Javier Couso: ‘Hay una voluntad de los grandes poderes occidentales por derribar por lo civil o lo criminal el proceso bolivariano’

Hablamos con Javier Couso, quien ejerció como Observador Internacional en Venezuela durante la jornada del 28 de julio en la que se desarrollaron las Elecciones Presidenciales.

Por Oriol Sabata | 3/08/2024

Las recientes elecciones presidenciales en Venezuela han vuelto a reactivar al movimiento opositor y a todo su aparato mediático internacional, calificando a Venezuela como una dictadura y armando toda una campaña de desinformación y desestabilización con objetivo de acceder al poder político de manera antidemocrática.

Para arrojar algo de luz, conversamos con Javier Couso, quien viajó a Venezuela como Observador Internacional para monitorear las Elecciones Presidenciales que se desarrollaron el pasado 28 de julio.

Javier, ¿cómo valoras el desarrollo de la jornada electoral del 28 de julio en Venezuela y el funcionamiento del Consejo Nacional Electoral (CNE)?

Los veedores internacionales estábamos en Venezuela desde días antes del 28 de julio y pudimos testar tanto el ambiente anterior como el desarrollo de la jornada electoral. Hay que señalar que la normalidad en los actos de campaña fue la tónica dominante y hablo de los actos del oficialismo como también en los de la oposición. El único aspecto alarmante era la campaña internacional que sembraba dudas sobre la limpieza de las elecciones y que utilizaba encuestas para preparar y fijar en la opinión pública internacional que en ningún caso podía ganar el candidato del Gran Polo Patriótico: Nicolás Maduro. A la manera de la guerra cognitiva y con todos los medios occidentales a pleno rendimiento se sustituía la realidad por la percepción, los votos por las encuestas. Por contra, sobre el terreno, la normalidad era absoluta.

El día de la elección recorrimos desde muy temprano los colegios electorales, viendo como se desarrollaba la votación y hablando con los testigos de uno y otro partido. La tranquilidad y la normal afluencia se mantuvo durante todo el día, no detectamos ningún problema que impidiera ejercer el derecho constitucional al voto de todos los venezolanos.

Los problemas empezaron a sucederse al acercarse el cierre de los colegios y en el tiempo de recuento. Como si fuese una operación ensayada empezaron hechos de violencia en algunos colegios protagonizados por la oposición que, aún antes de que se tuviese algún resultado, ya daba por hecho que su candidato había ganado y se había cometido fraude.

Mientras el clima se enrarecía, los veedores esperábamos en el CNE los resultados. Pasadas seis horas compareció el presidente y los rectores, entre los que hay varios designados a propuesta de la oposición, en su declaración el presidente denunció el sabotaje del sistema de recuento cibernético, motivo de la tardanza en dar los resultados y declararon que tras escrutar el 80% de los votos emitidos y con una tendencia ya irreversible, Nicolás Maduro había ganado la elección con el 51,2% de los votos, quedando el candidato opositor, Edmundo González con el 44,2%.

El funcionamiento del CNE provee garantías a lo largo de todo el proceso, desde las auditorías previas, el simulacro electoral, la instalación de mesas o la auditoría del 51% de las maquinas tras la transmisión de los resultados, la llamada Verificación Ciudadana. En todas estas actuaciones y verificaciones está presente la oposición.

Ante cualquier irregularidad todos los partidos pueden dirigirse a la Sala Electoral del Tribunal Supremo. Es curioso que el único que lo haya hecho sea el candidato ganador, poniéndose a disposición de la Justicia y ofreciendo la totalidad de las actas que posee.

Hay que señalar que frente a lo que está denunciando la oposición y repiten como matriz de desconocimiento los grandes medios de comunicación occidental, en primer lugar, las actas no son en el sistema venezolano la base del escrutinio y por otro lado que la Ley Orgánica de Procesos Electorales en su Artículo 155, señala que la publicación de los resultados por el CNE será dentro de los 30 días siguientes a la proclamación de los candidatos, Por lo cual aún estamos en el tiempo que señala la ley.

Justo un día antes de las Elecciones Presidenciales, grandes grupos mediáticos lanzaron una campaña orientada a desprestigiar al CNE, argumentando que se había negado la entrada a Observadores Internacionales. ¿Qué puedes decirnos acerca de esto?

Todas estas denuncias infundadas formaban parte de una campaña previa para ir sembrando dudas y preparando a la opinión pública dentro y fuera de Venezuela para el futuro desconocimiento del resultado de la votación si no ganaba el candidato de la oposición.

En la Constitución Venezolana el Poder Electoral es uno de los 5 poderes del Estado y es quien, a través del CNE, organiza las elecciones y por lo tanto el único capacitado para permitir la observación electoral e invitar a los integrantes de la veeduría. Como en cualquier país soberano solo se puede asistir a los procesos electorales siendo extranjero tras la invitación y acreditación por parte del órgano competente, como lo es el CNE. Las personas que pretendían ingresar en Venezuela para observar las elecciones sin invitación no eran veedores y no podían realizar esta función que solo puede permitir el CNE. Ellos lo sabían, pero su única intención era desprestigiar en base a mentiras al órgano electoral venezolano.

Vemos como tras la victoria del candidato oficialista Nicolás Maduro, la oposición derechista venezolana, encabezada en esta ocasión por Edmundo González, vuelve a cantar fraude electoral y desconoce los resultados anunciados por el CNE. ¿Es posible garantizar cierta estabilidad política en un país donde las fuerzas opositoras no respetan las reglas del juego?

Afortunadamente, no toda la oposición está en esa tesitura golpista. De hecho, y aunque no lo reflejen los medios de comunicación hegemónicos, cuatro gobernaciones y muchos municipios están gobernadas por partidos de la oposición, lo lamentable es que las fuerzas que apoya occidente no tienen vocación de respeto y no participan en el proceso con voluntad de acuerdo, sino con una concepción de desprecio al oponente que raya el fascismo y solo respeta el resultado si son ellos los que ganan.

Visto lo sucedido tras la noche electoral podemos afirmar que las fuerzas que lideran Edmundo González y María Corina Machado pusieron en marcha un plan golpista acompañado por Estados Unidos, la UE y los países del llamado Occidente Colectivo tendente a ganar por la fuerza lo que no ganaron por los votos. Es evidente que no tienen voluntad de acudir a los mecanismos que les provee la Constitución para dirimir sus denuncias. Al contrario, su apuesta fue por la violencia, los actos de terrorismo callejero, la instalación de un clima de enfrentamiento civil y la creación de condiciones para convertir a Venezuela en un estado fallido que lleve a la guerra civil, el golpe de Estado o una intervención extranjera. Nada que nos sorprenda, pues es el esquema que hemos visto en muchas revoluciones de colores como la que vivimos en 2014 en Ucrania. Es el mismo manual que llevó al desplazamiento ilegal de poder en Kiev y que nos ha traído, de nuevo, la guerra al continente europeo.

Esta línea adoptada por la oposición venezolana de cuestionar el sistema electoral nacional tiene larga data. Sin embargo, llama la atención que estas mismas fuerzas dieran por buenos los resultados en los años 2007 y 2015, cuando se produjeron derrotas del chavismo en el referéndum por la reforma de la Constitución y en las Elecciones Parlamentarias, respectivamente. ¿Cómo se explica esto?

Yo fui testigo de ello en las elecciones de 2015. Como acompañante electoral pude seguir todo el proceso y asistir a la misma campaña de desconocimiento. La oposición hablaba de fraude y elecciones no legítimas justo hasta el mismo momento en que el CNE declaró a la oposición como vencedora de los comicios. A partir de aquí, ya las elecciones eran respetables y legítimas. Los hechos nos demuestran que para esa oposición las elecciones solo son válidas si se alzan con la victoria electoral de turno.

Desde hace tiempo, tenemos la sensación de que la oposición venezolana y los detractores del proceso bolivariano a nivel internacional, no son conscientes de que en Venezuela, a lo largo de 25 años, se ha construido una base popular y una cercanía y afinidad con las fuerzas armadas que es lo que ha permitido que el chavismo gane 29 de las 31 contiendas electorales que se han celebrado durante este periodo, frenando múltiples intentos de golpe de estado. ¿Han menospreciado la oposición venezolana y sus aliados al movimiento bolivariano?

Claramente, las fuerzas bolivarianas son una parte sustancial de la población venezolana, son fuerzas vivas que tienen una gran proyección política y que han resistido embates que otras fuerzas o países no habrían aguantado. Hay una voluntad de los grandes poderes occidentales por derribar por lo civil o lo criminal el proceso bolivariano y para ello han utilizado todo lo imaginable: desde el golpe de Estado, la guerra económica, las sanciones, el desabastecimiento, el terrorismo callejero, el magnicidio o la amenaza de invasión, solo una fuerza poderosa cohesionada y organizada podría soportar tal agresión continuada por más de veinte años.

Afortunadamente, tanto las fuerzas bolivarianas como la Fuerza Armada y la propia institucionalidad han soportado un embate más. Ni la violencia, ni la campaña internacional, ni la instalación de un clima de odio, han logrado establecer una deriva que condujera a la explosión de la sociedad y del marco institucional venezolano. Hoy, la tranquilidad se instala en Venezuela y se va encauzando la solución de los diferendos por medio de los instrumentos que se han dado los venezolanos en su Constitución.

Aunque por parte del extremismo liderado por González y Machado, se mantiene la voluntad y la capacidad de desestabilizar y violentar la paz ciudadana que se va instalando, los próximos días serán cruciales para el futuro de Venezuela y solo la derrota de la vía antidemocrática auspiciada por poderes foráneos propiciará la normalización que tanto esperan los venezolanos.

1 Comment

  1. Estoy de acuerdo en todo lo comentado en la entrevista, sin embargo creo que hay que alcanzar una mayor participación del electorado venezolano el 59,1% me parece insuficiente para consolidar la revolución y sus logros, creo que debería ser uno de los objetivos el superar el 70% de participación de esta forma sería mucho más difícil a la oposición golpista el proclamar que ha habido fraude. No obstante por supuesto de ningún modo se puede cuestionar la victoria de Maduro.

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