Elecciones en Filipinas: «Por una nueva política, por una nueva economía»

El cambio de sistema en Filipinas es una lucha para desmantelar las dinastías políticas. Este es el contexto en el que se desarrollan las elecciones del 9 de mayo.

Por Reihana Mohideen / Sin Permiso

Las elecciones nacionales del 9 de mayo en Filipinas se llevan a cabo en un país que se tambalea bajo los golpes de las múltiples crisis del sistema: pandémica, climática, económica, social. Más de una quinta parte de la fuerza de trabajo (22,1%) o casi una décima parte de la población (9,78%) está subempleada o desempleada. Los salarios mínimos actuales en Filipinas son básicamente salarios de esclavitud, con el 18,0% por ciento de todas las familias por debajo de los umbrales regionales oficiales de pobreza a partir del primer semestre de 2021. Mientras tanto, la riqueza colectiva de los 50 filipinos más ricos creció un 30% de 2020 a 2021, a pesar de la pandemia. Filipinas también es uno de los países más vulnerables del mundo a los impactos relacionados con el clima, como los tifones y la crisis ambiental. Para 2030, se espera que alrededor del 50% de la población se vea afectada por el aumento del nivel del mar, con partes de los principales centros urbanos sumergidos, incluida la capital Metro Manila.

En el escenario político, el clan del ex dictador Ferdinand Marcos persigue implacablemente su ambición de volver al poder en el país y han formado una alianza con el presidente Duterte y su clan, quienes están igualmente decididos a proteger el poder de su dinastía en el próximas elecciones nacionales. El hijo del ex dictador, Bongbong Marcos Jr. se postula para presidente junto con Sara Duterte, la hija del presidente Duterte, como su vicepresidenta. Estos clanes se han unido a algunos de los clanes más derechistas de la política filipina, como los Arroyos y los Estrada, respaldados por sectores de la clase capitalista filipina ‘multimillonaria’ (muchos de los cuales figuran en la lista Forbes de Asia y respaldan esta tándem presidencial Marcos-Duterte).

Estas fuerzas representan la facción más derechista de la clase dominante filipina.

Pero el ‘Business as usual‘, incluso con reformas limitadas, no ofrece ninguna solución. Se necesita una alternativa radical y socialista.

Los socialistas filipinos del Partido Lakas ng Masa (Partido de las Masas Trabajadoras – PLM), un partido político de los marginalizados registrado a nivel nacional, apoyado por varias coaliciones de izquierda y verdes, decidieron asumir el desafío y presentar una candidatura de oposición contra lo que han denominado popularmente el “eje del mal Marcos-Duterte”, con una plataforma anticapitalista radical.

Esta es una campaña verdaderamente histórica. Es la primera vez que la izquierda disputa la presidencia. Es la primera vez que un trabajador y dirigente sindical se postula para presidente. Es la primera vez que un candidato presidencial presenta una plataforma anticapitalista y socialista de transición. La campaña electoral del PLM ha roto el molde de la política tradicional. Hemos abierto nuevos caminos y sentado las bases para un tipo auténtimente nuevo de política radical y popular en la arena electoral.

Como declaró nuestro dirigente sindical y candidato presidencial Leody De Guzmán en un debate televisivo nacional: “Necesitamos una nueva política, una nueva economía”.

Duterte: mas gobierno autoritario

El régimen de Duterte, elegido para el cargo en mayo de 2016, representa el ascenso de los gobiernos de extrema derecha, autoritarios e incluso neofascistas a nivel internacional, desde el brasileño Jair Bolsanaro hasta el ‘trumpismo’ en Estados Unidos, Viktor Orbán en Hungría y el ‘hindú-fascismo’ de Narendra Modi en la India. Esta tendencia internacional es la manifestación política de las crisis múltiples y entrecruzadas del sistema capitalista: económica, social, política y la crisis ambiental subyacente y global y el fracaso total de los gobiernos neoliberales «liberales» para abordar estas crisis. Pero también es consecuencia de la incapacidad de la izquierda para construir y movilizarse en torno a una alternativa genuinamente antineoliberal y anticapitalista.

En Filipinas, la elección de Duterte es el resultado del fracaso de los regímenes democráticos de «élite» posteriores a Marcos, desde la presidenta Cory Aquino -quien llegó al poder gracias a una revolución de «poder popular» en febrero de 1986 que derrocó la dictadura del presidente Ferdinand Marcos-, que declaró la ley marcial el 21 de septiembre de 1972 y disolvió el congreso.

La infame “guerra contra las drogas” de Duterte, básicamente una guerra contra los pobres y los derechos democráticos y los derechos humanos, ha resultado en la ejecución extrajudicial de unas 27.000 personas. Ha convertido la ley en un arma para silenciar a la oposición. La Ley Antiterrorista de julio de 2020 permite el arresto sin orden judicial durante 24 días. La definición de terrorismo es vaga y amplia y cubre la disidencia o protesta legítima. La mera intención es criminalizada. Se formó el Grupo de Trabajo Nacional para Terminar con el Conflicto Armado Comunista Local (NTF-ElCAC), con un gran presupuesto, para llevar a cabo ataques combinados militares y de guerra psicológica en comunidades con sospechas de actividades del CPP-NDF-NPA (Partido Comunista filipino y sus organizaciones armadas). La ley de ‘delito cibernético’ introducida por el gobierno del presidente Noynoy Aquino convitrió la oposición en las plataformas de redes sociales en un delito. Duterte usó esta ley para arrestar y acusar a la periodista de renombre mundial y ganadora del Premio Nobel de la Paz Maria Ressa, directora ejecutiva del servicio de noticias en línea Rappler, por ‘libelo cibernético’.

Las masas estaban desilusionadas y debilitadas por décadas de gobierno neoliberal que ha destruido los cimientos socioeconómicos de la sociedad y sus propias vidas: desempleo, trabajo irregular, falta de servicios básicos, reforma agraria fallida, pobreza extrema y hambre, impactos del cambio climático y la crisis ambiental, todo ello exacerbado por el impacto de la pandemia. Duterte fue elegido en este contexto, atrayendo el apoyo de las masas a su programa y retórica populistas. Esto incluyó la promesa de poner fin a la contractualización (trabajo precario o subcontratación de mano de obra), lo que le valió el apoyo de sectores del movimiento sindical, denunciar el Acuerdo de Fuerzas Visitantes con los Estados Unidos (un acuerdo militar que permite la presencia militar estadounidense en Filipinas) y respaldó a China contra los EEUU en la disputa del Mar Meridional de China y las Islas Spratley. Duterte fue un antiguo aliado del CPP-NPA y nombró a varios dirigentes de las organizaciones de masas alineadas con el CPP-NPA como miembros de su gabinete y altos cargos en varios ministerios.

Pero, como anticiparon muchos en la izquierda, no duró mucho. Duterte rompió con el CPP-NPA, lo expulsó del gobierno y comenzó a acosar a su dirección clandestina, lo que incluyó asesinatos brutales, y lanzó operaciones militares contra sus bases de apoyo, especialmente en las comunidades indígenas de Mindanao.

La oposición alineada con el Partido Liberal se debilitó significativamente hasta el punto de no poder y no querer organizar una oposición clara y consistente a Duterte. En el Congreso, la mayoría de ellos  simplemente cambiaron de bando y apoyan a Duterte. La Vicepresidenta en el gobierno de Duterte fue Leni Robredo, actual Presidenta del Partido Liberal, quien se presenta como independiente a la presidencia en las elecciones del 9 de mayo (anomalía que puede existir ya que el Presidente y el Vicepresidente son elegidos directamente en la Filipinas). Leni Robredo no organizó ninguna oposición política seria al régimen de Duterte, prefiriendo desempeñar el papel de funcionaria electa «responsable».

Fue el movimiento de masas, liderado por la izquierda, el que estuvo al frente de la resistencia contra Duterte.

Culpar a las masas, no al sistema

Un estribillo recurrente de la oposición liberal burguesa es que la culpa es de las masas por votar a Duterte. Rechazamos este argumento porque ignora los problemas sistémicos, es decir, un sistema político que nutre y reproduce el gobierno de las élites. En Filipinas, el gobierno de las élites se basa en un sistema político caracterizado por el gobierno de dinastías y clanes políticos.

En el Senado, 17 de los 24 senadores pertenecen a dinastías y clanes políticos. En la Cámara Baja del Congreso el 71% de los representantes de distrito son de clanes y dinastías políticas. En los escaños de la Lista de Partidos reservados para los sectores marginados, 62 de 134 tienen vínculos con dinastías y clanes políticos. Los gobernadores de las 81 provincias, más del 80% son de dinastías y más del 51% están alineados con Duterte. Este sistema de «política de dinastía» se basa en el fraude electoral, respaldado por la coerción y la violencia. La oposición liberal utiliza el mismo juego de las dinastías. También tienen su parte de dinastías y clanes políticos. Tiene que haber una ruptura real en el sistema de dinastías para que la izquierda logre avances significativos en el terreno electoral.

El cambio de sistema en Filipinas es una lucha para desmantelar las dinastías políticas. Este es el contexto en el que se desarrollan las elecciones del 9 de mayo.

Las elecciones

En este contexto, con un gran vacío político en la arena electoral, el Partido Liberal no ha podido  presentar un candidato opositor y Leni Robredo finalmente ha anunciado su candidatura a la presidencia como independiente. El PLM asumió el desafío y decidió organizar una lista completa de candidatos y presentar una alternativa radical al electorado.

Leody De Guzman, un veterano dirigente sindical, miembro fundador de PLM y presidente de la central sindical socialista Solidaridad de Trabajadores Filipinos (BMP) se postula para presidente. Walden Bello, reconocido académico internacional y activista político, presidente de la coalición socialista Laban ng Masa, se postula como su vicepresidente. Nuestro equipo para el Senado está dirigido por Luke Espiritu, abogado laboralista, ex miembro del consejo nacional de PLM y presidente de BMP. El PLM lideró la formación de una alianza socialista-verde con el Partido de la Naturaleza y el Partido Verde, cuyos líderes Roy Cabonegro y David D’Angelo se postulan para el Senado como candidatos del PLM. También nos presentamos para la Cámara de Diputados del Congreso bajo el sistema de Lista de Partidos como PLM. Tenemos varios alcaldes y concejales locales compitiendo contra clanes políticos locales y políticos tradicionales.

Nuestra plataforma radical tiene como objetivo iniciar el proceso urgente de transformar la sociedad filipina en una dirección socialista. Incluye:

*La introducción de un impuesto sobre el patrimonio de las familias más ricas con un patrimonio neto superior a P100 millones para luchar contra la desigualdad.

*Cancelación de los pagos de la deuda por cinco años; derogar la ley de Apropiación Automática de Deuda; y revisar y auditar todas las deudas existentes.

*La recuperación y devolución de los bienes robados remanentes de los Marcos; por un monto de PhP126 mil millones y enjuiciar a los miembros de la familia Marcos que han conservado y utilizado su riqueza robada.

*Junto con el producto del impuesto a la riqueza y la cancelación de la deuda, utilizar la riqueza robada para responder a la pandemia de COVID.

*Aumento inmediato del salario mínimo diario a P750 diarios a nivel nacional.

*Mantener el principio de control de los trabajadores; asegurar que los trabajadores sean consultados en todas las industrias y sectores económicos a través del establecimiento de sindicatos y comités paralelos a los consejos de administración para su dirección y las operaciones diarias;

*Prohibir la subcontratación en todas sus formas; imponer controles de precios sobre el petróleo, la electricidad, Internet, el agua, los insumos agrícolas y otros productos básicos.

*Instituir el control de la agricultura por parte de los pequeños agricultores y garantizar la soberanía alimentaria; distribuir gratuitamente todas las tierras remanentes bajo la reforma agraria; evitar la conversión de tierras, especialmente por parte de grandes empresas inmobiliarias; congelar el cumplimiento de todas las directivas de la Organización Mundial del Comercio; y derogar la Ley de Arancelización del Arroz de 2019 que abre la importación de arroz al país.

*Implementar una ley antidinastía; iniciar el desmantelamiento inmediato de las dinastías políticas mediante la aprobación de una ley que permita implementar las disposiciones antidinásticas de la Constitución: «el estado prohibirá las dinastías políticas tal como las define la ley».

*Defender la justicia climática; exigir reparaciones a los países ricos por su responsabilidad histórica en la crisis climática; perseguir una transición justa hacia una economía baja en carbono y sistemas de energía limpios, renovables y de propiedad democrática; derogar la Ley de Minería de Filipinas a favor de la minería.

*Instituir medidas para lograr plenamente la igualdad de género y fortalecer los derechos de género; poner fin a la violencia contra la mujer; aprobar una ley de divorcio; despenalizar el aborto; aprobar nueva legislación para abordar la brecha salarial de género; reconocer y retribuir el trabajo reproductivo y de cuidados; legalizar la categoría de género LGBTQIA+; defender el matrimonio igualitario y apoyar formas alternativas de arreglos familiares.

*Reanudar incondicionalmente las conversaciones de paz con el CPP-NDF-NPA; Derogar la Ley Antiterrorista de 2020; reducir significativamente el presupuesto de todos los organismos relacionados con la seguridad y la defensa para reforzar el presupuesto de los servicios sociales.

*Defender el derecho a la autodeterminación; apoyar la lucha del pueblo Bangsamoro por una autonomía plena y significativa; fortalecer y hacer cumplir los principios indígenas de propiedad común y administración de los recursos naturales

*Por una política exterior no alineada basada en la soberanía nacional y el internacionalismo; poner fin a los acuerdos militares con los EEUU y cerrar de inmediato todas las bases militares de facto de los EE UU en el país. Rechazar los reclamos expansionistas y de esfera de influencia de China y los EEUU en el Mar de China Meridional, promover un desarrollo basado en los bienes comunes y la utilización de los recursos naturales en las áreas en disputa.

La promoción de la plataforma ha sido el foco central de nuestra campaña. La campaña ha tenido un impacto nacional significativo, con las masas respondiendo a nuestra plataforma. Las declaraciones de nuestros candidatos se han vuelto virales en las redes sociales, con cobertura diaria en los principales medios de comunicación e incluso con amenazas legales y verbales contra nuestros candidatos por parte de aquellos alineados con la oposición Marcos-Duterte.

El resto de la izquierda no ha sabido responder a los desafíos que plantea esta coyuntura política.

Han seguido su estrategia de ‘negocios como siempre’ en la arena electoral que ha consistido en presentar candidatos de izquierda ligados a la campaña presidencial de una facción de la clase capitalista (y no necesariamente incluso una opción del ‘mal menor’, como en el caso de apoyo a Duterte por parte del CPP).

Esta vez, el CPP, Akbayan y el Partido Manggagawa (Partido Laborista) están apoyando a Leni Robredo. El movimiento obrero está dividido, con los sindicatos alineados con estos partidos apoyando a la oposición liberal burguesa. El derechista Congreso de Sindicatos de Filipinas está apoyando a Marcos Jr.

Actualmente, el tándem Marcos-Duterte lidera las encuestas, con Leni Robredo en segundo lugar, pero con un apoyo creciente. Estas encuestas son encargadas y pagadas por los candidatos y están sesgadas a favor de quienes tienen el dinero para pagarlas. Aparentemente, las encuestas que apuntan a una victoria de Marcos Jr. se han inclinado hacia las áreas donde su apoyo es fuerte. El liderazgo de Marcos se basa en un apoyo casi sólido de las dinastías: 71 de los 81 gobernadores apoyan a Marcos-Duterte. Esto podría conducir a un fraude electoral masivo. La Comisión Electoral ha firmado un contrato con la empresa F2 Logistics, propiedad del compinche de Duterte, Dennis Uy, sobre la distribución de máquinas para contar votos, por ejemplo. Hay rumores de papeletas marcadas en Singapur. Todo esto favorecería a Marcos Jr.

Leni Robredo también cuenta con el apoyo de algunas dinastías. El papel de los Estados Unidos es siempre un factor político en Filipinas. Los indicios son que la actual administración estadounidense apoyaría una victoria de Leni Robredo. Robredo es extremadamente cuidadosa a la hora de atacar los intereses de EEUU, como en el caso de la política exterior, la mayoría de sus pronunciamientos son sobre el cumplimiento de acuerdos militares con EEUU, etc.

Ambas partes también están cortejando a los militares. Leni Robredo apoya la continuación de la Fuerza de Tarea Nacional para Poner Fin al Conflicto Armado Comunista Local, apoyando así el enfoque militar para poner fin a la insurgencia.

Si bien la propia Robredo es una política limpia y honesta, el Partido Liberal es diferente y está dispuesto a jugar todas las cartas asociadas con la política tradicional, incluidas las acusaciones de fraude electoral.

Nos han preguntado si nos retiramos y apoyamos la candidatura de Leni Robredo. Sin embargo, con plataforma, no hay base para ello. Incluso en igualdad de género, por ejemplo, Leni Robredo, la única candidata mujer, no apoya la legalización del divorcio o la despenalización del aborto. Incluso está abierta a considerar la opción de la energía nuclear para la transición energética. Greenpeace Filipinas ha cuestionado su posición de garantizar que “el gobierno instituya la acción climática como una política central del estado”, al tiempo que aprueba nuestra plataforma sobre este desafío existencial.

Como ha explicado Sonny Melencio, director de campaña de PLM, en una reciente entrevista con los medios; “No a la retirada, Sí a la unidad sobre el terreno [contra el eje del mal – Marcos-Duterte]”.

El escenario postelectoral

Existe la posibilidad real de una victoria Marcos-Duterte. La misma estrategia y maquinaria que se puso en funcionamiento en las elecciones de 2019 siguen vigentes para garantizar su victoria. En 2019, una ola masiva de compra de votos catapultó el precio del voto a P3,000 o más, debido a la cantidad de dinero que provenía de candidatos nacionales, grupos de listas de partidos, representantes de distrito, candidatos a gobernador, hasta los alcaldes locales. . La misma maquinaria bien engrasada está en funcionamiento hoy en día, junto con el efecto tirón de las encuestas pagadas. Necesitamos estar preparados para movilizarnos contra el fraude electoral y la elección de este régimen de chacales. La ‘Unidad en las calles’ será clave en este escenario. Debido al impacto político de nuestra campaña, estaremos bien posicionados para intervenir e influir políticamente en las luchas inevitables que se avecinan.

Reihana Mohideen es miembro del Consejo Nacional del Partido de las Masas Trabajadoras (PLM) y directora del trabajo internacional del partido.

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