El juego del PSOE

Por Víctor Chamizo

El problema no es Pedro Sánchez. El problema no es, tampoco, el PSOE. No nos engañemos, no sigamos echándole la culpa al empedrado.

El problema somos nosotros, los ciudadanos, los electores, los votantes, llámenlo ustedes como mejor les convenga.

El problema es que existe una mayoría que tiene miedo al cambio, que no quiere perder, no sabemos bien el qué, porque existe una mayoría que lo tiene todo perdido en favor de una minoría, pero continúa pensando que el PSOE es la mejor opción. Se ha visto en las últimas elecciones, y me temo que se continuaría viendo si se volvieran a repetir, aunque dudo mucho que la participación alcanzase los niveles que se han vivido en los últimos comicios.

Me temo que ya existe demasiado desencanto. Me temo que ya muchos han tirado la toalla, y no es algo que me sorprenda. Si los que más necesitan que exista una fuerza que los defienda, que los represente y que pelee por ellos, o se queda en casa, o se deja llevar por el miedo, ¿qué esperan que hagan aquellos que no lo necesitan?

Lo dijo Almeida, con esa arrogancia que se gasta la derecha cuando se instala en la poltrona, cuando recupera algo que considera que siempre ha sido suyo: “quieren ganar en la calle lo que no han ganado en las urnas” – en relación a las manifestaciones por la continuidad del Madrid Central. Frase mítica de la derechona, ya estamos acostumbrados. Pero somos un país de ignorancia, que protesta en el rellano de la escalera, en el bar, en las redes sociales y, a veces en las calles, pero que a la hora de votar se decanta por las opciones de siempre. Somos un país miedoso, conservador, reaccionario que, por tanto, se merece lo que tiene. Duele, pero es así.

Al PSOE se le olvidan pronto los deseos de sus simpatizantes, militantes o votantes. Lo que tarda en rozar el poder con los dedos. Utilizó a Podemos para sentarse en la Moncloa y ahora pretende intimidarlo para gobernar en solitario y hacer de su capa un sayo, sin que nos enteremos de lo que se cuece en los Consejos de Ministros,  volviendo a las políticas liberales para que no se enfaden demasiado los grandes lobbies financieros. Y si algo no funciona, o si realmente se repiten las elecciones y las encuestas se descalabran, echarle otra vez la culpa a Podemos de la derrota.

Sea como fuere, Podemos siempre es el culpable, y eso que no gobierna. ¡Tiene bemoles la cosa!

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