Crisis social en Turquía, guerra en Kurdistán

Faruk Doru, integrante de la Asociación Amistad con Kurdistán, habló con Sudestada sobre los ataques militares que Turquía lanzó contra los kurdos de Irak.

Por Leandro Albani / Revista Sudestada

Una invasión por causas múltiples, cada una de ellas con el objetivo de destruir pueblos, saquear territorios e impulsar una ideología que oscila entre la derecha clásica y el fascismo. Así se pueden describir los actuales ataques militares que Turquía lanza desde hace años contra Bashur (Kurdistán iraquí), la zona del norte de Irak donde la guerrilla del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) tiene sus bases.

Esta definición se desprende del diálogo que Sudestada mantuvo con Faruk Doru, integrante de la Asociación Amistad con Kurdistán, con sede en Europa. Para el también integrante del amplio movimiento kurdo, el gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan utiliza varias justificaciones para los bombardeos masivos que tienen como blanco las montañas de Bashur y muchas aldeas que se encuentran desperdigadas por la zona.

Desde que comenzó esta serie de ataques el domingo 17 de abril, las Fuerzas de Defensa del Pueblo (HPG) y las Unidades de Mujeres Libres (YJA Star) –que conforman la insurgencia vinculada al PKK-, anunciaron que decenas de soldados turcos fueron ultimados. Desde las guerrillas kurdas también advirtieron que Turquía utiliza armas químicas contra la población, una denuncia que en los últimos tres años fue realizada en varias ocasiones por el PKK.

“Turquía vive una crisis política, económica y social muy fuerte –describe Doru-. La inflación es muy alta, la gente, incluida la clase media, no llegan a comprar sus víveres, ni siquiera pueden pagar el precio de la electricidad y el gas. Esta situación ha llevado a Turquía al borde de una explosión social. Una de las razones más importantes por la cual Erdogan lanzó este ataque al Kurdistán iraquí es para calmar a la opinión pública”.

Doru explica que para la política interna en Turquía, la invasión ordenada por Erdogan también busca paralizar a los partidos de oposición, sobre todo al Partido Republicano del Pueblo (CHP), la segunda fuerza electoral del país que intentaba distanciarse del Ejecutivo. “La oposición en Turquía, que iba creciendo y hablaba mucho del problema social, ahora dice que está totalmente con Erdogan contra los kurdos y contra el PKK”, resume el representante kurdo.

Entre las razones del actual ataque se encuentra un hecho histórico que el presidente turco quiere capitalizar: el denominado pacto Misak-ı Millî, aprobado por el Parlamento del Imperio Otomano el 12 de febrero de 1920 y que cuenta con seis artículos que se oponen a la disolución del Imperio Otomano, algo que igualmente ocurrió y le dio vida a la República de Turquía. Tanto el partido gobernante Justicia y Desarrollo (AKP) como su aliado, el Partido Acción Nacionalista (MHP), buscan revivir el esplendor otomano, algo que incluye extender sus fronteras a las que controlaba el viejo imperio. Entre esas zonas, se encuentra el entonces Valiato de Mosul, que incluye a Bashur. Al respecto, Doru señala que el AKP y el MHP “siempre han defendido llevar las fronteras de Turquía a las de antes de la Primera Guerra Mundial”. Por eso, “el gobierno turco ha dado luz verde para atacar la zona”, resume.

Pero al presidente Erdogan tampoco se le escapa que el año que viene en su país hay elecciones generales y su partido no tiene todas las de ganar. Esta faceta del ataque a Bashur, Doru la describe de forma sencilla: el mandatario “quiere provocar una oleada nacionalista y necesita una victoria” militar para capitalizar  votos. “Hoy en día, todas las encuestas demuestran que el partido de Erdogan no puede ganar las elecciones –remarca-. Las encuestas dan el 41 por ciento para los partidos en la oposición, 38 o 39 por ciento a Erdogan, y de 11 a 13 por ciento para el Partido Democrático de los Pueblos (HDP)”, que nuclea al movimiento kurdo, a otras minorías étnicas de Turquía y a sectores progresistas y de izquierda.

Fakur Doru

Un actor importante en la actual invasión turca a Bashur es el Partido Democrático de Kurdistán (PDK), que desde 2003 dirige el Gobierno Regional de Kurdistán (GRK) en Irak, una entidad semi-autónoma nacida tras la ocupación militar del país por parte de Estados Unidos. El PDK está encabezado por el poderoso clan Barzani, que representa a la burguesía kurda y al ya inexistente nacionalismo kurdo que, sin medias tintas, viró hace mucho tiempo a posiciones de derecha. Ante los ataques turcos, el PDK mantiene su alianza con Ankara y en muchas ocasiones pone a disposición de Erdogan a sus fuerzas militares, conocidas como los Peshmerga.

“La responsabilidad del PDK es muy fuerte porque siempre ha colaborado con el partido de Erdogan –asegura Doru-. Hay varias sociedades creadas entre las familias de Erdogan y de Barzani, hay negocio con el petróleo entre ambas regiones. Ahora, con la crisis de Ucrania, está el tema de llevar el gas del Kurdistán iraquí hacia Europa. Para todo este negocio, (Turquía y el PDK) necesitan controlar toda la región, donde están las fuerzas de resistencia del PKK y también las fuerzas de la UPK (Unión Patriótica de Kurdistán, que controla la región de Sulaymaniyah)”.

Doru detalla que al PDK le conviene el debilitamiento del PKK, por eso recibe el apoyo de Ankara. “No hay que olvidar que justo antes del ataque, el presidente del GRK, Masud Barzani, fue a reunirse en Turquía con Erdogan y con el servicio secreto (MIT). Lo más chocante es que debido esto ha creado protestas entre sus propios seguidores”. Desde las fuerzas vinculadas con el PKK, aseguran que en ese encuentro se decidieron los últimos detalles de la invasión que comenzó hace más de una semana.

Como última reflexión, Doru manifiesta que dentro de Turquía existe un rechazo grande a las políticas militaristas del gobierno. “En general, el movimiento por la paz es fuerte, pero mayoritariamente son los kurdos y la izquierda turca los que participan en estos actos por la paz”. Al mismo tiempo, Doru critica que la socialdemocracia turca, aglutinada alrededor del partido CHP, haya “dicho claramente que apoya en todos los niveles esta acción militar”. El representante kurdo además recuerda que el CHP apoyó las políticas represivas de Erdogan, con las cuales destituyó de sus puestos a decenas de alcaldes y alcaldesas kurdas, que habían sido elegidas democráticamente. “En Turquía, la socialdemocracia no está a favor de la paz”, finaliza Doru.

Mientras que el gobierno de Erdogan se presenta al mundo como un “mediador de peso” para acercar posiciones entre Rusia y Ucrania, en Bashur o en Rojava (Kurdistán sirio) sus fuerzas aéreas continúan con los bombardeos indiscriminados contra civiles. El poder que ostenta la Turquía de hoy es la clave para entender el silencio que cubre una invasión militar que nunca será televisada.

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