Había una mujer gallega explotada en tareas que consideraba impropias de su sexo, ya que, no olvidemos que la defensa de los derechos de la mujer trabajadora por parte de muchos socialistas y de otros hombres progresistas mantuvo siempre un cierto tono paternalista.
Por Eduardo Montagut
Enrique de Francisco, un miembro destacado del socialismo español por sus responsabilidades en el Partido y como concejal y diputado, publicó una columna en El Socialista a finales de agosto de 1929 sobre un homenaje que se había realizado a la mujer gallega interrogándose si había sido o no un homenaje feminista, ofreciendo su visión crítica.
Al parecer, en el Teatro Barbón de Vigo se había celebrado aquel verano una gran fiesta literaria en homenaje a la mujer gallega, representada por un grupo de mujeres de las ciudades principales de Galicia. El acto principal consistió en un concurso de poesía con premio de mil pesetas a la mejor que exaltase a la mujer gallega.
Enrique de Francisco se consideraba feminista por “imperativos de la razón y del sentimiento”, y creía que todo era poco para homenajear a la mujer fuera de donde fuese. Pero no transigía con actos como el celebrado, por mucho que se adornasen con poesía, flores y arte, porque tomaban como pretexto a la mujer para satisfacer vanidades y, en realidad, exhibir sentimientos en los que no se creía.
El político socialista se preguntaba a qué mujer gallega se estaba, realmente, homenajeando. Para De Francisco el verdadero homenaje tenía que ver con no restringir sus derechos, entre otras cuestiones relacionadas con el respeto. La parte socialista de este feminismo tenía que ver con la descripción que hacía de su experiencia personal sobre la mujer gallega que, no aparecía en actos como el celebrado. Había una mujer gallega explotada en tareas que consideraba impropias de su sexo, ya que, no olvidemos que la defensa de los derechos de la mujer trabajadora por parte de muchos socialistas y de otros hombres progresistas mantuvo siempre un cierto tono paternalista. Había visto mujeres en las canteras, como trabajadoras de la construcción, empleadas en la carga y descarga de barcos y vagones de ferrocarril, en faenas agrícolas agotadoras o relacionadas con el mar (marisco), además de ser acosadas y objeto de escarnio en tabernas y tertulias, sin dejar de aludir a la prostitución. Esas eran, en consecuencia, las mujeres que le interesaba a Enrique de Francisco, las trabajadoras.
Hemos consultado el número 6411 de El Socialista. Sobre Enrique de Francisco podemos acudir al imprescindible Diccionario Biográfico del Socialismo Español donde, además, se ofrece una bibliografía completa sobre el mismo.
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