Por Eduardo Montagut
En este breve trabajo pretendemos plantear las líneas generales del origen de las campañas electorales y su evolución hasta la actualidad.
Una campaña electoral es un período de tiempo durante el cual los partidos políticos propagan su programa y muestran públicamente sus candidatos a través de mítines, encuentros en espacios públicos, medios de comunicación clásicos y en la red, con el fin de conseguir votos para una próxima cita electoral.
Las campañas electorales surgen como resultado del proceso de democratización de los sistemas políticos liberales. El establecimiento del sufragio universal y la consiguiente transformación de los viejos partidos decimonónicos de cuadros en partidos de masas obligaron a transformar los procesos electorales. En los tiempos del Estado liberal, sustentado en una participación política limitada a través del sufragio censitario o en uno universal masculino, pero amañado a través de la falsificación electoral, como en el caso español, no se necesitaba una movilización política muy acusada ni extensa. Pero la irrupción de las masas en la política en el siglo XX cambió las características de las elecciones. Ahora era necesario utilizar una serie de medios para conseguir el favor del electorado. El concepto de campaña, en sí, nace después de la Primera Guerra Mundial. Los partidos políticos comenzaron a emplear la terminología militar: conflicto, militantes, y campaña. Era un lenguaje nuevo que permitía llegar a una población que conocía bien estos conceptos por la experiencia vivida.
Con el tiempo, las campañas electorales se han ido transformando de forma paralela a cómo han evolucionado la tecnología asociada a la información y las técnicas de la mercadotecnia. Desde finales del siglo XX se han combinado los medios clásicos con los vinculados a internet y las redes sociales. Estos hechos han provocado que el mensaje político se haya reducido o simplificado para que quepa en los espacios digitales y pueda ser recordado con facilidad por los electores. Se potencia el espectáculo y, en muchos casos, se entra de lleno en la frivolidad.
En las campañas electorales tienen un gran peso los asesores publicitarios y de imagen que pueden eclipsar a los propios responsables políticos de los partidos, siendo muy paradigmático el caso norteamericano, aunque este hecho también está presente en Europa cada vez más.
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