La huelga del entretenimiento en Estados Unidos

Más de 10.000 guionistas de Hollywood sostienen una huelga por mejores condiciones de trabajo, que mantiene paralizada la industria del entretenimiento. Cadenas televisivas y plataformas de streaming ya comenzaron a suspender sus programas.

Por Gonzalo Fiore Viani / La tinta

El pasado 2 de mayo, comenzó una huelga del sindicato de guionistas de Hollywood (Wristers Guild of America West), el cual nuclea a más de 11.000 escritores y escritoras de películas, radio, televisión y servicios de streaming. El reclamo es por mejoras salariales y de condiciones de trabajo, luego de negociaciones fallidas con las principales plataformas, como Netflix, Amazon, Apple, Disney, Warner Bros Discovery, NBC Universal, Paramount Plus y Sony, unidas bajo la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP). Se trata de algo histórico, ya que es la primera medida de fuerza de estas características durante la era del streaming. La huelga anterior había sido en 2007, se extendió más de 100 días y generó retrasos en películas y series, además de pérdidas millonarias en la industria. Esta vez, habrá que esperar por cuánto tiempo se extiende la protesta, pero todo indica que las producciones de las plataformas también se pondrán en espera y se retrasarán por tiempo indeterminado.

El sindicato de escritores demanda 600 millones de dólares extra para los y las guionistas, y mejoras en los contratos de trabajo, ya que las plataformas trabajan cada vez más con salarios mínimos y durante períodos cortos de tiempo. A su vez, exige que se ponga límites a la utilización de herramientas de inteligencia artificial, como, por ejemplo, ChatGPT.

Durante seis semanas, se produjeron negociaciones entre el sindicato y las empresas, pero no se llegó a buen puerto. Quienes están a cargo de los guiones buscan, principalmente, mejores condiciones y un servicio de compensación. Mucho se habla y discute que el auge de los servicios de streaming tiene un impacto negativo en sus ganancias, ya que, por ejemplo, en la televisión, a las y los escritores se les suele pagar por episodio. En la era anterior al streaming, las series tenían cerca de 22 episodios, pero ahora tienen entre 10 y 13. A los y las guionistas de las plataformas, además, se les paga mínimos menores que a sus contrapartes de la televisión, algo que fue establecido cuando el streaming apenas comenzaba, pero que no se corresponde con los números que la industria genera actualmente. En principio, los late shows diarios serán los primeros afectados, debido a que los gags y chistes son escritos prácticamente día a día, por lo que programas como los de Stephen Colbert o Jimmy Fallon, de enormes audiencias, fueron levantados del aire temporalmente. Las series o las películas tienen otros tiempos, y los guiones de lo que se tiene que filmar ya están escritos. No obstante, también se retrasarán porque es probable que los actores y las actrices no estén dispuestos a filmar en medio de la huelga.

Las luchas sindicales ligadas a empresas de entretenimiento, pero también a las tecnológicas, comienzan lentamente a emerger en medio de una economía fragmentada y una sociedad que no encuentra respuestas a una crisis que parecía impensada hace una década. Hace tiempo que, por ejemplo, los y las trabajadoras de Amazon denuncian paupérrimas condiciones laborales, por lo que decidieron unirse en un sindicato, a pesar de la oposición de los directivos de la compañía.

Desde el 1 de abril de 2022, el Amazon Union Labor se convirtió en la primera entidad gremial de la empresa en ser reconocida por la Junta Nacional de Relaciones entre Sindicatos (National Labor Relations Board, NLRB). El gremio ya había sido fundado en abril de 2021 por los activistas Chris Smalls y Derrick Palmer, en Staten Island (JFK8), New York. En aquel momento, incluso el presidente Joe Biden felicitó al sindicato y su secretaria de prensa, Jen Psaki, afirmó que el gobierno nacional estaba “contento de ver a los trabajadores asegurar que sus voces sean oídas”. Psaki agregó que el propio Biden “cree firmemente que cada trabajador de cada estado debe tener una opción libre y justa de unirse a un sindicato”. Amazon pidió a la NLRB que se realicen nuevas elecciones internas, ya que, según la empresa, los sindicalistas electos “intimidaron empleados” y “distribuyeron marihuana a cambio de apoyo y votos”. Sin embargo, esto fue rechazado por la Junta.


Chris Smalls es un dirigente sindical atípico para Estados Unidos y es visto como un hombre de la “izquierda radical” por sus detractores. Afroamericano, vinculado a las largas e históricas luchas de ese colectivo, reivindica el accionar de las Panteras Negras durante las décadas de 1960 y 1970, pero también demanda el fin del bloqueo a Cuba, se fotografía con retratos del Che Guevara y mantiene una estética que remite al gangsta rap de los años noventa, con Tupac Shakur -a quien suele citar en su cuenta de Twitter- como uno de sus principales referentes.


La trayectoria vital de Smalls dice mucho de la situación actual que atraviesa gran parte de los y las afroamericanas en su país. El líder sindical asistió a una universidad comunitaria en Florida, pero, después de un semestre, decidió regresar a Nueva York para estudiar ingeniería de sonido en el Instituto de Investigación de Audio. Abandonó sus estudios y comenzó a hacer música como rapero, llegando a hacer una breve gira con Meek Mill. Sin embargo, abandonó su carrera musical para poder sostener a sus hijos, trabajando en una serie de empleos en Walmart, Home Depot y el Estadio MetLife, de 2012 a 2015. Según dijo en distintas entrevistas, sus amigos le dicen que su voz estaba destinada para algo más. También trabajó en los almacenes en FedEx y Target antes de ingresar a Amazon en 2015.

Smalls fue transferido brevemente a un almacén en Connecticut, donde fue despedido y luego readmitido tras una apelación. En 2018, otra vez lo movieron al almacén de Staten Island (JFK8), donde trabajó como asistente de gerente. De acuerdo con Smalls, su transferencia se debió a su buen desempeño, pero solicitó 49 veces un ascenso a puestos de gerencia durante su carrera y nunca fue seleccionado para la promoción. Esta situación, afirmó, refleja la discriminación racial sistémica que observó en la empresa.

Smalls contó que le gustaba trabajar en la compañía hasta que empezó a reconocer lo que él alega como problemas sistémicos graves, incluyendo cuestiones de seguridad, edadismo, sexismo, racismo y discriminación contra cuidadores. Por esa razón, comenzó a contactar a políticos locales, funcionarios de salud y recursos humanos de Amazon después de que un colega gravemente enfermo tuvo que asistir al trabajo con síntomas mientras esperaba los resultados de una prueba de COVID-19. Ninguna acción fue tomada por recursos humanos y Smalls organizó una manifestación el 30 de marzo de 2020 en JFK8, en protesta de los protocolos de seguridad de Amazon durante la pandemia de coronavirus. En el mismo día, Amazon despidió a Smalls, alegando que violó las políticas de distanciamiento social de la compañía. La fiscal general de Nueva York, Letitia James, acusó a la compañía del multimillonario Jeff Bezos de despedirlo ilegalmente y ordenó una investigación sobre el asunto. La fiscalía confirmó que Amazon lo había despedido ilegalmente y presentó una solicitud de medidas cautelares para recontratarlo.

Esto tuvo consecuencias políticas. Incluso el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, y el senador Bernie Sanders calificaron el despido como “vergonzoso”. De Blasio ordenó al comisionado de derechos humanos de la ciudad que investigara el despido de Smalls y Letitia James pidió al Consejo Nacional de Relaciones Laborales que hiciera lo propio con la terminación. Nueve senadores, incluyendo a Elizabeth Warren, enviaron una carta a la compañía exigiendo más información sobre el despido de Smalls, junto con los despidos de otros tres denunciantes. Los líderes sindicales más prominentes del país enviaron una carta a Bezos, CEO de Amazon, exigiendo que Smalls fuera reintegrado. Tim Bray, exvicepresidente de Amazon Web Services, renunció debido a los despidos, citando en una publicación de blog: “Estoy seguro de que es una coincidencia que todos ellos sean personas de color, mujeres o ambas, ¿verdad?”.

Después de su despido de Amazon, en 2020, Smalls fundó el Congreso de Trabajadores Esenciales (The Congress of Essential Workers). El 1 de mayo de 2020, ayudaron a orquestar una huelga del Día del Trabajador en Amazon, Target, Walmart y otras grandes empresas en todo el país. El 5 de octubre del mismo año, el grupo llevó a cabo una protesta durante el Prime Day, en la que alrededor de 100 personas marcharon desde Will Rogers Memorial Park hasta la mansión de Bezos, valorada en 165 millones de dólares, en Beverly Hills, California, a quien le reclamaron un aumento de dos dólares por hora de trabajo. La protesta también exigió que Amazon mejorara las condiciones laborales y proporcionara equipos de protección personal adecuados a sus trabajadores y trabajadoras.

En el marco de un país profundamente dividido por luchas intestinas y desafíos abiertos a la democracia por parte de algunos de sus principales dirigentes, las organizaciones sindicales se plantan frente a la discriminación, el racismo sistémico y la precarización laboral. En su primer discurso del Estado de la Unión, Joe Biden afirmó que fueron los sindicatos quienes hicieron grande a Estados Unidos y no los especuladores financieros. Hoy, nuevamente, son los sindicatos quienes pujan por llevar al país a una nueva era. El tiempo dirá si efectivamente lo logran o si se trata de una nueva lucha perdida.

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