Javier F. Ferrero
Los que más tienen nunca han tenido tanto dinero como a cierre de 2019. Este año, estos «elegidos» sumaron a su fortuna en los últimos 12 meses 1,2 billones de dólares (más de un billón de euros), elevando su patrimonio colectivo un 25% más, hasta los 5,9 billones, según el índice de Bloomberg.
La corona de los más ricos la sigue manteniendo Jeff Bezos, con un patrimonio valorado en 116.280 millones de dólares, a pesar de que por el camino se dejó 8.700 millones debido al divorcio de su esposa, Mackenzie Bezos, a la que tuvo que compensar tras 25 años de matrimonio con un 4% de las acciones de Amazon.
En segundo lugar se coloca el magnate empresarial, informático y filántropo estadounidense, cofundador de la empresa de software Microsoft junto con Paul Allen, Bill Gates. Su fortuna se calculó en 113.500 millones de dólares. Antes del estallido de la burbuja de las punto com, su patrimonio neto ascendió a 100 000 millones de dólares, lo que lo convirtió en la décima persona más rica en toda la historia de la humanidad.
El que más ha ganado de 2019 ha sido el francés Bernard Arnault, presidente de Louis Vuitton Moët Hennessy (LVMH), que despide la década con 37.700 millones más que hace un año. Se trata del tercer hombre más rico del mundo, solo por detrás de Jeff Bezos y Bill Gates, y amasa una fortuna de 106.200 millones de dólares. La fuerte subida en Bolsa de las acciones de la compañía francesa, que acaba de agregar a su conglomerado de marcas de lujo la mítica joyería estadounidense Tifanny, ha elevado la fortuna del magnate en 37.700 millones en el último año, lo que le ha permitido acceder al exclusivo club de los cienmilmillonarios, con Jeff Bezos y Bill Gates.
Redistribución de la riqueza
Una de las medidas más destacadas que propone para reducir las desigualdades y para que todos los ciudadanos puedan contribuir a la economía, es la propuesta del economista francés Thomas Piketty: un impuesto del 90% sobre el patrimonio de los multimillonarios. Tal y como asegura, «el objetivo es hacer circular la propiedad, permitir que todo el mundo acceda a ella».
El impuesto sobre la propiedad que propone el economista «permitiría financiar una herencia para todos de 120.000 euros a los 25 años. Ahora la mitad de la población no posee patrimonio. Aunque uno tenga un buen diploma y un buen salario, puede que una parte importante del salario sirva para pagar toda la vida un alquiler a hijos de propietarios y carezca de medios para crear su propia empresa».
Piketty propone un sistema de socialismo participativo. «También se puede hablar de economía participativa o circular. La idea es que necesitamos la participación de todos, no solo en la vida política, sino también en la económica. No puede haber una hiperconcentración del poder en un número reducido de personas».
«El poder debe circular. Y este movimiento está en marcha: el capitalismo hoy es diferente al del siglo XIX. El capitalismo puro consistiría en concentrar todo el poder en los propietarios y los accionistas, poder despedir a quien uno quiera y cuando quiera, o triplicar el alquiler al inquilino de la noche a la mañana. Un capitalista del siglo XIX vería como una herejía las reglamentaciones actuales para limitar los derechos de los propietarios», asevera el economista.
Se el primero en comentar