Modelo 77

La película «Modelo 77» narra la toma de conciencia de un preso común en la cárcel Modelo, durante décadas símbolo macabro de la represión franquista en Cataluña.

Por Rosebud | UyL

Antes de comentar el estremecedor filme del cineasta andaluz Alberto Rodríguez (Sevilla, 1971) realizado en 2022, echemos un vistazo a la historia. Una mirada hacia atrás con ira. La cárcel Modelo, también conocida como Centro Penitenciario de Hombres de Barcelona, construida entre 1881 y 1904, fue durante décadas un símbolo macabro de la represión franquista en Cataluña.

En ese recinto carcelario estuvieron recluidos miles de presos políticos y sindicalistas antifranquistas, entre ellos personalidades como Lluís Companys, presidente de la Generalitat de Catalunya de 1934 a 1940; Salvador Seguí, dirigente anarcosindicalista; Helios Gómez, sindicalista, pintor y poeta gitano antifranquista; o Lluís Mª Xirinacs, político y religioso catalán. Dentro de sus muros se produjeron al menos 24 ejecuciones con garrote vil (hoy día debidamente documentadas), entre ellas la de Salvador Puig Antich en 1974.

Asimismo, por ese centro penitenciario pasaron centenares de mujeres sindicalistas y universitarias antifascistas, así como numerosos homosexuales perseguidos por la dictadura franquista. En 1973 fueron encarcelados también 113 militantes de la Asamblea de Cataluña, organismo unitario de la oposición antifranquista de Cataluña creado en noviembre de 1971. Finalmente, el penitenciario cesó su actividad el 8 de junio de 2017. En la actualidad es un “centro de uso ciudadano”. Hasta aquí, sucintamente, la historia de la tétrica prisión franquista.

Documento histórico

Respecto a la película, el cineasta sevillano, director de La isla mínima (2014) o El hombre de las mil caras (2016), vuelve a su género favorito: el thriller, y la sitúa en ese lúgubre recinto carcelario reconstruyendo un universo espeluznante que no es otro que el reflejo de la convulsa y confusa situación política y social que vivía España en los años inmediatamente posteriores a la muerte del dictador. Es decir, en los que van de febrero de 1976 a junio de 1978. Para ello, Alberto Rodríguez, inspirándose en hechos reales, cuenta la historia de Manuel Gómez (excelente Miguel Herrán), un joven contable a quien le espera una desproporcionada pena de entre 8 y 10 años de prisión por haber cometido un desfalco. Al principio, el recluso, apoyándose en “textos legales”, exige ingenuamente una mejora de sus condiciones materiales de reclusión. Sin embargo, pronto comprueba a golpes de matraca y tortura que en la “modélica” prisión no hay derechos que valgan, provocando en Manuel una toma de conciencia sobre la necesidad de organizarse y luchar con otros presos (comunes y políticos) por la amnistía y la libertad en la hoy olvidada, pero heroica, Coordinadora de Presos En Lucha (COPEL).

Estamos, pues, ante un significativo, brillante y poderoso filme que tiene el mérito, además de sus cualidades cinematográficas, de recuperar críticamente parte de nuestra memoria histórica, y ser por ello merecedor de materia educativa en colegios y universidades.

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