En procura de respetar lo pactado con la U.E., Túnez ha desplegado un importante dispositivo, de localización, persecución y expulsión de africanos.
Por Guadi Calvo | 13/05/2024
Al mismo ritmo que se profundizan las crisis económicas, de seguridad y climáticas, en la mayoría de los países africanos se acelera el flujo migratorio hacia los diversos puertos del Mediterráneo sur, para posteriormente pasar a Europa.
Los países europeos, responsables absolutos, junto a los Estados Unidos, de esta situación, solo han encontrado un método para contener estas “hordas”, según las definió el presidente tunecino Kaïs Saïed: sobornar a los gobiernos del Magreb, para que operen de gendarmería y así evitar que los refugiados, que no solo llegan de países africanos, sino también de Medio Oriente y Asía Central, para embarcarse a riesgo de todo y alcanzar las costas europeas.
Esta práctica ya la habían aplicado con bastante éxito con Turquía, cuándo en 2016, la Unión Europea (U. E.) le entregó más de seis mil millones de euros, para que el presidente Recep Erdogan, les hiciera el trabajo sucio, conteniendo el flujo que hizo posible que, a lo largo del 2015, llegaran a Europa, cerca de un millón de refugiados. (Ver: Turquía-Unión Europea: Juego de tahúres.)
Lo mismo, pero con mucho menos éxito e inversión, lo está haciendo con Egipto, Túnez, e incluso Libia, aunque en la antigua patria de Gaddafi se le hacen más difíciles las negociaciones, ya que son múltiples los poderes que tienen control de esos puertos.
Esta es una de las razones del porqué el rais egipcio, el general Abdel Fattah al-Sisi, se ha lanzado a la persecución y expulsión, de los cerca de quinientos mil sudaneses, que han llegado a su país, desde que comenzó la guerra civil en abril del 2023, y que, sin dudas, dadas la deplorable situación económica egipcia, la mayoría podría optar por continuar hacia Europa. (Ver: Sudaneses en Egipto, sin lugar para existir.)
Una situación similar vive Túnez, aunque, en su caso, las “hordas” a las que les ha declarado la guerra, el presidente Saïed, provienen en su mayoría de países de África occidental.
Según el propio Saïed, cómplices de un plan con el que se pretende modificar la identidad árabe-musulmana del país, basada en la controvertida hipótesis, del intelectual francés Renaud Camus, faro de la ultraderecha de su país, conocida como: Teoría del gran reemplazo, un libro de 2012, basada en la hipótesis de que la filtración de una determinada etnia o religión, en este caso justamente la árabe-musulmana…, señor Saïed, pueda cambiar de manera taxativa, la composición de un país, lo que más tarde, plasmaría en su novela Sumisión de 2015, otra “perlita” de la cultura francesa Michel Houellebecq, gran amigo de Renaud. Albert Londres, ¡Perdónalos, porque no saben lo que hacen! Algo similar a esto está intentando el Primer Ministro indio, Narendra Modi, con el trasladado masivo de hindúes, a Cachemira, un estado de mayoría musulmana.
En procura de respetar lo pactado con la U.E., Túnez ha desplegado un importante dispositivo, de localización, persecución y expulsión de africanos. Aprovechando las horas de la noche y madrugada para allanar campamentos, donde se encuentran refugiados, para enviarlos más allá de sus fronteras, tanto sea la libia, como la argelina.
Las operaciones nocturnas, fundamentalmente, tienen un objetivo, el de que no sean detectadas, por la prensa, ni por las diferentes asociaciones de derechos humanos que se han establecido en el país, para al menos poder denunciar los abusos gubernamentales.
En general, estas operaciones, se ejecutan, sin ningún tipo de chequeo de los casos a ejecutar y por fuera de cualquier marco legal, y por el único delito de ser negros y provenir de algún país africano, son expulsarlo sin más.
El pasado tres de mayo, policías asaltaron, el campamento de inmigrantes instalado frente a la sede de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), del distrito de Berges de Lac, en la capital del país, que a la intemperie esperaban la apertura de la agencia, para que les facilite la vuelta a sus países de origen.
Las autoridades, de inmediato, trasladaron a cerca de un centenar de detenidos, a la desértica frontera libia, donde fueron finalmente abandonados, después de haberles requisado, pertenencias, dinero y principalmente sus teléfonos, para borrar cualquier prueba de los traslados compulsivos.
Operaciones similares, también se dan en la ciudad de Sfax, cuya condición portuaria ha atraído muchos más refugiados. Convirtiéndose en el epicentro dela crisis migratoria tunecina. (Ver: Túnez, naufragios en el mar y en la arena.) Sfax, es la segunda ciudad más grande del país, a donde han llegado, a través de Argelia y Libia, miles de refugiados, con la única voluntad de continuar su camino a Europa.
Recién el pasado seis de mayo, en el trascurso de una reunión del consejo de seguridad, el presidente Saïed, reconoció, por primera vez, las expulsiones masivas de refugiados africanos, a la frontera libia.
A pesar de que el presidente Saïed, cumple a la perfección su rol de perro cancerbero, sus amos no están respondiendo en tiempo y forma, ya que, entre las promesas de la Unión Europea, para la aplicación de las medidas de limitar la migración irregular, fortalecer al país magrebí, para cumplir su misión, se había establecido un plan en 2023, de reacondicionamiento de su flota, y el aporte de unos mil cien millones de dólares, los que hasta ahora no han llegado, para apuntalar golpeada economía de Túnez.
Búsqueda, Captura y expulsión
En su discurso del lunes, el presidente Saïed criticó a las asociaciones que “reciben enormes sumas de dinero del extranjero”. Argumentado que: “no hay lugar para asociaciones que puedan sustituir al Estado”, además de calificar a sus dirigentes de: “traidores y agentes”.
Más allá de sus diatribas e, intentando ocultar sus maniobras el gobierno tunecino ha comenzado también a reprimir a las organizaciones civiles como Mnemty, una asociación de lucha contra la discriminación racial, cuya presidenta Saadia Mosbah, fue detenida el pasado seis de mayo, bajo una ley que reprime la actividad terrorista y el blanqueo de dinero.
Otras de las organizaciones, pro refugiados también han sido atacadas por el régimen, como Terre d’Asile Tunisie, una entidad asociada a Francia Terre d’Asile, cuya exdirectora Sherifa Riahi también ha sido detenida el pasado día siete, y sus oficinas de las ciudades de Túnez y Sfax, fueron allanadas, bajo el mismo pretexto, invocado en el caso de Mnemty. En el caso de las detenciones, del presidente y el vicepresidente del Consejo Tunecino para los Refugiados (CTR) se los acusa de “asociaciones delictivas con el objetivo de ayudar a las personas a acceder al territorio tunecino”.
Más allá de la persecución, las torturas, existen denuncia de violaciones, golpes e incluso rociar con plástico ardiendo el cuerpo de algunos detenidos, a lo que se le agrega el robo, para la posterior expulsión por parte de las autoridades tunecinas, la llegada de más refugiados, continúan de manera incontenible. A estas últimas oleadas se le han sumado miles sudaneses que escapan de la guerra.
Cientos de refugiados y solicitantes de asilo, sin importar el sexo, ni la edad, apenas son apresados, son subidos a autobuses con destino a las fronteras con Argelia o Libia.
Con la última gran operación de búsqueda, captura y expulsión, del pasado día siete, fueron abandonados cerca de cuatrocientos migrantes provenientes de África subsahariana en la frontera con Libia, como lo informó el propio Saïed, argumentado que había chequeado personalmente un documento que demostraba que uno seis millones y medio de dólares habían sido girados a un solo centro de inmigrantes en la provincia de Sfax, de manera irregular. Lo que abonaría, en el caso de ser cierto, su paranoia respecto a los planes anti tunecinos, alentada por la Teoría del gran reemplazo.
Respecto a los cuatrocientos expulsados anunciados por Saïed, no especificó exactamente en qué lugar de la frontera fueron abandonados. Además, el presidente tunecino reclamó, a los países del Magreb (Marruecos, Argelia, Libia, aunque también a Egipto, aunque estrictamente no es considerado un país magrebí) asuman su responsabilidad en la cuestión de la migración irregular.
Mientras los activistas tunecinos, junto a grupos de derechos humanos, protestaron contra de las políticas migratorias del gobierno, en importantes manifestaciones en diferentes ciudades del país, denunciando las políticas represivas y salvajes de Saïed, parecen haberse incrementado, después de la visita oficial de la nueva estrella del fascismo la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, con quien firmaron tres acuerdos para fortalecer la capacidad del pequeño cancerbero de Europa.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.
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