Fin del auxilio de emergencia en Brasil: 39 millones de personas quedarán sin protección social

El programa de emergencia llega a su fin, pero los efectos nocivos de la reducción de las políticas sociales, incluso antes de que termine la pandemia, y las condiciones socioeconómicas empeoradas por el impacto de Covid-19, no terminan.

Paola Carvalho – Esquerda Online

Estamos llegando al final del mes de octubre de 2021. Con el término del mes, tenemos la última cuota del auxilio de emergencia para 39 millones de brasileños. El programa de emergencia llega a su fin, pero los efectos nocivos de la reducción de las políticas sociales, incluso antes de que termine la pandemia, y las condiciones socioeconómicas empeoradas por el impacto de Covid-19, no terminan.

Estamos hablando de un país con 100 millones de personas que viven en inseguridad alimentaria y al menos 20 millones pasan hambre. Estamos hablando de un Brasil que tiene al menos 20 millones de desempleados y desanimados y en el que los trabajadores informales y los autónomos tienen dificultades para reconstruir sus espacios de trabajo con una alta inflación y sin incentivos gubernamentales.

Estamos hablando de una enorme fila de personas extremadamente pobres, que buscan comida en los camiones de basura y que intentan alimentarse con restos de huesos y patas de pollo. Siempre vale la pena recordar que ya hemos perdido más de 600.000 vidas.

No se puede improvisar con a protección social. La necesidad de ampliar los programas de garantía de ingresos ha quedado demostrada desde el inicio de la pandemia. Por eso la agenda de la renta básica universal está más de actualidad que nunca.

El techo de gasto, las exoneraciones tributarias regresivas e incluso el escándalo de las enmiendas parlamentarias, no servirán a nadie, ni siquiera a sus defensores, si dejamos para atrás a millones de familias despojadas de cualquier ingreso.

Sin embargo, nada es capaz de sensibilizar a un gobierno como el de Bolsonaro. El 9 de agosto de 2021, el presidente cometió la irresponsabilidad de firmar la medida provisional 1.061/2021, que pone fin al programa Bolsa Familia. En su lugar, presentó una propuesta que dista mucho de los requisitos mínimos necesarios en este momento, titulada Auxílio Brasil.

Es difícil aceptar que esta propuesta, cosida como está, sólo sirva a los beneficiarios de Bolsa Familia y a los que llevan años haciendo cola, pero excluya a los demás que fueron incluidos por la ayuda de emergencia.

El nuevo programa no tiene en cuenta el precio de los alimentos, ni los graves perjuicios que ha traído la pandemia -por ejemplo, las familias que han perdido a los miembros responsables de mantener el hogar-. Aún con este escenario, el gobierno ofrece un programa que trae una serie de supuestos beneficios, como la posibilidad de permitir la deducción de hasta el 30% del valor del beneficio para pagar deuda consignada. Al permitirlo, el gobierno autoriza y valida la posibilidad de endeudamiento de los beneficiarios.

Mucho más allá de esto, sus medidas refuerzan el prejuicio contra los más pobres y la idea de que la gente está en un estado de miseria por falta de esfuerzo.

El Auxilio Brasil propuesto es, de hecho, una Bolsa Elección, ya que el ajuste sólo será válido para el año 2022. Necesitamos un esfuerzo permanente para ampliar el Bolsa Familia. Sólo se atenderá a 17 millones de familias, lo que cubre el número actual de beneficiarios y la lista de espera anterior a la pandemia.

No tiene en cuenta el empobrecimiento de la población, las personas que no están en el Catastro Único, las nuevas composiciones familiares que se reconstituyeron incluso con las muertes que impactaron la realidad de innumerables familias.

Para ellos, poco importa que, lejos de las riquezas de Dubai, los miserables de Brasil compitan por restos de comida, patas de pollo, pescuezos, trozos de carne, engrosando las filas del hambre. Pero las urnas, el año que viene, sabrán dar respuesta a cada uno de los retos que a todos nos han impuesto Bolsonaro y sus secuaces y darán, sobre todo, una respuesta digna a la política populista que el intenta rescatar ofreciendo ayudas que durarán hasta diciembre de 2022.

* Paola Carvalho es la Directora de Relaciones Institucionales de la Red Brasileña de Renta Básica.

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