Si viviéramos en una democracia plena, homologable, al menos, a la que existe en Alemania o Italia, un alcalde como Senén Pousa, que ha hecho una apología continuada de la sangrienta dictadura que asoló al estado español durante 40 años, y que en Galicia adquirió tintes de Genocidio, debería estar inhabilitado
Por Angelo Nero
“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Este genial relato del guatemalteco Augusto Monterroso, considerado como la narración más breve de la literatura universal, bien podría haberse inspirado en el alcalde del pequeño municipio gallego de Beade, Senén Pousa, un verdadero dinosaurio político, que ha permanecido al frente de esta alcaldía desde 1974 -cuando todavía no se realizaban elecciones municipales, ni de ningún otro tipo, ya que, recordemos, vivíamos en una dictadura-, y que después de 49 años al frente de la administración municipal, quiere revalidar su cargo de regidor en las próximas elecciones del 28 de mayo.
Si viviéramos en una democracia plena, homologable, al menos, a la que existe en Alemania o Italia, un alcalde como Senén Pousa, que ha hecho una apología continuada de la sangrienta dictadura que asoló al estado español durante 40 años, y que en Galicia adquirió tintes de Genocidio, debería estar inhabilitado y expulsado del despacho del ayuntamiento donde, todavía en 2013, seis años después de ser aprobada la primera Ley de Memoria Histórica, posaba desafiante bajo el retrato del dictador, al que mantiene su homenaje denominando a la calle principal del pueblo, la que pasa frente al edificio del ayuntamiento, como calle del Caudillo.
¿Se puede imaginar alguien que en Alemania un alcalde, aunque sea del pueblo más pequeño de Baviera, mantuviera el retrato de Adolf Hitler en su despacho, y que pusiera el nombre de calle del Führer a la cualquiera de las strase de su municipio? “Mientras yo sea alcalde, y me voy a volver a presentar y ganaré como siempre con mayoría absoluta, no le voy a retirar el nombre”, ha declarado el octogenario regidor.
Caballero templario y miembro de la Fundación Francisco Franco -cuya sola existencia sigue ofendiendo la memoria de sus víctimas-, este dinosaurio ourensano que cada 20 de noviembre presidía una misa en honor al genocida, y pagaba esquelas en los periódicos recordando a “Franco, Primo de Rivera y todos los caídos”, ha gobernado este pueblo de la comarca del Ribeiro, de menos de cuatrocientas almas, primero bajo designio de las autoridades franquistas, después, en las primeras elecciones democráticas, bajo las siglas de Coalición Democrática -la plataforma de agrupaciones políticas herederas del viejo régimen, liderada por la Alianza Popular del ministro franquista Manuel Fraga- y después con las siglas de Centristas de Galicia -también en coalición con Alianza Popular-, y desde la creación del Partido Popular siempre bajo su paraguas, logrando siempre mayoría absoluta.
Ahora se presenta encabezando la lista de la Agrupación de Electores por Beade, después de pelearse con la dirección provincial del Partido Popular. “El PP me traicionó; en particular, su presidente provincial, y creo que lo va a pagar porque va a perder la Diputación. Yo soy muy amigo de Feijóo y del actual presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, pero lo que ha hecho el partido no me ha parecido bien”, declaró a la agencia EFE
En las anteriores elecciones, en 2019, la lista del Partido Popular, encabezada por Senén Pousa, logró cuatro concejales, por tres que consiguió la oposición del PSOE. En estas elecciones, el dinosaurio franquista, además con competir con la lista socialista, y con la de los nacionalistas del BNG, tendrá que enfrentarse a la de sus antiguos compañeros del PP, apadrinada por el presidente de la diputación, y a otra Agrupación Independiente de Electores.
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