Por Oriol Sabata
Este domingo 9 de mayo se ha llevado a cabo un desfile militar en la Plaza Roja de Moscú para conmemorar el 76 Aniversario de la victoria del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi en el marco de la Segunda Guerra Mundial (Gran Guerra Patria en Rusia). Tal día como hoy, en 1945, el Mariscal Wilhelm Keitel firmaba en Berlín la rendición de la Wehrmacht frente a la Unión Soviética. Desde entonces, se considera esta fecha como el Día de la Victoria, una gesta histórica de enorme importancia para las repúblicas ex-soviéticas y demás pueblos del mundo al convertirse en una hazaña del pueblo soviético y una victoria contundente del sistema socialista. La URSS no solo logró defender el país sino que liberó a Europa de la invasión hitleriana.
Durante la jornada, 12.000 militares, 76 aviones y 190 vehículos han desfilado en Moscú junto a los veteranos y se ha guardado un minuto de silencio en recuerdo de los soviéticos muertos durante el conflicto bélico. Como cada año, ha tenido lugar la entrega de ofrendas florales en la tumba del Soldado Desconocido, donde arde la llama eterna y donde se puede leer «tu nombre es desconocido, tu hazaña es inmortal». También se han organizado otros actos conmemorativos en ciudades del país que jugaron un rol relevante en la batalla contra la amenaza nazi y que tienen el título de «ciudad héroe» o «gloria militar». Según un sondeo del Instituto Vtsiom, el 69 por ciento de los rusos considera el 9 de mayo el día más importante del año.
El Presidente ruso Vladimir Putin, que ha participado en el acto oficial de este domingo, ha asegurado que «es una victoria de una importancia histórica colosal para el destino del mundo entero» y ha añadido que «la guerra trajo tantos desafíos, dolores y lágrimas insoportables que es imposible olvidarlo. Y no hay perdón ni excusa para quienes vuelven a contemplar planes agresivos».
Por su parte, Vladimir Isakov, Secretario del Comité Central del Partido Comunista de la Federación Rusa, ha señalado en un comunicado que «es lamentable ver cómo en la Rusia capitalista moderna el poder burgués explota descaradamente la Gran Victoria en sus propios intereses». Isakov ha destacado además que los diputados burgueses y los medios de comunicación evitan mencionar el liderazgo imprescindible de Stalin y el Partido Comunista en este acontecimiento de relevancia mundial, y ocultan que «el fascismo es producto de capitalismo».
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