¿Franco ha muerto?

Por Filosofía Perdida

Recogiendo el editorial de El País del pasado domingo sobre nuestra democracia, citando para el título a Arias Navarro, quería compartir en voz alta una reflexión sobre el diario endeudado y desenmascarar la intención del grupo editorial que tan fiel parece encontrarse hoy al PP, así como la intención de los tres partidos que le compran el discurso o se lo dictan.

Todo el mundo sabe que Franco ha muerto, solo hay que pasar cerca de El Escorial, donde se encuentran los restos de los anteriores jefes de estado de nuestro país que lo fueron por sangre, para cruzarse con el Valle de los Caídos y contemplar una cruz gigante que señala el punto donde, en suelo público y con más de un millón de euros a coste de presupuesto estatal, descansa quien tuviera la jefatura de estado de España, desde que ganase una guerra contra la democracia asesinando a cientos de miles de personas, hasta que muriese en una cama sin que se juzgasen sus crímenes genocidas. Sí, Franco está muerto, enterrado y homenajeado con nuestro dinero en un monumento nacional, mientras el hijo de quien él puso de heredero es hoy rey de un país que dice ser democrático.

Pero el País no se refería a esta obviedad; ya sabemos que su calidad periodística cada día es más pobre, pero todavía no han llegado a una demora de 42 años de información. En realidad, el periódico fundado por Manuel Fraga quería expresar que no tenemos razón quienes señalamos los tintes autoritarios del gobierno actual, quienes acusamos a la judicialización del conflicto catalán de judicializar la política, quienes recordamos graves actitudes franquistas que hoy ocurren de estar ocurriendo, quienes, por concluir, nos expresamos en contra del gobierno y somos resistencia. El País, quién sabe si por solicitar un nuevo rescate al gobierno, mendigar más publicidad institucional o, simplemente, por tratar de salvar al Psoe del 155 de una próxima desaparición, más que copiar el mensaje del PP, lo crea para tacharnos de conspiranoicos, entre información de Rusia e información de Assange en el tema catalán en sus páginas.

Para comenzar esto tenemos que hacer un repaso de la historia del país, el estado español, no del periódico. Franco murió, pero los franquistas no. No solamente existían las cortes franquistas, sino que Franco designó de heredero a un rey que lo fue hasta hace unos años, y su presidente del gobierno, Arias Navarro, estaba al cargo cuando el dictador fascista moría. El “carnicero de Málaga”, responsable de la represión franquista en aquella ciudad, fue sucedido por un falangista llamado Suárez, que protagonizó con el Borbón un cambio a un estado más democrático, que el carnicero de Málaga rechazaría desde las filas de Alianza Popular, el partido fundado por siete ministros franquistas que hoy nos gobierna. Así tenemos una democracia creada por un falangista, tutelada por el heredero de Franco en la Zarzuela, y sin juzgar ningún crimen de estado de los que se cometieron desde la guerra a la democracia hasta la supuesta vuelta de la misma.

la carta del miedo siempre sirve de comodín al gobierno y los poderes que lo mantienen, para legitimarse cada vez que se le muestran sus vergüenzas autoritarias

Como ocurre con todas las dictaduras, nuestro sistema puede recordar permanentemente que le llamemos democrático, como Pinochet llegó a decir que era el suyo durante el Plebiscito del 88; eso no le convertirá en democracia, solo es la defensa de un estado al que se le están señalando errores. Sin embargo, el estado gobernado por un partido franquista, tacha de invenciones las informaciones que da la prensa extranjera sobre la violencia policial, reprime un referéndum previamente ilegalizado golpeando a inocentes, ancianos y menores de manera desproporcional, conspira para dar información falsa sobre opositores, encarcela a los famosos Jordis por convocar manifestaciones, destituye a un gobierno democrático y lo encarcela… Sí, Franco puede estar muy muerto, pero no creo que hubiera criticado mucho esta manera de actuar.

Eso sí, Franco era mucho más malo. Obviamente, la carta del miedo siempre sirve de comodín al gobierno y los poderes que lo mantienen, para legitimarse cada vez que se le muestran sus vergüenzas autoritarias. En la línea habitual de PRISA, pude escuchar la semana pasada una entrevista a tres presos políticos de la época franquista que rechazan la equiparación con el régimen anterior de todo lo que está ocurriendo. Bien podía la SER haber entrevistado a alguien que no comparte ese pensamiento, posiblemente much@s reprimid@s por el franquismo que votaron en el referéndum del 1-O hubieran estado dispuest@s a señalar el autoritarismo estatal actual, pero a la Angels Barceló se le olvidó entrevistarl@s. Como siempre, si Franco fusilaba y torturaba, cualquier modo de actuación más suave sirve a quien defiende el régimen del 78 para decir que “si no estamos tan mal, no estamos mal”, y tachar de loc@ a quien ose quejarse sobre las injusticias actuales.

El País, intentando al mismo tiempo tratar de ridiculizar a quien señala el autoritarismo actual e intentar parecer serio, llama a que el gobierno vigile y “combata con inteligencia” (SIC) estos ataques, porque no somos una dictadura, que a nadie se le ocurra pensar otra cosa o tendremos que actuar severamente, parece sugerir. Para ello repite el mantra de que somos democráticos y europeos como los que más, en un mensaje que podríamos imaginar plagiado de los borradores de Felipe “el preparado” para el próximo 24 de diciembre.

El editorial presume de tolerancia en materia sexual en el País gobernado por el partido que llevó al Constitucional el matrimonio homosexual, donde siguen produciéndose agresiones homófobas y se da LGTBfobia entre miembros del partido franquista todavía. El editorial nos habla de tolerancia religiosa, lo que no sé si escribe aplaudiendo los privilegios de la iglesia católica que son herederos del régimen anterior; curiosamente este editorial se titulaba “Franco ha muerto” pero lo vemos muy vivo en esta materia. El País nos habla de tolerancia ideológica, como refería anteriormente, quizás tener una tolerancia superior a la franquista le servirá a este periódico para presumir de que hay algo, pero muchas voces en el PP ya han sugerido intervenir comunidades autónomas como Castilla La Mancha porque las urnas no le son favorables, o prohibir partidos políticos… Toma tolerancia ideológica.

Finalmente, el País nos habla de la acogida de inmigrantes sin traumas ni brotes racistas, algo muy alejado de la realidad de la que parece huir en este editorial. Para haber cubierto el asesinato que se produjo en el Tarajal a manos de la Guardia Civil, parece haberlo olvidado. Además, no solo contamos en España con centros de internamiento de extranjeros (CIEs) donde se encierra a personas sin cometer delitos, sin seguridad jurídica, sin garantías, sin asistencia médica digna y se les priva de derechos humanos, es que además el gobierno ha mostrado nula intención de acabar con algo tan fascista. Más allá de los CIEs y del daño que están provocando de manera arbitraria y absurda a personas inocentes por el simple motivo de su color de piel, el País olvida la proliferación de grupos fascistas, manifestaciones que acaban con palizas por motivos de raza, de pobreza o de ideología, ataques a inmigrantes y un creciente rechazo del extranjero pobre por parte, no solo de grupos ultras, sino también del líder del PP en Catalunya, partido al que está comprando el discurso el grupo PRISA cada vez más de manera acrítica, o precisamente por eso.

El País, recogiendo la información de The Economist y de Amnistía Internacional España, como lleva haciendo el PP la presente semana, defiende todo lo que está pasando, como si supiera mejor que nosotr@s qué estamos viendo, oyendo y viviendo cada día. No sé cuántos de los países que aparecen en ese índice por debajo de España tendrán a un partido fundado por ministros salidos de una dictadura, y con una corrupción endémica y sistémica demostrada, gobernando; pero me parece que unas declaraciones de una ONG y un simple informe no son suficientes como para que dejemos de hablar sobre lo que está ocurriendo, como le gustaría a este periódico que, desde hace años parece más empeñado en salvar al sistema y obedecer a sus accionistas que en dar algo parecido a una información creíble.

Sí, amig@s, Franco ha muerto, un año más le harán homenajes por tan señalada efeméride porque está tan superado que todavía no es delito el fascismo en España. Y mientras el periódico El País nos recuerda su muerte y nos critica a quienes nos atrevemos a pensar más de la cuenta, tenemos erosionándose el sistema que le sucedió, tropezando ante la realidad por su incapacidad de mirar a otro lugar que no fuera al consenso del 78 y a la idealización que nos hacen constantemente para que no revisemos los errores y horrores que nos ha dejado.

4 Comments

  1. Hay que intentar no exagerar. Nuestra democracia es imperfecta, los cachorros del franquismo campan por sus respetos, pero no estamos en una dictadura. El capitalismo neoliberal es el problema, porque soltará a sus perros cuando lo necesite. Y aún no lo ha necesitado.

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