Socialismo versus anarquismo en el mitin de controversia de Vilassar de Mar (1891)

En estos mítines se solía elegir un tema o temas y se presentaban dos posturas antagónicas frente a un público asistente. Estas reuniones tenían un destacado componente pedagógico.

Por Eduardo Montagut | 27/09/2024

En las décadas finales del siglo XIX fue relativamente frecuente que se produjeran los denominados mítines de controversia, especialmente entre socialistas y anarquistas, siendo muy significativos los que se celebraron en Cataluña, precisamente por la intensa pugna entre las distintas maneras de entender la emancipación de los trabajadores en un lugar con un movimiento obrero potente y diverso. Interesante nos parece que algún día se pueda hacer un estudio monográfico sobre esta cuestión porque supone un capítulo harto sugerente ya no sólo de la historia del movimiento obrero, sino también de la historia de los debates, controversias, y de la propaganda o difusión de las ideas. En estos mítines se solía elegir un tema o temas y se presentaban dos posturas antagónicas frente a un público asistente. Estas reuniones tenían un destacado componente pedagógico.

En marzo de 1891 se celebró uno de estos mítines en el teatro de la localidad del Maresme, hoy denominada Vilassar de Mar, y en aquella época San Juan de Vilasar. Los protagonistas fueron Toribio Reoyo, figura fundamental en la fundación del socialismo político y sindical en Barcelona, sin olvidar su trabajo en este sentido también en Madrid, y Pere Esteve, un personaje cumbre del anarquismo catalán. Así pues, estaríamos hablando de un debate de gran altura. El tema elegido pretendía confrontar la ideología socialista con la libertaria. Se articuló de la siguiente forma:

“Siendo el fin de los Partidos Socialista Obrero y Anarquista la completa emancipación del cuarto estado, ¿por qué medios se llegará más fácilmente a su realización”.

Esteve se declaró, consecuente con las ideas anarquistas, contrario a la pretensión de obtener del Estado mejoras para la clase obrera, pues ésta debía tomarlo todo por la fuerza. Además, combatió los derechos de reunión, asociación, libertad de imprenta y, muy especialmente, el del sufragio. Los representantes obreros en las instituciones terminaban por venderse, en su opinión. En contraposición, defendió la creación de asociaciones de resistencia y propaganda de signo anarquista como único medio para conseguir la emancipación obrera.

Reoyo comenzó su defensa intentado demostrar que, a pesar de las diferencias, los dos eran enemigos del “régimen burgués”, aunque muy pronto salieron las diferencias, porque rechazó el supuesto anarquista de que en el Partido Socialista hubiera jefes, ya que todo se hacía por voluntad de la mayoría.

Demostró los beneficios del reconocimiento de los derechos criticados por Esteve para los trabajadores, especialmente el del sufragio, porque debía ser aprovechado por el obrero para combatir a la burguesía. No había, pues, motivo alguno para rechazar lo que se consideraba un arma. Si algún obrero fuera capaz de venderse en una institución también lo haría fuera de uno de esos puestos. El obrero digno no se vendía nunca.

Reoyo defendió que el PSOE tenía como objetivo la revolución social, pero que antes de llegar a la misma era preciso preparar el terreno a través de la defensa de reformas de aplicación a corto plazo, y que se contenían en su programa, es decir, estaba haciendo una defensa de la estrategia socialista de los dos objetivos: emancipación final, y defensa de mejoras concretas inmediatas. En este sentido, expuso ejemplos de mejoras conseguidas en otros países.

El socialista realizó un alegato en favor de seguir celebrando el primero de mayo. Recordemos, en este sentido, que nos encontramos en los inicios del mismo, pero sin optar por la huelga general porque consideraba que eso era equivalente a la revolución, y la masa obrera no estaba preparada, por lo que se produciría un fracaso. Reoyo estaba exponiendo la intensa controversia que surgió en esa época sobre el sentido del primero de mayo entre socialistas y anarquistas.

Reoyo atacó lo que consideraba una contradicción de los anarquistas, ya que, por un lado, defendían la existencia de asociaciones de resistencia (sindicatos), cuyo fin era conseguir mejoras parciales, y, por otro lado, eran partidarios del “todo o nada”.

Sobre Pere Esteve hay una entrada muy documentada en el blog Historia del Poble Nou. El último viaje a Icaria. También son recomendables otros trabajos, como el de J. Casanovas Codina, “Pere Esteve (1865-1925): un anarquista catalá a cavall de dos móns i de dues generacions”, en L’Avenç. Revista de Història, n. 162 (1992), págs. 18-22, y el de Susana Sueiro Seone (UNED), “Un anarquista en la penumbra. Pedro Esteve y la velada red del anarquismo transnacional”, en Academia (red). Sobre Toribio Reoyo remitimos al Diccionario Biográfico del Socialismo Español.


Como fuente principal hemos consultado el número 263 de El Socialista.

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