Las hijas de Marx estaban aludiendo a que cuando Blind perpetró el atentado estaba a punto de estallar la guerra entre Prusia y Austria en pugna por sus distintos proyectos sobre Alemania y por el liderazgo en la Confederación Germánica.
Por Eduardo Montagut
Laura Lafargue y Eleonor Marx-Aveling publicaron en Social-Demokrat una carta, firmada el 14 de abril de 1886 (en París y Londres), para responder a Bismarck por las acusaciones que el canciller de hierro había realizado sobre Marx. El público lector español pudo leer la carta gracias a El Socialista. Recordemos que Social-Demokrat era en ese momento, después de una vida anterior como periódico de la Asociación General de Trabajadores, órgano de prensa de los socialdemócratas alemanes.
Al parecer, Bismarck había manifestado el 31 de enero en el Reichstag que Bebel se había apoyado en Marx. En este sentido, debemos recordar que August Bebel fue un gran fustigador de la política del canciller. Pero lo importante había sido que había dicho que no sabía si Marx tenía una escuela de asesinos, pero que había oído decir que el hombre que había atentado contra él disparándole, es decir, Blind, era discípulo de Marx. Por nuestra parte, diremos que Bismarck fue herido de bala, aunque no de consideración, el 7 de mayo de 1866, cuando era ministro-presidente de Prusia, antes de completarse el proceso de unificación alemana, por Ferdinand Cohen-Blind, en Berlín, muriendo éste en comisaria al día siguiente, al parecer seccionándose la yugular con un cuchillo.
Esta insinuación contra Marx había motivado que las dos hijas escribieran la carta. En ella explicaban que Blind no había visto a su padre desde los doce o trece años ni había tenido ninguna relación con el mismo (cuando cometió el atentado era un estudiante de 22 años).
También afirmaban que Blind, al disparar contra Bismarck, arrostrando valerosamente la muerte, no había podido guiarle sino la idea patriótica de librar a Alemania de una guerra civil, y de librar a la opinión pública liberal, progresista y democrática, es decir, a la burguesía alemana, de la opresión de Bismarck, cuestiones que habrían sido indiferentes para su padre. Las hijas de Marx estaban aludiendo a que cuando Blind perpetró el atentado estaba a punto de estallar la guerra entre Prusia y Austria en pugna por sus distintos proyectos sobre Alemania y por el liderazgo en la Confederación Germánica.
Además, Bismarck era un junker, es decir, un noble prusiano harto conservador frente a la burguesía. También señalaban las dos hermanas que, al igual que Luis Bonaparte, al que consideraban maestro y modelo de Bismarck (resulta irónico, en nuestra opinión, esta afirmación, siendo al final los dos enemigos en la guerra franco-prusiana), y otros “grandes hombres” de la dominación capitalista “en su ocaso”, Bismarck no había sido a los ojos de su padre mas que una figura cómica y una especie de cómplice involuntario de la revolución proletaria. Marx no había tenido nunca interés en que semejantes personajes se librasen por una muerte prematura de su “inevitable Sedán”, en alusión a la grave derrota francesa, como símbolo del final del sistema capitalista de opresión.
Para ambas, la idea de que Marx se hubiera ocupado en educar asesinos era ridícula, y probaba la consideración que había tenido su padre en vida de Bismarck, como un “hobereau”, es decir, como un noble de escasos medios (hidalgo, decía el periódico español), ignorante, orgulloso, brutal y tiranuelo, como un noble prusiano “de los más obtusos a pesar de toda su astucia”, incapaz de comprender ningún gran movimiento histórico.
Hemos trabajado con el número del siete de mayo de 1886 de El Socialista.
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