Matar moscas a cañonazos

Jesús Ausín

Una botella de ojén y tres vasos de barro, con sus correspondientes cercos morados, quizá de alguna otra ocasión en la que, en lugar del aguardiente, fuera el vino el compás de la conversación, era lo único que podía verse sobre una gran mesa de madera de roble que ocupaba todo el merendero. Ésta era una ocasión menos complaciente de lo habitual por lo que, en lugar de vino, un tipo con sotana, cejas pobladas y cara llena de cráteres y rojiza, otro con bigote perfilado, mentón sobresaliente y cara de pocos amigos y un tercero, cuarentón, el único con traje y corbata, cara aguileña, ojos vivarachos y mirada complaciente, habían elegido el orujo azucarado. Una bebida fina al gaznate pero que de sobrepasarse en su ingesta, provoca, delirios y friuras y, sobre todo, muy malos recuerdos.

En un rincón del comedor, junto a una vasta chimenea de adobe enyesado, las tres autoridades del pueblo departen acaloradamente sobre una decisión que deben tomar cuanto antes. El cura, el alcalde y el secretario del ayuntamiento tienen motivos más que suficientes para estar preocupados por una situación que, poco a poco, se les ha ido de las manos. Cada uno de ellos tiene sus motivos, que no son coincidentes con los de los demás, pero cuya solución, pactada, puede hacer felices a los tres.

En la villa, desde hace unos meses que el sobrino del alcalde vino con una idea de modernidad que había visto en el pueblo de un amigo suyo con el que había ido a las fiestas, se había montado en la antigua casa del maestro un tele-club. El ayuntamiento había acondicionado una de las habitaciones, la que en su día había sido la gloria o comedor de los enseñantes, como sala de TV. Un aparato Grunding que había costado la friolera de 1.000 pesetas presidía la estancia. En otra de las salas aledañas, se montó una pequeña biblioteca con libros de diversos autores, desde los Episodios Nacionales de Galdós, al Lazarillo de Tormes, pasando por una serie de novelas un poco lunáticas de un tal Julio Verne o una nueva novela de un escritor de la tierra desconocido para el alcalde y el cura, pero que, dada su relación con el Ministro Fraga y a propuesta del secretario que ya la había leído, habían considerado que sería buena para los chavales: Las Ratas. En la sala también había juegos como ajedrez, parchís, oca,…

Tras los once meses que llevaba funcionando el Tele-Club, los chavales del pueblo ya no eran los mismos. Muchos de ellos habían dejado de asistir a misa los domingos (preferían quedarse viendo la tele, leyendo o jugando una partida de ajedrez en su club) y la mayor parte de ellos ya no asistían al rosario que cada tarde de mayo o diciembre se rezaba en la ermita del pueblo. Por otra parte, hasta el año anterior, era el alcalde el encargado de contratar la orquesta para las fiestas del pueblo. En realidad quién buscaba a los músicos y firmaba el contrato era el secretario, que, sin que el propio alcalde lo supiera, incrementaba en todas las ocasiones el coste en un 20% como comisión por su trabajo. Llegado el mes de junio, como todos los años, empezaban las gestiones de la comisión de fiestas. Y los chavales, en lugar de estar callados durante toda la reunión de mero trámite, como habían hecho durante años, y aceptar las propuestas del ayuntamiento,  habían tomado la palabra y habían dejado claro que no les gustaban los pasodobles, ni los tangos, ni las rancheras. Que, a partir de ahora,  ellos se encargarían de contratar a un conjunto yeyé, con guitarras y bajos eléctricos, y sobre todo sin acordeones ni otros instrumentos de viento de los que ya estaban aburridos. Querían música moderna. Música de los Tonis, los Relámpagos, los Bravos, los Beatles, Los Módulos, los Ángeles, Los Puntos, Lone Star, los Pop-Tops,… En definitiva, de todos aquellos artistas que veían los sábados por la noche en Escala en Hi-fi.

El secretario temía por su comisión, el alcalde no quería oír ni de lejos que todos esos melenudos de la tele fueran los ídolos de los zagales y el cura no quería quedarse sin procesión (porque el conjunto también amenizaba el baile del Santo).

Así que, tras un par de chatos de aguardiente, la solución estaba clara: cerrar el Tele-club. Pero tendrían que buscar una excusa convincente para que los jóvenes no se rebelaran. Tras algunas ideas como poner un cartel de “cerrado” sin dar explicaciones o entrar a las cuatro de la mañana y tirar el televisor al suelo, al secretario se le ocurrió que lo mejor era establecer un horario para el uso del local. Así decidieron que el club permanecería abierto de lunes a viernes de 9:00 a 13:00 (horario en el que no había emisión de TV) y los sábados de 09:00 a 18:00. Los Domingos abriría sólo de 16:00 a 18:00 horas.

Se había acabado Escala en Hi-fi y un lugar dónde reunirse en horario de misa o rosario.

Me despertaba el viernes con la noticia de que la nueva Estrategia de Seguridad Nacional, contempla lo que el gobierno ha denominado como “campañas de desinformación” en la red y que Rajoy pacta en secreto los pormenores de la misma con PSOE y C’S. En realidad es una estrategia para hacerse con las riendas de una gran información que no controlan y que, por tanto les hace mucho daño.

Es cierto que no todo lo que se publica en la red es veraz. Pero es mucho más evidente que todo lo que se publica en los medios tradicionales españoles (prensa de papel, radio y televisión) tiene una importante pátina de manipulación y de sometimiento a quién sustenta esos medios a base de publicidad institucional y de intereses empresariales camuflados de altruistas.

Un estudio de la Universidad de Oxford (Reuters Institute for de Study of Journalism) elaborado sobre la prensa publicada en 2015, afirma que los medios Españoles, a pesar de que somos los ciudadanos de este país los que más interés mostramos de toda la UE sobre la que pasa en el mudo, son los menos fiables de toda la UE.

El propio Consejo de Informativos de RTVE denuncia la manipulación sistemática de la cadena que pagamos todos, pero que trabaja como oficina de prensa del Gobierno y del Partido Corrupto.

En la comisión del Senado sobre financiación ilegal de partidos, se presentan como prueba un mapa de España realizado por uno de los condenados en este país por difundir noticias falsas.

Parece incuestionable pues,  que no es la red, donde están los medios más fiables, que casualmente no dependen de ningún banco para financiarse, ni de la publicidad institucional para su sustento, sino de sus suscriptores, la que difunde noticias falsas.

Parecería una pataleta de “la Bien Pagá”, a la que sentó bastante mal el ridículo monumental que ofreció al mundo en una broma de dos periodistas rusos que “le colaron” que eran del Gobierno de Letonia y que Puigdemont era un espía ruso. Pero no. Lo del control de la red no es una broma, ni una pataleta. Igual que todo lo que últimamente ha publicado el periódico global contra la cadena RT. Tanto el gobierno como los medios de comunicación concertados (medios de incomunicación, manipulación y difusión del pensamiento único) están en contra de las redes por diferentes causas pero con el objetivo común de acabar con ellas. El gobierno porque la red es el único lugar dónde los ciudadanos pueden echarle en cara todas sus irregularidades y presuntas corruptelas: desde los sobres con sobresueldos, al asalto y cope de la justicia, pasando por el consentimiento a las eléctricas, el rescate bancario o de las radiales. Y los medios, como el periódico global, porque están siendo conscientes, cada día más, de que su poder es residual y que ya no sirven ni como papel que sustituya al de tres capas en caso de necesidad fisiológica perentoria.

Insisten mucho en que este país es una democracia y el gobierno, el garante de la libertad. Pero lo cierto es que estamos gobernados por un grupo de bribones y que tanto el Partido Corrupto como    su acompañante durante estos últimos cuarenta años (también en numerosos casos de corrupción como Filesa, los fondos reservados, los Gal, etc.)  al igual que el nuevo partido de los falangistas, por lo único que luchan, es por conservar el régimen del 78 y con él sus sillones, sus puertas giratorias y sus políticas para favorecer a quiénes les procuran esos sillones y esas puertas y no a la gente que les pone ahí con su voto. Twitter se ha convertido en la nueva forma de escrache de los políticos y de sus Community Managers. Están acostumbrados a que los medios concertados sirvan de transmisor de todas sus memeces, sus mentiras, sus falsas verdades y sus propagandas . Y ahora, cualquier pelagatos con un poco de ingenio y un buscador, puede destrozar una línea argumentaria falaz con un twit y dejar en ridículo a quién se empeña en utilizar este tipo de medios para su propaganda. Y como en los escraches en los que se enfadaban sobremanera, cuando les afeábamos delante de sus vecinos, familiares y amigos su corrupción, sus mentiras y sus comisiones ilegales, ahora no están dispuestos a que la suya, no sea la última palabra. Twitter es un arma peligrosa.  Los jóvenes que leen poco, son capaces de enterarse de la historia o de la política en un “hilo” de diez twits. Como decía Carlos Enrique Bayo en un artículo de febrero de este año, los votantes del PPSOE se caracterizan por su senectud, es decir, los jóvenes no se creen las mentiras de los partidos tradicionales, entre otras cosas porque no ven la TV, al menos de forma tradicional, con sus noticiarios, sus anuncios y sus series repetidas hasta el aburrimiento. Los jóvenes que quieren informarse, lo hacen a través de la red. Y se la cuelan, si, pero al menos obtienen una visión mucho mayor que la del pensamiento único y son capaces de discernir que nos mienten.

Que el gobierno y la oposición conservadora de privilegios (PPSOEC’S) quieran cercenar las redes no es ninguna pataleta, ni ninguna nimiedad. Es un asunto muy serio. Una vuelta de tuerca más en la represión de este sistema plutocrático que cada día funciona más como una dictablanda y a la que llaman democracia porque tiene una Constitución que no cumplen y un poder judicial que no es el garante del cumplimiento de las leyes porque está totalmente avasallado y copado por el partido de la corrupción (mientras Urdangarín, por ejemplo, condenado a seis años de prisión, se pasea tranquilamente en libertad por Suiza, unos chavales de Alsasua llevan más de un año en prisión preventiva, acusados de terrorismo por una pelea en un bar. Mientras Miguel Angel Flores, condenado a cuatro años de cárcel por la muerte de cinco chicas en el Madrid Arena se pasea libremente por Madrid, “los Jordis”, a la hora de escribir este artículo,  siguen en prisión por un delito de cuya veracidad y competencia hay serias dudas). Siguen creyendo que esto es una democracia porque se puede votar cada cuatro años. Ultimamente hasta de eso estamos inseguros.  Tenemos serias dudas sobre que el procedimiento sea limpio porque a la presunta financiación irregular de las campañas del partido corrupto, se añade que, la  empresa que hace el recuento informático de los votos, es una de las que ha entregado dinero negro a los del charrán.

Explicar que, para acabar con los delincuentes, los difamadores y los mentirosos hay que cerrar las redes o acabar con los nicks anónimos, es lo mismo que cuando estos casposos decían que para acabar con ETA había que bombardear Euskadi

Seguro que alguna vez os habéis asombrado de que algún amigo, familiar o conocido no supiera algo que para vosotros es tan conocido que dais por hecho que todo el mundo lo sabe. Haced memoria y veréis como si. Lo que no sale en los medios, no existe. Y resulta que en los medios tradicionales, los concertados, cada día salen menos noticias de cosas graves, como el cambio de jueces que deben juzgar la caja B del Partido Corrupto, y cada día más mentiras que hacen querer ver que todos son iguales o que le quitan hierro a las situaciones más extremas si sus actores son fascistas o nazis. Veía el otro día en La Sexta la noticia de que unos fascistas nazis (ellos decían ultras de derechas) hooligans del Betis habían arrojado una bengala sobre los seguidores del Cádiz. Una bengala que estuvo a punto de matar a uno de esos seguidores. Pues tal y como contaron la noticia, la impresión que tuve al finalizar,  es que los del Cádiz eran los culpables de que los malos les hubieran tirado la bengala.

El uso exclusivo del periodismo como forma de instruir y de pensar hacia una sola vía, se acaba con las redes. Los periódicos y radios digitales que viven de sus subscriptores tienen que ser fiables para no perderlos. En Twitter, cualquiera puede darle un buen “zaska” al ministro de turno o al portavoz del PPSOEC’s. No quieren que nadie les desmonte el chiringuito y harán todo lo posible por encarcelarnos, censurarnos o jodernos la vida para evitarlo.

Lo del anonimato en las redes es una falacia construida para esa senectud que no sabe nada de informática. Se puede ser anónimo en las redes. Pero el 99,9 % no sabría como hacerlo. Y todos aquellos que tenemos un nick diferente a nuestro nombre, estamos “fichados” por la IP y por la relación con otros usuarios.

Explicar que, para acabar con los delincuentes, los difamadores y los mentirosos hay que cerrar las redes o acabar con los nicks anónimos, es lo mismo que cuando estos casposos decían que para acabar con ETA había que bombardear Euskadi.

La caspa siempre mata moscas a cañonazos. Los que están alrededor, que nunca son ellos, siempre son víctimas colaterales necesarias. Y ellos saben que, para su mierda, nunca habrá cañones.

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