Durante varias semanas, los objetos voladores no identificados fueron noticia en todos los medios del mundo. Extraterrestres y ufología, avistamientos y teorías de todo tipo sobrevuelan una incipiente nueva guerra fría entre Estados Unidos y China.
Por Gonzalo Fiore Viani / La tinta
“(Cuando los medios escriben) las luces de neón
Nave espacial viaja a la velocidad de la luz
Un millón de estrellas en el cielo
(Aquí la Reina está del lado de los extraterrestres)”.
(De la canción Zero Zero UFO de Ramones)
No es la primera vez que el mundo atraviesa una histeria OVNI como la que se vivió durante las últimas semanas, luego de los derribos de objetos sin identificar en los cielos estadounidenses, canadienses y chinos.
Hubo muchos casos anteriormente, pero el que mayor fascinación sigue despertando es el sucedido en Roswell, Nuevo México, en el sur de Estados Unidos, el 2 de julio de 1947, en plena posguerra y comienzos de la Guerra Fría, que tiene algunas similitudes con la actualidad. Inicialmente, el ejército estadounidense declaró que el objeto estrellado en Roswell era un globo meteorológico. Sin embargo, con el tiempo, surgieron teorías alternativas que sugerían que el objeto podría ser una nave extraterrestre.
Estas teorías se basan en la idea de que Washington habría tratado de encubrir el incidente para evitar la histeria masiva, algo que podría haber resultado de una confirmación de la existencia de vida extraterrestre. A pesar de que la explicación oficial del gobierno fue que el objeto era, simplemente, un globo meteorológico, muchos creyentes en la teoría de los OVNI continúan sosteniendo que se trató de una nave extraterrestre. Por lo cual han surgido numerosas teorías sobre lo sucedido en Roswell. En cualquier caso, el incidente sigue siendo uno de los más fascinantes y misteriosos en la historia de la ufología y la cultura popular en general.
Algunos apuntaron a que se trataba de un globo del ultra-secreto Proyecto Mogul, cuyo fin era investigar la actividad nuclear soviética. Efectivamente, informes de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, publicados en septiembre de 1994 y junio de 1997, afirmaban que lo estrellado en Roswell eran los restos de un vuelo del Proyecto Mogul, entonces calificado como alto secreto y, por lo tanto, imposible de difundir.
El Proyecto Mogul fue un programa secreto de la Fuerza Aérea estadounidense durante la Guerra Fría, que tenía como objetivo desarrollar un sistema de detección de explosiones nucleares en el aire, a través de la medición de ondas sonoras en la atmósfera. El proyecto utilizaba globos meteorológicos especiales, equipados con dispositivos de escucha, que podían detectar los sonidos producidos por una explosión nuclear. El sistema se consideraba vital para el monitoreo de la actividad nuclear de la Unión Soviética y para garantizar la seguridad nacional de Estados Unidos.
A pesar del no menos fascinante -y más realista, pero también más mundano- trasfondo geopolítico, de espionaje y Guerra Fría, la hipótesis alienígena sigue despertando fascinación debido a que, claramente, es la más cinematográfica. El incidente de Roswell ocurrió en un momento de gran tensión mundial, en plena Guerra Fría y en un contexto de creciente interés en la actividad extraterrestre por la popularidad de la ciencia ficción en la cultura popular.
El caso Roswell se considera el inicio de la ufología moderna. Aunque no es el único, ya que, a lo largo del siglo XX, se registraron diversos casos de avistamientos de OVNI que han generado controversia y fascinación entre la población. Pese a que no todos fueron en Estados Unidos, la gran mayoría de los casos documentados sucedieron en ese país.
El 24 de junio de 1947, el piloto privado Kenneth Arnold reportó haber visto nueve objetos voladores no identificados mientras volaba cerca del Monte Rainier, en Washington. Este caso es considerado como el primero en popularizar el término “platillos voladores”, debido a la forma con la que describió Arnold a los objetos que observó. El 7 de enero del año siguiente, el piloto Thomas F. Mantell persiguió un objeto volador no identificado mientras volaba en Kentucky. Durante la persecución, Mantell perdió la vida al estrellarse su avión. El 24 de abril de 1964, el oficial de policía Lonnie Zamora observó un objeto volador no identificado mientras realizaba su trabajo en Socorro, Nuevo México. Zamora aseguró ver un objeto en forma de huevo con patas, que dejó marcas en el terreno al despegar. En noviembre de 1973, un objeto volador no identificado fue visto por varios testigos en Rosedale, Australia. Los testigos describieron al objeto como una gran bola de fuego que dejó marcas en el suelo. Entre el 26 y el 28 de diciembre de 1980, varios militares estadounidenses que se encontraban en la base aérea de Bentwaters, en Reino Unido, informaron el avistamiento de objetos voladores no identificados en los bosques cercanos. Este caso es considerado uno de los más importantes en la ufología moderna.
La fascinación por el fenómeno OVNI se extendió durante todo el siglo XX, especialmente durante los años del mundo bipolar, al mismo tiempo que el espionaje vivía sus épocas de gloria. Durante aquel período, tanto Estados Unidos como la Unión Soviética llevaron a cabo investigaciones y proyectos secretos relacionados con la observación y el estudio de OVNI. Por ejemplo, Moscú creó el Comité Estatal de Investigación de Fenómenos Anómalos (que luego se convirtió en la Academia Rusa de Ciencias Ufológicas), encargado de investigar los avistamientos de OVNI en el territorio soviético. A su vez, se cree que los servicios de inteligencia del Kremlin estaban interesados en los avistamientos de OVNI de Estados Unidos y es posible que hayan recopilado información sobre el caso Roswell.
Los soviéticos, durante los últimos coletazos del país, en tiempos ya de la Perestroika y apenas dos meses antes de la caída del Muro de Berlín, tuvieron su propio “Roswell” cuando, según la agencia de noticias oficial Tass, se afirmó que, el 27 de noviembre de 1989, una nave alienígena había aterrizado en un parque de la ciudad de Vorónezh y “varios seres extraterrestres salieron del mismo”. La noticia fue recogida por otros medios de comunicación soviéticos y posteriormente difundida a nivel internacional, aunque, por supuesto, fue tomada como una broma o una fabricación por la amplia mayoría de agencias de noticias.
El incidente de Vorónezh fue objeto de controversia, con algunos creyendo que se trató de un evento real y otros acusando a las autoridades soviéticas de utilizar la noticia como una herramienta de propaganda. En cualquier caso, el incidente de Vorónezh es considerado uno de los más destacados de encuentros con seres extraterrestres detrás de la Cortina de Acero.
En su libro Mi ovni de la perestroika, Daniel Utrilla narra sus investigaciones sobre el incidente de Vorónezh y entrevista a varios testigos del evento. Utrilla también examina las posibles explicaciones para el evento, incluyendo la posibilidad de que se tratara de una broma elaborada o una campaña de propaganda oficial. En última instancia, Utrilla concluye que la verdad detrás del incidente de Vorónezh sigue siendo un misterio.
Debido al momento histórico que estaba atravesando la URSS, es bastante probable que, justamente, se haya tratado de una propaganda deliberada de la facción regional de la agencia de noticias oficial para poder desviar la atención de todos los problemas económicos, políticos y sociales que se sucedían por aquel entonces. Por unos días, el experimento salió “bien”, ya que nadie habló de otra cosa. Pero fue rápidamente olvidado, incluso al día de hoy, donde pocos lo recuerdan, salvo los más obsesionados por la temática OVNI.
Los “avistamientos” de las últimas semanas probablemente sean, más que nada, una especie de juego de espionaje en esta “nueva guerra fría” que están disputando las potencias, especialmente Estados Unidos y China. No obstante, es bastante llamativa la idea de que, con toda la tecnología de la cual disponen estos Estados, las agencias de inteligencia continúen utilizando objetos fácilmente detectables en los espacios aéreos de los países que, en teoría, quieren espiar, aunque no se sepa con qué motivo ni finalidad.
Lo cierto es que el fenómeno OVNI disfruta de un segundo aire en lo que va del siglo XXI, que comienza a equiparar los niveles de fascinación e imaginación que suscitaba durante el siglo XX. Durante 2022, las denuncias de soldados estadounidenses respecto de haber visto OVNI se dispararon a más de 500. Si bien en 26 casos se determinó que eran drones y en 163, globos, el resto permanece sin resolver.
Ese mismo año, hubo una audiencia casi inédita en el Senado estadounidense, donde se buscó dar respuestas a avistamientos OVNI o UAP (Unexplained Aerial Phenomena, fenómenos aéreos inexplicados). No es casual que esto suceda ahora, donde los fantasmas de la Guerra Fría vuelven, más que nunca, a sobrevolar los cielos del escenario internacional en 2023.
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