceremonias ecuménicas y políticas, se acompaña con “antorchas” o velas, asiste nuestro premio nobel de la paz, Adolfo Pérez Esquivel, miembros de distintas organizaciones, el periodismo independiente y muchos artistas.

En 2014, las madres y abuelas de la Plaza fundaron el Instituto Universitario Nacional de Derechos Humanos “Madres de Plaza de Mayo”, para una educación nacional, popular e inclusiva; se dictan las carreras de Derecho, las licenciaturas en Trabajo Social y Comunicación y la carrera de Historia.

La búsqueda de desaparecidos no cesa. Se formó un banco de ADN, para que, aún luego de la muerte de las Madres, la búsqueda por Verdad e Identidad continúe. A la fecha se han identificado 132 nietos. Cada uno es libre de continuar su vida o incorporarse a sus familias biológicas, y reciben apoyo psicológico y afectivo, en tanto lo permiten. Para la enorme parte de la sociedad comprometida con la Verdad y la Justicia, cada uno ha sido una victoria sobre la muerte y el olvido.

Como bien señalas en tu país, los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el «Proceso» fueron investigados en 1984 por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y los responsables enjuiciados y condenados en procesos que han continuado varias décadas.

¿Podríamos decir que en Argentina se ha cumplido en materia de memoria histórica y conseguido la Verdad, la Justicia, la Reparación o, por el contrario, se tiene que seguir avanzando en este camino?

Nada hará que la militancia cese en su reclamo de Verdad y Justicia. Creo que la mayoría de nuestro Pueblo está comprometido con ello. Lo reconocemos como un imperativo que hace a nuestro ADN identitario. Cuando en los encuentros mencionamos a nuestros desaparecidos, gritamos: Presente ¡Ahora y siempre!

Nada detiene al Pueblo unido.

Ahora bien… No dejo de sufrir por todos los silencios que hacen que se desconozcan los lugares donde fueron enterrados nuestros muertos. Sería mucho más noble el quiebre del pacto de silencio. Uno de los peores genocidas de la dictadura de los ´70, Videla, murió en un inodoro de la cárcel, sin confesar sus crímenes, ni informar dónde estaban los miles de cuerpos aún no hallados. Videla, el que en televisión dijo “No están muertos ni vivos, están ´desaparecidos`”. Decimos “desaparecidos” porque el delito de secuestro no cesa hasta dar con cada persona o con su cuerpo. Si los genocidas creían que actuaban con derecho, ¿por qué no informan dónde encontrar a cada uno de los desaparecidos?

Callar hoy sería cobarde.” La frase, colgada sobre el atrio, se repitió una y otra vez. Eran las palabras de Léonie Duquet, la monja francesa.

Historias de horror como las de ocurrieron en Argentina se vivieron ya antes en España con la Guerra Civil y la dictadura franquista, en Alemania con el nazismo. Parece que los hechos infames no evitan o previenen que la humanidad sigue cometiendo sistemáticamente los mismos errores. ¿Cómo vives que en el momento actual asistamos a un resurgimiento a nivel mundial del fascismo?

El resurgimiento de las extremas derechas, aliadas al poder real económico-financiero, que tanto seduce a algunos, que hace que hay grupos de asalariados que se autoperciban como clase media o alta, me espanta, me quita el sueño, la verdad.

Son quienes pueden convencer a las comunidades sobre la necesidad de empedrar un mar, si se lo proponen, porque cuentan con la titularidad de los grandes medios de comunicación, que pasaron de ser “de comunicación” a ser de seducción de masas mal formadas o abandonadas a su suerte. Miente, miente, que algo siempre queda. Pero hoy es miente y profundiza la mentira, y destroza a los líderes populares, déjalos sin referentes, huérfanos de comunidad de pertenencia, hazlos competir y sálvese quien pueda. Y el que no pueda, que perezca o se evapore, deje de ser percibido, invisibilizado hasta ser un obstáculo en la vereda y no más que eso.

Lo que han hecho con Dilma y con Lula, en Brasil, con Correa, con Evo! Ahora, en Perú… América está otra vez en riesgo. Tal vez con los ojos más abiertos y con la Historia -que a algunos nos revela algo-; pero en riesgo.

Por otro lado, lo que antes nos hacían las “botas”, hoy lo hacen los grandes mercados, imponiéndonos sus normas, indicando quién vive y quiénes sólo vinieron al mundo para servir al de arriba.

En el anterior gobierno, de M. Macri, se produjo un desastre en el aparato productivo. Otra vez la apertura indiscriminada de las importaciones, con la lógica consecuencia sobre la incipiente industria y la ruina de las pequeñas y medianas empresas. ¡Una deuda mayor que la asumida hasta hoy por Ucrania para reconstruir el país al final de la guerra, que se fugó y no se aplicó a inversiones! Y fortunas moviéndose en espionaje ilegal con fondos públicos, para presionar, extorsionar, incluso con familiares o amenazando hijos.

Si antes los golpes eran militares, hoy los golpes son golpes de mercado, y luego, como broche de oro, armados.

Y está claro que EEUU hambrea de recursos naturales, y babea al ver nuestras tierras. Un tiempo nos enviaba sus muchachitos rubios, vestidos de camisa blanca y corbatita, a quebrar la identidad cultural y religiosa, en un intento de disgregarnos, mientras con su Escuela de las Américas adiestraba grupos militares para volverlos expertos en torturas; hoy golpea también, pero sosteniendo partidos de derecha, endulzándoles las cuentas off shore, y asegurándoles un status por el que, con gusto, venden sus almas al diablo, al punto de atreverse a ir contra la vida de nuestra vice presidenta, presidenta del Senado de la Nación, y ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, a quien sin dudas, quieren muerta o proscripta.

Para que tengas una cabal idea de la sensación de inseguridad que viví con el golpe a Lula -digo golpe y no “intento de golpe”, porque lo que se propusieron, lo lograron-, luego del intento de magnicidio en mi país, al que nuestra derecha desestima y menoscaba, días pasados le dije a mi hijo menor:

-Si acaso te llamo y te digo que vayas a Ezeiza, no me preguntes; tomá tus documentos, un taxi, y vas al aeropuerto sin demoras. Luego ya veremos cómo te hago llegar lo demás.

Para los que vivimos aquellos años, no se nos olvidan los Comunicados de la Junta Militar.

Comunicado Nº 1: Se comunica a la población que, a partir de la fecha, el país se encuentra bajo el control operacional de la Junta de Comandantes Generales de las FF.AA. Se recomienda a todos los habitantes el estricto acatamiento a las disposiciones y directivas que emanen de autoridad militar, de seguridad o policial, así como extremar el cuidado en evitar acciones y actitudes individuales o de grupo que puedan exigir la intervención drástica del personal en operaciones» »Comunicado Nº 2: Sobre la vigencia del estado de sitio, los comunicados 2 bis, 5, 6 y 24 restringen la circulación local, por el país y en horarios nocturnos».

Es una impronta en el ADN. Esta vez tal vez sea más sofisticado, pero el odio con que unos alimentan a sus seguidores, no difiere mucho de otros odios históricos.

Por eso, cada vez que los militantes salimos a la calle a manifestarnos pacíficamente, verán que no lo hacemos con odio, ni con revancha, y ni siquiera agredimos a la prensa mugrienta. Tenemos convicciones, queremos Justicia Social y Soberanía para el pueblo. El odio no hace nido en nuestros militantes.

Cómo se perciben en Argentina las dificultades que a día de hoy tenemos en España para juzgar los crímenes del franquismo, que han hecho que en muchos casos se recurra a la justicia argentina.

Así como los pueblos de Europa, en general, no ponen sus ojos en la realidad de nuestros países, más que superficialmente, en general, el pueblo argentino no explora los sucesos de España, más que superficialmente. Pero la militancia política, los “intelectuales”, el periodismo de investigación -que lo hay y muy bueno-, nos sorprendemos.

En Argentina diría que las veredas que separa la grieta es de los que buscan Verdad y Justicia, y los que avalan los crímenes de genocidio del gobierno de facto. Pero no veo que haya muchos que digan “no investiguemos”, no es bueno saber porque “daña” a la sociedad. Y leí algunas notas en periódicos españoles que parecen sostener esa postura. “Si sabemos, terminamos dañados”, lo que no se dice, no existe.

Como esas familias que ocultan por décadas que alguno de sus miembros es adoptado, y todos están compelidos por sus mayores a guardar el secreto. ¡Es atroz!

Creo que la verdad y la postura que adoptemos frente a la Verdad es lo que nos define como personas y como pueblos. No deberíamos entregarnos al olvido.

Y el perdón… El perdón es cosa del corazón. Se perdona más para sanar el corazón, que porque el otro lo merezca. El perdón es personal. Pero legalmente, quien delinque debe cumplir una condena. Los crímenes de lesa humanidad son imprescriptibles. Quiero decir… Si hubo secuestro, tortura y desaparición, el delito es continuo, hasta hallar el cuerpo. No podría seguir los mismos términos penales que un delito penal común, ocurrido entre particulares, cuando fue un sujeto del Estado, empleando su aparato de espionaje, su acción represiva y toda su planificación, el que ejecutó el delito.

¿Qué dirías desde tu experiencia personal a la juventud en general en materia de memoria?

Desde 1982 soy docente (maestra y profesora); ejercí en cada nivel del Sistema educativo. Soy abogada desde el año 2000; y hasta hoy soy una eterna aprendiz. Si algo sé es cómo apasionar a los jóvenes por la Verdad y la Justicia. Primero, desde los valores personales, familiares, sociales. Y basándome en esos valores esenciales, en valores que trascienden ese “aquí y ahora”, puedo con ellos cuestionar el Pasado.

La Historia se muestra, busca ser conocida, desafía, y se construye desde la curiosidad, sin tramar respuestas. Es fascinante. Y es prueba de que, sin valores, sin vernos y reconocernos humanos, el mundo se convierte en una porquería sin sentido. Nos prueba que el hombre se hizo lobo del hombre; pero también que el amor da sentido, que la toma de posición solidaria genera maravillas para todos. Por eso, la verdad y la solidaridad crean la Justicia Social, y sin Justicia Social es vivir en un páramo de soledades amontonadas.

El 12 de enero último se hizo la marcha 2335 alrededor de la Pirámide de Mayo, en la Plaza; ya nos quedan poquitas Madres y las acompañan Hijos, Nietos, ciudadanos. Nos desafían.

Seguimos formando movimientos y partidos políticos dentro de la corriente nacional y popular, y fortaleciendo el espíritu crítico… ¿Sabés que en la otra vereda, en el gobierno de Mauricio Macri, se dijo abiertamente que el espíritu crítico es “peligroso”? ¿Imposible de creer, verdad? Y sin embargo, así fue.

Los ciudadanos comprometidos saben que nuestras Madres van partiendo, que hicieron por todos más de lo imaginable; que cargaron su dolor y lo transformaron en acción. Y ahí estuvieron en la defensa de los derechos de las mujeres, de las enfermeras, de las comunidades originarias… Y sabemos que ese espacio merece ser custodiado y comunicado por siempre.

Los paradigmas de “derechos para todos y no privilegios”, “aquí nadie se entrega”, “Verdad y Justicia”, “Democracia para siempre” son irrenunciables.

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