La Nakba no es un momento fosilizado de un trauma histórico, sino una catástrofe ininterrumpida, un neocolonialismo continuo que sigue desplazando a los palestinos que han conseguido conservar sus tierras e impidiendo el regreso de los expulsados.
las imágenes transmitidas por Al Jazeera mostraban a dolientes pacíficos, incluidos los portadores de ataúdes, siendo atacados sin signos de provocación.
si la devastación es visible desde el cielo, no lo es tanto en los pequeños que sufren esta larga ocupación, como Tuka que nos dice “Tengo nueve años y he vivido tres guerras”.
¿Una investigación independiente en Israel, dónde los derechos de los palestinos son vulnerados cada día, dónde son encarcelados y asesinados incluso niños, donde el derecho internacional no existe, y se pasan por el forro hasta las resoluciones de la ONU?.
Son los hijos de este pueblo oprimido, expulsado de su tierra, privado del derecho de autodeterminación, aquéllos a quien hasta hoy se ha impedido luchar por liberar a Palestina.
Bajo el sistema capitalista, lo simbólico adquiere dimensiones con características específicas, de ahí que, para el sionismo, en particular, es un derecho soberano curiosamente secular que utiliza para dominar aquellos territorios.