6D: Claves de la batalla electoral venezolana

El domingo 6 de diciembre se celebraron en Venezuela las Elecciones Parlamentarias que configuran la nueva Asamblea Nacional del país. Como ya viene siendo costumbre, la prensa hegemónica y los sectores políticos más reaccionarios tanto a nivel nacional como internacional han cuestionado esta jornada democrática y se niegan a aceptar los resultados. Es el mismo guión y los mismos argumentos ya manidos.

Para situar a nuestros lectores, desde la llegada de Hugo Chávez a la presidencia en febrero de 1999, la Revolución Bolivariana ha llevado a cabo 25 procesos electorales en un lapso de 21 años. Es sin duda un dato llamativo si tenemos en cuenta que durante la Cuarta República (etapa anterior al chavismo) y que comprende 46 años, se realizaron un total de 19 comicios. Tratar de ilegitimar políticamente al proceso bolivariano es caer en el absurdo. Nunca antes en la historia de la República se había consultado tanto a la población.

El chavismo recupera la mayoría

Oficialismo conquista la mayoría parlamentaria con el 67% de los votos, la  participación se ubicó en 31%

Los resultados oficiales del Consejo Nacional Electoral (CNE) sobre las Parlamentarias de este 6 de diciembre son contundentes: el Gran Polo Patriótico (GPP) ha obtenido una clara victoria acaparando 3.558.320 votos, lo que se traduce en un 67,6 por ciento de los sufragios.

En segundo lugar, y a bastante distancia, queda la opositora Alianza Democrática (AD) con 944.665 votos, que supone un 17,95 por ciento.

Cabe destacar el resultado de la Alianza Popular Revolucionaria (APR), que en estas elecciones se presentaba fuera del Gran Polo Patriótico con la papeleta del Partido Comunista de Venezuela (PCV) y que ha obtenido 143.917 votos, un 2,73 por ciento.

Motivos de una baja participación

Juan Guaidó en EL PAÍS

Si bien es cierto que el dato del 31 por ciento de participación es muy bajo, hay que analizar diversos factores que han podido influir en ello. Se tratan de unas elecciones que se llevan a cabo en un contexto de pandemia global, con todas las limitaciones y temores que conlleva una emergencia sanitaria de tal magnitud.

Otro elemento determinante son las consecuencias del bloqueo económico que sufre la República Bolivariana de Venezuela y que ha deteriorado notablemente el poder adquisitivo y las condiciones de vida de la población. Aún con los programas y acciones de gobierno que buscan mitigarlo, existe un impacto social evidente que termina provocando hartazgo y frustración en determinados sectores.

Por otro lado, el sector golpista de la oposición, encabezado por el autoproclamado Juan Guaidó, ha llamado a sus simpatizantes a realizar una campaña por la abstención y por el no-reconocimiento de los comicios. Conviene recordar que la Unión Europea y Estados Unidos se han alineado por completo con esta postura y han llevado a cabo declaraciones oficiales en esa misma línea.

El sector golpista, fuera de juego

Probablemente esta estrategia opositora de no-reconocimiento suponga finalmente la inmolación política de Guaidó. Con la conformación de una nueva Asamblea Nacional de mayoría chavista, Guaidó y ese sector golpista queda fuera de juego. Pierde cualquier representación: Ni es Presidente “interino” ni dirige la Asamblea Nacional. Una decisión totalmente errónea que lo expulsa hacia la marginalidad y que sigue los mismos pasos que Leopoldo López y otros líderes opositores que trataron de trazar sin éxito ese camino. El chavismo, aún acosado a nivel interno y externo, se mantiene vivo y ha sido capaz de arrinconar a la corriente más beligerante de la oposición. Y eso sin duda alguna es una victoria que además aporta un gran balón de oxígeno para el oficialismo, que a partir de ahora cuenta con 5 años por delante de estabilidad en la Asamblea Nacional.

Ridículo internacional de la UE y EEUU

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En una rueda de prensa llevada a cabo durante el transcurso de la jornada electoral, el ex Presidente español José Luís Rodríguez Zapatero, de visita en el país como observador internacional, advirtió ante los medios que la Unión Europea debía reflexionar y cambiar su postura de no-reconocimiento del legítimo Gobierno de Nicolás Maduro, asegurando que se estaba al borde del “mayor absurdo que haya conocido la historia del derecho internacional”.

Los argumentos de Zapatero, aún viniendo desde la moderación y la socialdemocracia, son de una sensatez y una lógica aplastante. De seguir por la misma vía, la Unión Europea podría acrecentar su ya bochornoso descrédito. Recordemos el ridículo monumental que protagonizó la UE en enero de 2019 dando un ultimátum a Maduro para que convocara elecciones presidenciales. Venezuela se mantuvo firme y no cedió ante semejante chantaje.

Respecto a Estados Unidos, nada indica que con la nueva Administración Biden se vaya a producir un cambio en política exterior que permita una desescalada y el fin del bloqueo, de manera que todo apunta a que seguirán las agresiones y la injerencia en los asuntos internos de Venezuela.

Profundizar el proceso y recuperar al sector crítico

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Para el seno del chavismo, estas no han sido unas elecciones más. Como hemos comentado previamente, un sector crítico con la gestión de gobierno decidió presentarse a los comicios bajo la llamada Alianza Popular Revolucionaria (APR), una agrupación de 14 organizaciones que solicitaron el voto bajo la papeleta del Partido Comunista de Venezuela (PCV).

La APR acusa al gobierno venezolano de establecer alianzas con la burguesía nacional que van contra los intereses de los trabajadores. Citan como ejemplo de ello un conjunto de empresas del Estado que se han vendido a empresarios privados. Es el caso de la Central Azucarera Pío Tamayo, que fue vendida a la compañía Veinca; Arroz del Alba, cuyos activos fueron entregados a Agroinlaca; Agropatria, que pasó a ser propiedad del Grupo Agrollano 2910; Lácteos Los Andes, que pasó a manos de una empresa iraní o las tiendas CLAP, que terminaron siendo propiedad privada de la empresa Salva Food. Estas privatizaciones se han llevado a cabo mediante la llamada Ley Antibloqueo que a priori lo que busca es enfrentar el cerco económico y bajo la cual “el Ejecutivo Nacional podrá modificar los mecanismos de constitución, propiedad, gestión, administración y funcionamiento de empresas públicas o mixtas, tanto en el territorio nacional como en el exterior”.

La APR hizo un llamado en las recientes elecciones a frenar este tipo de medidas y profundizar el proceso bolivariano con el objetivo de controlar la economía y poder disponer de mayor soberanía en la producción y en la toma de decisiones, más aún bajo unas sanciones y un cerco financiero externo que no cesa.

Los resultados de las parlamentarias devuelven al chavismo el control de la Asamblea Nacional hasta 2026. Un tiempo de oro que debe servir para abrir un debate interno honesto. Es momento de subsanar errores y de plantear ese “golpe de timón” del que hablaba el Comandante Hugo Chávez para fortalecer la Revolución Bolivariana. La única vía para avanzar hacia el socialismo pasa por ser capaz de recuperar de nuevo a este sector crítico, rompiendo los lazos con la burguesía y fijando como eje central de acción de gobierno la defensa de los intereses cardinales de la clase trabajadora.

Por Oriol Sabata

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