Aunque Israel afirmó que la presencia de altos oficiales militares en una instalación diplomática justificaba el ataque, Irán interpretó el bombardeo como un ataque dentro de su propio territorio.
El hecho de que Israel y otros países fueran capaces de derribar casi todos los cientos de aviones no tripulados y misiles antes de que causaran algún daño no es tanto un testimonio de sus capacidades militares como del hecho de que se trataba de una parte calculada de la estrategia de Irán.
Israel financia y adiestra a los Muyahidin al-Jalq, verdaderos terroristas iraníes a los que Israel usa para sabotear a la República Islámica desde dentro.
Se utilizaron rifles Galil de fabricación israelí en todas las tierras altas, mientras que helicópteros de fabricación estadounidense transportaron tropas a las tierras altas para lo que, según el informe, fueron «actos de genocidio».
El tribunal de apelación de La Haya que ordenó al gobierno holandés suspender las exportaciones de armas a Israel se basó en informes de Amnistía Internacional y la ONU cuando enumeró múltiples ejemplos de aparentes violaciones del derecho relativo a los conflictos armados en Gaza.
La masacre se cobró la vida de decenas de pacientes que fueron asesinados en sus camas de hospital. Otros murieron como resultado de la privación deliberada de Israel de su acceso a alimentos, atención médica y suministros.