Por Lyudmilla
La Nakba, catástrofe palestina, es el término que define la expulsión masiva de los palestinos de su tierra, Palestina. Todo ello ocurrió bajo el mandato del imperio Británico, durante la creación de Israel (1948-1949). La mitad de la población nativa fue expulsada de Palestina, estamos hablando del orden de 750.000 palestinos.
La Nakba fue el terrible resultado tras ser aprobado por el movimiento sionista, el Plan Dalet. Dicho Plan consistía en un estrategia militar para vaciar las tierras palestinas de árabes. No se puede hablar de que se tratase únicamente de una huida de palestinos de sus tierras, sino de todo un plan maquinado para la expulsión sistemática del pueblo palestino de sus tierras.
La Nakba fue, y sigue siendo, una limpieza étnica. En palabras del escritor palestino Bichara Jader “ La Nakba del 48 se ha convertido en una Nakba permanente”. Los palestinos llevan celebrando desde 2018 la Gran Marcha del Retorno, cada semana en la línea divisoria de Gaza. Esta marcha reivindica que se levante el bloqueo a Gaza, así como que se reconozca el derecho a regresar a su tierra a 5 millones de palestinos,
Durante estas marchas han sido asesinados por las fuerzas israelíes muchos palestinos. El pueblo palestino vive en una continua Nakba, en un continuo aislamiento, en un continuo exterminio. Niños tiroteados, niños en prisión alegando que son potenciales terroristas. ¿Es la resistencia un acto de terrorismo? ¿Y el exterminio de un pueblo, como lo llamamos?
Palestina es un pueblo que lleva soportando demasiado tiempo el exterminio, el horror, el aislamiento. Es un pueblo en el que a las madres ya no les quedan lágrimas que derramar por sus hijos, en el que la venganza corroe las entrañas de su gente. Palestina es un pueblo que ha aprendido, debido a su terrible historia, a resistir ante los ojos del olvido.
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