El reconocimiento internacional de las CCOO: Benjamín Rubio en Escocia (1973)

Uno de los hechos de mayor trascendencia y menor conocimiento es el papel internacional de esta lucha, cómo el viaje de Benjamín Rubio desde el valle de Laciana a Escocia.

Por Alejandro Martínez

A comienzos de los años 70 la oposición antifranquista está plenamente asentada en Laciana y El Bierzo. Un hecho que distintas investigaciones y homenajes a puesto de relieve en los últimos años. Los avances de la clase obrera organizada y sus organizaciones, principalmente el PCE y las Comisiones Obreras, se ven reflejados en los informes del régimen que entre 1971 y 1974 reconoce cierta “politización”.

Algunos de sus líderes alcanzarán proyección internacional. Uno de los hechos de mayor trascendencia y menor conocimiento es el papel internacional de esta lucha, cómo el viaje de Benjamín Rubio desde el valle de Laciana a Escocia.

En 1973 la Delegación Exterior de CCOO (DECO), dirigida por Carlos Elvira, trata de buscar apoyos económicos, políticos y sindicales para la causa de los trabajadores españoles. Coincidiendo con el proceso 1001 frente a la dirección del movimiento sindical dirigido por Marcelino Camacho y el debate sobre el reconocimiento de los sindicatos españoles en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los mineros escoceses realizan una colecta para los de León. Sin embargo, presiones de UGT y el PSOE hacen que ese dinero no llegue. Las Trade Unions buscan conocer la situación de primera mano a través de un minero español. Rodolfo Llopis, del PSOE, trata de desprestigiar a las Comisiones acusándolas de ser una máscara del PCE.

Las CCOO cuentan con el apoyo del sindicato minero escocés. La DECO solicita mineros del interior para asistir al Congreso Anual de las Trade Unions. Victor Bayón, el instructor clandestino del PCE en León, propone que el más indicado para ir es Benjamín Rubio, de quien reconoce es “alma” de las CCOO de Villablino y tiene grandes capacidades sindicales.

A pesar de las reticencias iniciales Benjamín acepta. Viaja a París donde Carlos Elvira y Ángel Rozas le dan las instrucciones y le asignan una traductora, Encarnación, y un seudónimo, Pedro. Le explican que no saben sin podrán defender a las CCOO, y que si pueden hablen de los represaliados del 1001.

En su intervención Rubio explica las condiciones de trabajo que se viven en España, la persecución al movimiento obrero y el intento del sindicato vertical de ser reconocido por la OIT. A petición McGahey, del sindicato minero, habla de Comisiones Obreras y explica que “es la lucha obrera unitaria”.El presidente del sindicato de los técnicos le dice “tú no eres un trabajador minero, eres un propagandista”. Benjamín enfadado saca el carnet de identidad. El resto de sindicalistas conscientes del riesgo se lo impiden. “Si tengo que identificarme con mi propio nombre estoy dispuesto a hacerlo, a pesar de que sabía lo que ocurriría al volver a España”. Un sindicalista católico le pide que explique la vinculación de la iglesia y el nuevo movimiento obrero.

Posteriormente le confiesan que le habían creído pero que fuerzan la situación para que se explique y así convencer a todos los sindicatos. Cuando terminan le hacen un corro y acaban gritando “viva Comisiones Obreras”.

El Congreso anual de las Trade Unions de Escocia de 1973 publica una resolución unánime en la que expresa «su pleno apoyo a las Comisiones Obreras en sus esfuerzos por establecer Sindicatos libres e independientes para sustituir a los sindicatos al servicio del Gobierno». La DECO de CCOO felicita a Benjamín Rubio y Víctor Bayón reconoce que “dejó alto el pabellón de los mineros e hizo un gran trabajo sindical y político”.

En enero de 1974 la OIT admite a CCOO, UGT y USO como representantes de los trabajadores españoles. Carlos Elvira es incluido, junto a Miguel Sánchez-Mazas de UGT, en el Grupo de Trabajadores de la Conferencia Regional Europea de la OIT, a pesar de la oposición del sindicato vertical franquista. Es el comienzo del desprestigio internacional de la OSE ante unas CCOO que habían ganado popularidad por la denuncia del proceso 1001.

El periplo internacional de Benjamín Rubio continúa en 1975. En esta ocasión viaja de nuevo a la capital gala. En Paris Rubio participa en una reunión de cuadros obreros del PCE. El régimen se tambalea y el partido está pensando en lanzar la huelga general y quiere calibrar las fuerzas. “Aquí era una zona que si hay ambiente a nivel nacional posiblemente la hubiera (…) pero otras fuerzas no estaban por esa labor” y finalmente se desestima.

La relación entre los mineros escoceses, esos trabajadores que reconocían que sólo veían el sol en verano y en Mallorca, perdurará. Años después “ese vínculo solidario” perdura. En 1987 cuando Antonio Gutiérrez es elegido secretario General de CCOO recuerda que el secretario general de las Trade Unions “tenía el recuerdo de los que habían venido de la minería de León”.

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