Memoria, Mina, Muller: un diálogo antifascista a dúas linguas (I)

Conversa entre Xina Vega e Abel Aparicio, na presentación do libro ¿Dónde está nuestro pan?, na Libraría Cartabón, en Vigo. 

Por Xina Vega & Abel Aparicio

Fotos: José Goris

Xina Veiga: Esta novela é apaixonante. Son tres historias. Tres pequenos relatos, que contan cousas fascinantes, que si tivésemos unha industria audiovisual potente, serían realmente grandes atraccións. Son relatos que o teñen todo, absolutamente, para captar a atención e para mover a empatía e o espírito. Son historias contadas con moita mestría. Esta novela está feita por alguén que naceu nos oitenta.

Dolores Vilavedra ten analizado bastante a relación entre novela e memoria, e fala de tres ciclos xeracionais. A primeira xeración é a que foi protagonista, que viviu a guerra, e son textos nos que se percibe moitisimo o trauma, a autocensura, o medo e a represión. Nótase moito como o trauma está presente, supura nestes textos.

Logo temos a seguinte xeración, que sería a intermedia, que non viviu o conflito pero que ten a memoria indirecta da familia, e polo tanto a memoria está moi viva pola oralidade de familias e veciños. Pensemos en Carlos Casares ou en Xosé Fernández Ferreiro, no seu “Agosto do 36”, hai unha serie de escritores con conciencia de que a guerra deixe de ser tabú. Pero é unha guerra que teñen moi vivida, moi presente, aínda que non eran protagonistas.

E logo hai un terceiro ciclo, os netos dos que viviron a guerra observan que a memoria ten unha caducidade, e consideran urxente recuperala antes de que morran as testemuñas. A sensación de que a memoria non esvaece é moi clara.

Pero penso, eu teño unha unha novela da memoria na que falo do meu familiar, que foi asasinado xunto os Moreda, e publiqueina no 2007. Eu son de 1966, e a sensación cando a escribín, nun momento no que había unha especie de boom da memoria, e a sensación era de que eramos os últimos, claramente, que recollíamos esas testemuñas dos avós.

Eu inclúome nese terceiro grupo, pero é ti, Abel? A case vinte anos de distancia. Cal cres que é a túa posición xeracional, a liña de sentido que estableces e que te identifica como xeración no tratamento da Memoria?

Abel Aparicio: Hay varios estudios sobre la transmisión de la Memoria, de los que participaron en estos hechos, que es la generación más silenciada, los que vivieron en primera persona el terror, la inculcación del miedo, el como hables sabes lo que te va a pasar. Luego está la segunda generación, la de los hijos, que no habiendo vivido tan directamente este terror, si se le ha transmitido indirectamente. No recuerdo como se llamaba el estudio, pero se hizo en Alemania, sobre como se transmitió en el periodo nazi, no solo con palabras, sino también con gestos. Me refiero a cuando vas por la calle y miras al asesino de tu familia, y agachas la cabeza, cambias de acera o miras para otro lado, ese silencio en las calles, el solo hablar de ciertos temas en casa, y esa transmisión de ese miedo, aunque no sea verbal, tu lo vas asimilando, asumes el papel de vergüenza, ese papel de algo habrá hecho mal mi familia, y ese miedo que se transmite, que vas asimilando desde muy pequeño, y cuando eres mayor y te enfrentas a algo malo, tu asumes el papel de víctima, de perdedor, de este lugar no está hecho para mí, pues esto se transmite de generación en generación.

Estamos en la tercera generación. Yo soy de los ochenta, yo nací en “democracia” o se supone, porque tal como hemos visto en los últimos días, no hay esa supuesta separación de poderes, pero ese miedo que se transmitió de padres a hijos, también se transmitió a los nietos.

Yo soy de un pequeño pueblo de León, al lado de Astorga, San Román de la Vega. En el año 2012, cerca de mi pueblo, en una vaguada, en Estébanez de la Calzada, fui como voluntario de la ARMH a exhumar una fosa común. Se lo dije a mi abuelo César: voy a exhumar la fosa de Estébanez. Y él, en el año 2012, en su cocina, en voz baja, me agarró las manos y me dijo: No vayas!. El vivió esto en el 36, cuando tenía 15 años, y como serían de bestias los fascistas para que casi 80 años después me dijera: No vayas!.

Mi abuelo nunca me contó nada, pero llegó un momento, con 91 años, yo creo que ya se veía cerca de la muerto, y ya sabía que no le podía pasar nada, me contó que estaba en la calle y oía los fusilamientos de Estébanez de la Calzada. Un falangista de su pueblo, llegó a casa de su padre, y le dijo: no quiero ver al niño, nunca más, a estas horas en la calle. A mi padre se lo conté yo, hubo ese salto generacional que pasa tantas veces, ese miedo que no te cuentan, pero que tú sabes que está.

En esta generación, que estamos liberados, en teoría, de ese miedo, tenemos la obligación de decir: ¿que pasó aquí?. Pero contando siempre con la gente que lo vivió. Porque hay una frase maldita: abuelo, no me cuente usted más batallitas. Si, cuéntame más batallitas, quiero saber que pasó.

Xina Vega: Eu tamén fun o arquivo militar de Ferrol, pero tamén a memoria oral dos adultos, que é distinto, ti xa non podes, accedes á memoria dos nenos da contenda, e o fas como unha especie de ponte, cunha característica distinta.

Hai tamén outra clasificación posible entre as novelas da memoria, asi, nunha tese recente, de 2015, Elina Liikanen apunta tres modos principais de representar o pasado na novela española da terceira (ou cuarta xeración, como a túa): o modo vivencial, o modo reconstrutivo e o modo contestatario, como tres formas de acercarse á memoria.

O modo vivencial representa el pasado como una experiencia vivida. En lugar de examinar o proceso de lembrar e contar o pasado no presente, as novelas vivenciais pretenden transportar ó lector no pasado para que este poda compartir a vivencia subxectiva dos protagonistas. Eu creo que fas eso co primeiro dos teus relatos.

Abel Aparicio: Esta novelas son tres relatos, tres historias basadas en hechos reales, es real lo que pasó, la fecha en la que pasó simplemente cambié los nombres. En el primer relato, que es el que da título al libro, ¿Dónde está nuestro pan?, ocurre eso que tu apuntas. Es investigación de archivo. Tengo un amigo en Ponferrada, Alejandro Martínez, el es historiador, y me ayudó cuando le conté que estaba haciendo un libro sobre la historia de las mujeres mineras.

Es algo que se silenció, porque yo siendo de un pueblo de al lado de la cuenca minera lo desconocía. Este primer relato lo saqué de un archivo, me sorprendió, y cuando fui a presentarlo a Torre del Bierzo, donde está ambientado, casi nadie sabía lo que había ocurrido allí. No sabían que un grupo de 39 mujeres, porque ningún hombre se había atrevido a dar ese paso, fueron al ayuntamiento a preguntar al alcalde donde estaba su pan. Pan que les correspondía por ley, por la cartilla de racionamiento.

Viendo la documentación de esta causa judicial, que está en el archivo militar de Ferrol, yo me decía que la novela ya estaba escrita, solo me faltaba ponerle algo de literatura. En la causa se referían a estas mujeres de un modo terrible: lengua viperina, lengua de bisturí, y si ponían esto en un papel oficial, que no les dirían en las calles, en las casas.

También hay que ponerse en el momento en que estas mujeres iniciaron su protesta, en octubre de 1941, el atreverse a ir al ayuntamiento a pedir lo que sea al alcalde, que era muy falangista, empresario minero, que no le debía caber en la cabeza la protesta de esas 39 mujeres, que se jugaban el aceite de ricino, el rapado del pelo, palizas, violaciones, la cárcel, incluso la cuneta.

En el Bierzo, donde está ambientada la novela, se fusiló hasta el año 41, cuando los fascistas quisieron celebrar los 45 años de paz, era mentira, no había paz. Estas mujeres estaban en el Bierzo, pero eran de un montón de lugares, había gente de Galicia, de León, del País Vasco, de Valencia, de Castilla. ¿Qué hacían en Torre del Bierzo? Hubo un golpe de estado, por parte de los militares y las derechas económicas apoyadas por la iglesia, a la gente que se mantuvo afín a la República, como castigo los mandaron a lugares como Torre del Bierzo, un exilio interior.

Cuando presenté el libro allí les pregunté porque creían que su pueblo había sido considerado un lugar de castigo. No les hizo mucha gracia. Es un pueblo que está bajando el puerto Manzanal, entre dos montañas, en un valle muy sombrío. Lo curioso es que este exilio interior de este grupo de mujeres decía el alcalde en la causa: este grupo de mujeres, lejos de abrazar la no ble causa nacional, siguen con sus vicios… en vez de coger miedo, dijeron: vamos a luchar por nuestro pan. Muchas veces en contra del consejo de su padre o de su marido, que les decían: no vayas, me van a despedir de la mina, me van a despedir del tren. Y ellas fueron.

Xina Vega: Hai moitas cousas inéditas, tantas cousas que non están narradas, e poñen o foco na memoria, na muller e na mina, que é unha combinación insólita a estas alturas, soa moi fresco, distinto. Esta é a vía, a vivencial, e logo hai outra vía que é a reconstrutiva, que narra o proceso de investigación e reconstrución dunha serie de acontecementos do pasado por parte dun narrador-protagonista situado no presente. Ti parece que fas as dúas cousas, tanto no primeiro como no terceiro relato, non tanto no segundo, pero si hai un proceso de documentación en todos os casos. Ese proceso de reconstrución fai acentuar o papel que o pasado desempeña na construción de identidades, tanto persoais como colectivas, e hai esa reivindicación continua. É importante o pasado para configurar o presente.

Abel Aparicio: Sobretodo en el tercer relato quise hacer un juego, es la abuela, esta mujer maravillosa que aparece en la portada del libro, que tiene 97 años, Libertad Aurora, la que cuenta a su nieta como vivió ella, lo que le pasó a su familia, y como bien dices, la nieta analiza porque ella es como es. Vale, yo soy como soy porque alguien me educó de cierta manera, porque hemos visto y hemos sufrido una serie de cosas. Tu eres como eres porque has bebido de unas fuentes, que para ti son vitales, lo que contabas antes.

Quise contar como Aurora le contaba a su nieta su vida, tanto la suya, la de una niña que con 16 años se va a trabajar a la mina, como lo que le pasó a su padre, a su madre, a su tío, y los testimonios son vitales. También es cierto, fui muchas veces a ver a Aurora, porque es un encanto de mujer, y tiene muchas ganas de hablar, pese a que ella pensaba que no.

Decía: mi vida es muy normal, no tengo nada que decir, si quieres hablamos, pero no te voy a decir nada. Entré en su casa a las once de una mañana y salí a la una, y no hablé más de 10 minutos. Lo habló todo ella, pero yo lo vi como una necesidad de contar, y lo vi como un problema de mi generación, porque me dije: si esta mujer me ha contado esto a mi, que soy un desconocido, es porque muy poca gente ha ido a preguntarle. Hay muchas como ella, que tienen que contar cosas muy importantes, pero nuestra generación, por esa maldita frase de no me cuente usted batallitas, no ha hecho. Otro día fui a verla y estaba con su hija, y me contó una cosa a mi que no le había contado a su hija, otra vez el salto.

Pero creo que es necesario, hay documentos escritos que cuentan lo que pasó, como en Torre, desde el punto de vista del alcalde, y de un panadero que juega un papel de mediador, y lo que contaban las 39 mujeres de una forma coaccionada, un testimonio para que no las inculparan. tanto beber de las fuentes escritas como de las fuentes orales, y es necesario hablar con mucha gente, eso es muy reconfortante y, al final, encaja lo que me están contando.

Xina Veiga: Falaba de eses tres modos, do reconstrutivo, do vivencial, y hai un terceiro modo que é o contestatario, que, dalgún xeito, o que busca é poñer en cuestión esas representacións que lles herdamos, as presentacións do pasado que asuminos, neste caso tamén son representacións antifascistas. A cuestión é, ¿pensas ti que esa revisión da nosa representación, dende a traizón ás esquerdas, está en modelos revisionistas claros como Javier Cercas? Aínda que están outros, e quero que me digas que opinas de ese tipo de posicións. E logo hai outras novelas, e en este sentido o tratamento da muller aquí é novo. Dalgún xeito rompe tamén con determinados estereotipos da represión feminina, e nese sentido tamén rompe as nosas expectativas, o noso horizonte habitual, ¿non sei como ves ese punto de romper representacións herdadas, e que pensas de Cercas?

Abel Aparicio: Leí a Cercas, a Pérez-Reverte, al “enemigo”, porque hay que conocerlos y hay que leerlos, y cuando lees el libro de Pérez-Reverte sobre la guerra civil, y acaba diciendo que eran todos unos hijos de puta, porque se enfrentaban todos, hermanos contra hermanos, y que si los brigadistas internacionales también lo eran por venir a combatir a una guerra que no era la suya. Esta poniendo en la misma balanza a personas que estaban luchando por la democracia, contra otro grupo de personas a las que no le gustaba la democracia, y que dieron un golpe de estado. No había dos bandos, no fue hermanos contra hermanos, fue un golpe de estado muy bien planificado, para acabar con el avance de las fuerzas de izquierdas, que buscaban unas mejores condiciones de vida, la reforma agraria, la enseñanza pública, y cuando Cercas, y Pérez-Reverte, y toda esta gente, intenta equiparar los dos bandos, es que están engañando, en primer lugar, y en segundo lugar, ¿que están buscando al lanzar este mensaje? Ellos, que no son tontos, saben que es mentira, así que ¿que pretenden al decir esto?

Xavier Moreda: Esto ten moito que ver coa conversa que tivemos durante todo o día, establecer a falsa equidistancia. Cando se escribe é moi importante utilizar un tipo de linguaxe que non caiba dúbida ó respecto de ese tipo de cousas. Por exemplo, aquí non houbo ningunha guerra civil, non houbo dous bandos, por unha banda había traidores e o resto do mundo, gostei moito de que subliñaras isto. O deber de memoria do que falaches antes que temos os que aínda temos certa conciencia, e contar as cousas e contalas non dende esa falsa equidistancia que o que fai é confundir e aburrir á xente que ven. Sobre as xeracións, que dicía Xina, eu teño irmás de 80 anos, que foron educadas por pais republicanos, pero que están cheas das falsas historias, da falsa equidistancia, porque foron á escola nun momento determinado.

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