Se les arrojaba, tras ejecutarles, a fosas comunes del cementerio de Paterna. Una de esas fosas es la número 21, que alberga los restos de 76 personas fusiladas, concretamente 73 hombres y 3 mujeres. Los días 15, 17, 19 y 21 de julio de 1939 se llevaron a cabo sus ejecuciones.
Entre el listado de víctimas se encuentran tres vecinas de la localidad valenciana de Catarroja: Carmen Martínez Fortea, Francisca Ballester Nogueras y Bárbara Morellà Ribes. Fueron las tres primeras mujeres fusiladas en el Paredón de España.
No todas las personas a las que allí fusilaron se encuentran en fosas comunes, ya que los familiares de algunas de ellas tuvieron la suerte de poder ir a recoger sus cuerpos, no para enterrarles donde sus familias quisieron pero sí en una sepultura individualizada en el cementerio de Paterna. Otras familias, sin embargo, llevan décadas esperando a poder recuperar sus cuerpos u llevarles adonde crean conveniente.
Para que cada persona sepultada junto a tantas otras consiga una familia que lo reclame, privándole así del número que le identifica y devolviéndole con suerte su nombre y apellidos, es necesaria una lucha de fondo en la que lleva años Pilar Taberner. Exactamente son cinco sus años de lucha con la burocracia y buscando a familiares de víctimas de la represión franquista.
No ha caminado sola en esta búsqueda, pues en este tipo de trabajos es esencial contar con una red de apoyo. Como presidenta de la Associació de Familiars de la Fossa 21 del Cementeri de Paterna, Pilar Taberner tenía claro que había que exhumar y que para ello necesitaba localizar a las familiares que se unieran a la causa. Durante su proceso de búsqueda le contactaron Vanessa, Maribel y María, todas ellas mujeres con experiencia en búsqueda de familiares de represaliados, que le prestaron su ayuda para localizar a más familiares de las 76 víctimas de la represión franquista enterradas en la fosa 21 de Paterna.
Con ayuda de los miembros de su asociación, el respaldo constante de Ima Bernat, secretaria de la asociación, y de compañeras y compañeros cuyos familiares se encuentran o se encontraban enterrados en otras fosas, Pilar empezó a contactar con diferentes medios de prensa para tratar de localizar a descendientes, a revisar archivos históricos, padrones, registros civiles, Páginas Amarillas y las redes sociales hasta que consiguió localizar a bastantes familias. De esta manera, su asociación logró contactar con más familiares con los que generar más fuerza y unión para llevar a cabo la exhumación. Pilar destaca también la colaboración estrecha e indispensable de algunos de los Ayuntamientos con quienes contactó, aunque lamenta a su vez que algunos de ellos ni siquiera respondieran a sus solicitudes de búsqueda de descendientes, denotando así total desinterés e indiferencia al respecto.
Llamar a un o a una familiar por primera vez implica un proceso duro, ya que la persona que contacta no sabe con qué reacción se puede encontrar; es una incertidumbre: es posible que quieran saber más acerca del tema o incluso ayudar pero también lo contrario. Pilar se ha visto desbordada por tanto trabajo, un esfuerzo que se vio paulatinamente compensado con las personas a las que devolvió la esperanza: muchos de ellos y ellas tenían el convencimiento de que no se podía exhumar y de que no podrían recuperar a sus seres queridos. Se trata de una llamada que cambia la vida de quien está al otro lado del teléfono, que convierte su sufrimiento inherente en candente optimismo, en la esperanza de recuperar en la medida posible a quien hace décadas les arrebataron y de darle la digna sepultura que toda persona merece. El beneficio de esta llamada es bidireccional, pues también confiere firmeza a Pilar para seguir en su búsqueda de años, una mutua certidumbre de que el interminable camino se ha hecho más corto y de que ya se vislumbran la exhumación, la identificación y la recuperación de las víctimas, de su vuelta a su lugar de origen.
Quizá se llegue tarde a ofrecer esa esperanza pero, dado que es posible hacerlo, se hará; se intentará que los restos de los hombres y mujeres de la fosa 21 de Paterna vuelvan con sus respectivas familias, que son a quienes pertenecen.
El listado de víctimas de la represión franquista que yacen en la fosa 21 se logró gracias al inconmensurable e imprescindible trabajo de investigación de Vicent Gabarda. El listado a partir del cual comenzaron a trabajar hace años se lo hizo llegar Alejandro Calpe, de ArqueoAntro; encontraron en él había numerosas erratas procedentes de la información proporcionada en el momento de sus muertes y que fueron corrigiendo a medida que localizaban a los familiares.
Gracias a la ayuda de archiveros, la de estas mujeres especializadas en la búsqueda de familiares y la colaboración de gente en las redes sociales, Pilar fue consiguiendo números de contacto de familiares. Fue un proceso extenso y con peculiaridades que tuvo que afrontar para corregir ciertos errores, como el de un hombre cuya fecha de ejecución era equívoca o un supuesto oriundo de Badajoz que finalmente era de Jaén.
Grata sorpresa fue la de localizar a un familiar en Brasil: descubrieron que la familia de la víctima se exilió al país sudamericano y, tirando del hilo, la asociación de familiares de la fosa 21 logró su contacto. La familia se mostró inicialmente sorprendida, ahora está muy emocionada: todavía conservan cartas y documentos que hicieron llegar a Pilar.
El paso del tiempo hace que las familias se sorprendan pero tras muchas conversaciones con Pilar y otros miembros de la asociación de familiares de la fosa 21 de Paterna se abre paso a la esperanza. Supone una sorpresa el ver la lucha de un grupo de personas por excavar la fosa donde fueron arrojados sus familiares tras ser fusilados, personas que fueron vilmente asesinadas por pensar diferente, por querer la libertad, por luchar porque España siguiera siendo democrática. Esta es la esperanza de exhumar.
Pilar se muestra siempre con una sonrisa, entusiasmada pero cuando ahondas para que narre la vida de las familias, el proceso y la lucha se empaña su mirada; la mirada de quien lucha sin descanso, nunca sola. Una red de apoyo y el combustible de las familias le acompañan siempre. Pilar es buena persona y las buenas personas demuestran que hacen grandes cosas. En su caso, lograr unir a la asociación de familiares de la fosa 21 para poder llevar a cabo, por fin, el proceso de exhumación y la posterior identificación de las víctimas. Su emoción es por la lucha y por el trabajo, por el cariño que recibe y por el dolor al escuchar tantas historias con ese dolor y ese sufrimiento que se clava en el alma de quien pierde a quien quiere y te cuenta su historia entre lágrimas, con rabia pero sobre todo con esa esperanza de reencontrarse con su familiar.
Como Pilar Taberner comenta: “Es un asunto de justicia universal, de la vulneración de los derechos humanos básicos de nuestros familiares. Lamentablemente, a día de hoy debemos seguir demostrando la barbarie tan rodeada de falsedades y mentiras que fue el genocidio franquista. Dada la poca transmisión de información en mi familia de un hecho tan cruel como fue el asesinato del hermano de mi abuela, que la marcó de por vida, sentí una necesidad candente de búsqueda de información sobre tal barbarie. Cuando tuve la oportunidad de leer el juicio sumarísimo donde lo incluyeron me invadió una terrible tristeza y se confirmó lo que ya sabía. Lo mataron sin motivo alguno, únicamente por su ideología. Me parece increíble que aplicaran esa falsa justicia militar a civiles inocentes con juicios de corta y pega, acusando a numerosas personas de los mismos delitos y los responsables hayan quedado impunes”.
La de los asesinados por sus ideas y enterrados en fosas comunes una herida abierta que necesita ser sanada. No se abren heridas en el proceso de exhumación: se cura la que sangra durante tantos años, la que está abierta esperando a que saquen a un familiar de la fosa común.
Pilar Taberner tiene a su tío abuelo en la fosa 21, que era militante de las Juventudes Socialistas y también secretario del Comité Revolucionario de Quart de Poblet. Su oficio era jornalero y lo asesinaron, con 28 años, el 21 de julio de 1939.
Su tío abuelo es un familiar como tantos otros asesinados por una limpieza ideológica que jamás se tuvo que hacer. Murió sin haber cometido delito alguno; murió porque buscaba un mundo libre y más justo. Era un hombre bueno cuyo único delito fue tener una ideología contraria a la del régimen.
La fosa 21 del cementerio de Paterna será exhumada por Arqueoantro, uno de los mejores equipos de arqueólogas y arqueólogos que se tiene actualmente en memoria histórica. El proyecto fue licitado por la Conselleria de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, encabezada por Rosa Pérez Garijo, que hizo hincapié en “la magnitud de esta actuación que vamos a poner en marcha desde la Conselleria en la fosa más grande de la Comunitat para lograr el objetivo que nos marcamos al comienzo de esta legislatura, lograr un territorio libre de fosas”.
Las mujeres rogaban a pie de fosa por recuperar a su familiar, dejaban flores y callaban porque en esa época todas tenían como compañero el silencio; las lágrimas que caían en la tierra, convertida en barro que protege al ser amado. Miles de mujeres e hijas o hijos frente a un trozo de tierra, sabiendo que un hombre honrado o una mujer honrada que luchaba por la libertad fue ejecutado o ejecutada. Hoy, décadas después, los descendientes cogen el legado a pie de fosa mientras recuerdan a sus familiares que estuvieron rogando por un día poder recuperarlos.
En este caso es Pilar Taberner, como anteriormente fueron Daniel Galán o Carmen Gómez: luchan contra la burocracia, tienen que hacer una búsqueda intensiva de familiares, dar de alta la asociación… todo ello para lograr exhumar y que todos los familiares posibles recuperen al ser querido que fue asesinado.
Mientras muchos familiares esperan expectantes la exhumación de sus seres queridos, que se llevará a cabo durante este año, otras familias de personas represaliadas y enterradas en la fosa 21 del cementerio de Paterna todavía no han sido localizadas. Pilar no cesa en su búsqueda, ya que tanto a ella como a los demás miembros de su asociación de familiares les gustaría devolver todos los cuerpos posibles a sus respectivas familias; por eso lanza una llamada a quien les pueda ayudar a contactar con las familias no localizadas, cuyo nombre figura sobre blanco en el siguiente listado, o a difundir esta lista:
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