«¿Se dan cuenta de que, últimamente, están falleciendo muchas personas, relativamente jóvenes e incluso jóvenes, de infartos y trombos y, casualmente, todas vacunadas?», señalaba un diario ultra esta semana.
Por Javier F. Ferrero
En comportamiento humano, el negacionismo es exhibido por individuos que eligen negar la realidad para evadir una realidad palpable. Se han acuñado los términos negacionismo del Holocausto, de la COVID-19, del cambio climático y del VIH/sida.
Stephen Harmon , era uno de estos negacionistas que se rió de las vacunas y llamó «estúpidos» a quienes usaban los respiradores. Ha muerto de coronavirus en California después de haber estado luchando contra la enfermedad durante un mes. Harmon, según señala la BBC, se había opuesto abiertamente a las vacunas.
«Tengo 99 problemas, pero la vacuna no es uno de ellos», tuiteó el hombre de 34 años el pasado mes de junio pocos días antes de contagiarse. Compartía memes y decía que confiaba en la Biblia más que en el experto en enfermedades de Estados Unidos, el doctor Anthony Fauci. El hospital a las afueras de Los Ángeles en el que falleció el pasado miércoles lo trató por neumonía y por Covid-19.
En su último tuit del miércoles, Harmon dijo que había decidido someterse a una intubación de la que antes se rió. «No sé cuándo me despertaré, por favor recen», escribió. Harmon continuó diciendo que volvería a rechazar ser vacunado, señalando que su religión lo protegería, incluso estando ya enfermo.
Esta es la historia de Harmon, un individuo que murió por su propia estupidez. Cada persona es libre de asumir sus riesgos a pesar de las evidencias. Sin embargo, algo muy distinto es que un medio asuma los preceptos negacionistas y lance un mensaje anti-vacunas.
El ejemplo de El Diestro
El jefe de Urgencias del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, Rafael Borrás, ha fallecido en la madrugada de este sábado. Borrás, de 65 años, ha sufrido un infarto.
Además de un reconocido médico de familia, Borrás fue el primer sanitario vacunado contra el Covid en Salamanca, acontecimiento ante el que se mostró «muy ilusionado». Quiso de esta manera animar a «todo el personal, sanitario y no sanitario, a vacunarse», dejando el mensaje de que «es la herramienta más eficaz en un futuro para detener esta pandemia que nos está asolando desde hace un año y nos está impidiendo hacer una vida con normalidad».
El jefe de Urgencias, clave en la organización del centro, siempre se mostró orgulloso de la «capacidad de adaptación ante cualquier situación que tiene el personal de Urgencias».
La pérdida de Borrás es notoria y noticiable, pero parece que hay quien quiere sacar beneficio en forma de clics de la lúgubre noticia, ya que el medio de derechas El Diestro ha decidido titular así el artículo con el que cubría la noticia: «Fallece de un infarto ‘el primer sanitario vacunado en Salamanca con la fórmula de Pfizer’ a los 65 años de edad».
El diario relaciona de esta forma el ataque al corazón del médico con la vacuna para el coronavirus. Siguiendo esta línea, el artículo está plagado de frases como «la historia continúa y quien no la quiera ver, o está muy despistado o, simplemente, no quiere verlo» o «tranquilos, nadie se molestará en investigar si este pobre hombre ha fallecido por los efectos secundarios de la puñetera vacuna».
Una de los comentarios más llamativos del texto es la teoría de la conspiración de la que se hacen eco, aunque, eso sí, sin aportar ni una sola prueba que demuestre sus afirmaciones: «¿Se dan cuenta de que, últimamente, están falleciendo muchas personas, relativamente jóvenes e incluso jóvenes, de infartos y trombos y, casualmente, todas vacunadas?»
«Creo que sin decir nada lo estamos diciendo todo», exponen en un momento del artículo. Este es solo un ejemplo de negacionismo en prensa. Hay muchos otros, pero este nos vale para señalar con el dedo acusador, pedir coherencia y pluralidad informativa y, ante todo, responsabilidad para con sus lectores. Un ejemplo de cómo no hacer las cosas.
Yo fallecí en 1923 de covid-02, pero luego resucité de entre los muertos, y acá me hallo.