Houria Bouteldja: ‘Hay que renunciar a Europa, que está al servicio de los grandes intereses imperialistas’

La condición de la utopía es el pesimismo. Considero que los optimistas son los que creen en la democracia capitalista, promovida por la socialdemocracia.

Por Dani Seixo | 11/01/2024

En medio de las celebraciones ultras e inconscientes de una Europa empeñada en sostener sus privilegios sobre los cuerpos del Sur, este libro de Houria Bouteldja, “Patanes y bárbaros. La apuesta del nosotros”, publicado por la Editorial Akal, resulta imprescindible para avanzar cara una utopía posible, en la que los Estado-nación construidos sobre la esclavitud y la colonización, queden definitivamente abandonados en el vertedero de la historia. Una obra que busca superar los estragos del imperialismo y la profunda “asimetría de los afectos” entre los “blanquitos” y los sujetos poscoloniales. En sus páginas abunda la reflexión, pero también un claro llamado a la acción. Hoy tenemos la oportunidad de charlar brevemente con su autora.

Buen día, Houria. Antes de nada, felicitarte por tu último trabajo. Me gustaría comenzar esta entrevista con una pregunta quizás vital para seguir avanzando, ¿Existe todavía la utopía?

Para mí, la condición de la utopía es el pesimismo. Considero que los optimistas son los que creen en la democracia capitalista, promovida por la socialdemocracia. Solamente los que no creen en ella suponen una oportunidad para Europa. Por eso el pesimismo es un punto de partida positivo, siempre que no abandonemos la lucha. Así que, sí, hay espacio para la utopía.

¿Consideras que actualmente los pueblos gozan de soberanía o capacidad real de decisión?

Realmente no creo que exista la soberanía popular. Es una ilusión. Creo que en el pasado existía un pacto entre las clases dominantes y el proletariado europeo, pero que este pacto está siendo erosionado por Europa, que priva a los ciudadanos de cualquier forma de poder y autoridad para actuar.

¿Qué límites nos impone a día de hoy la llamada democracia burguesa? ¿Cómo superar esos límites?

En primer lugar están los límites ideológicos: el hecho de creer en el sistema capitalista y no ser capaz de concebir una alternativa. Luego están los límites de lo que he llamado el Estado racial integral, las instituciones liberales al servicio de la burguesía… Considero que hay que renunciar a Europa, que está al servicio de los grandes intereses imperialistas y en cuyo seno florecen nuevas formas de fascismo.

Plantea la hipótesis de que la raza es consustancial a la formación de los estados modernos, ¿Cómo consideras que ha sido recibido este planteamiento entre la izquierda europea?

La izquierda europea, a la que conviene llamar «blanca», ha participado en la reproducción de la raza privilegiando al proletariado blanco y renunciando al internacionalismo. Sólo puede reaccionar mal ante este análisis de la existencia de un Estado racial.

¿Es la izquierda europea mayoritariamente chovinista?

Sí, excepto aquella que es claramente antiimperialista.

¿Cómo definiría la política migratoria europea?

La definiría como racista y al servicio de la guerra de civilizaciones

¿Cómo definiría el papel de la izquierda europea en este sentido?

O débil en su oposición o directamente cómplice.

¿Tiene futuro la Unión Europea?

Esto depende del desarrollo y la valentía de las fuerzas políticas de izquierda capaces de proponer una ruptura con Europa.

¿Ha entendido en algún momento la izquierda europea el sentido último del internacionalismo?

En Francia, raramente por el vínculo orgánico que la burguesía ha creado entre ella y el proletariado blanco. Incluso el reparto desigual de las rentas imperialistas es en sí mismo una traición al internacionalismo.

¿Cómo avanzar de cara a la unidad entre la clase trabajadora blanca y la clase trabajadora no blanca?

No creo que necesitemos politizar la conciencia blanca porque eso llevaría demasiado tiempo. Creo que tenemos que trabajar en intereses comunes como salir de Europa o mantener las conquistas sociales. La conciencia política de la función del racismo entre los pequeños blancos debe venir de la lucha común, no de dar lecciones.

¿Qué papel juegan las luchas nacionales dentro de la propia Europa?

El marco nacional es el lugar privilegiado de la confrontación de clases. Es desde este marco que debemos desafiar a Europa, que no es más que un superestado-nación blanco. Es dentro de esta lucha donde debemos esperar recuperar un poco de soberanía popular.

¿Existe camino para la alianza entre los pueblos del Sur global y movimientos de liberación nacional como el gallego, vasco o catalán?

Sí, ese camino existe, pero debemos comenzar por una alianza entre los norteños no blancos y los pueblos sin Estado del norte.

¿A qué se debe el olvido al que gran parte de la izquierda ha sometido a una experiencia emancipadora tan compleja y profunda como la revolución haitiana?

No he reflexionado sobre esta cuestión, pero estoy seguro de que una de las explicaciones es un rasgo de la blancura, a saber, su complejo de superioridad. La izquierda no puede aprender de los negros. Pero tienen que aprender de ella y de la revolución francesa. Si la blancura es la vanguardia, sería un insulto para ella considerar vanguardista la revolución haitiana.

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